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De Frente - Cimarroneros

De Frente - Cimarroneros
Por Oscar Medina Gómez *

He asistido, religiosamente, a por lo menos 23 versiones del Torneo Internacional de Contrapunteo y Voz Recia El Cimarrón de Oro, que se realiza en Yopal desde hace tres décadas. La Junta Directiva siempre ha tenido a bien invitarme, gesto que agradezco públicamente a tan amable y querido grupo de amigos. Justamente, acabo de asistir a la celebración del 30 aniversario del Cimarrón de Oro, donde las directivas aprovecharon esa excusa para realizar el cuarto Cimarrón de Cimarrones, una competencia especial donde sólo compiten los ganadores colombianos y venezolanos de años anteriores.

La segunda noche -donde se presentó Luis Silva como invitado especial-, en honor a la verdad verdadera fue todo un exitazo. Con su voz aflautada y romántica–ingredientes que les encanta a las mujeres, sobre todo- “El barinés de oro” demostró sobradamente por qué sigue siendo uno de los mejores y más reconocidos intérpretes de la tradicional música folclórica de la llanura colombo-venezolana.

Las 10 mil -posiblemente 12 mil- almas que colmaron las instalaciones del Parque El Resurgimiento esperaron ansiosas su aparición en el escenario.

Pasadas las 2 de la madrugada del sábado 15 de diciembre, cuando salió -con una puesta en escena de parejas bailando vistosamente joropo y luces multicolores cuidadosa y profesionalmente montadas- la ovación para la estrella santaroseña fue estremecedora. Merecida, desde luego, para todo un señor y caballero de nuestra música llanera, quien en cada interpretación puso su sello inconfundible de talento y a su vez de respeto por su fanaticada.

Miles de gargantas -aderezadas ya con buenos palos de aguardiente y wiski- tararearon a rabiar “Enfermo de amor”, “Enamorado de ti”, “El barines”, “Ella o él”, “La diosa y el pecador” y “Como no voy a decirlo”, entre las que me acuerdo. Esta última canción fue causante de una especie de tsunami musical. Estremeció hasta los cimientos a la ciudad. Como se esperaba, movió las fibras del alma y del sentimiento de un público agradecido desde hace más de tres décadas con el legado artístico de don Luis Silva.

Espectáculos como este son de los buenos, entre muchos otros, que nos ha dado para nuestro goce El Cimarrón de Oro. Sin ocultar que también ha habido lunares. Claro. Propios e inevitables en cualquier festival internacional de tradición, que se respete.

No obstante la lucha que han tenido que dar sus creadores año tras año, el Cimarrón sigue con su voz más recia y su contrapunteo más “peliao” que nunca. Lucha sobre todo por el tema de los recursos económicos necesarios para su organización. Es, por ejemplo, altamente censurable que Pablo Rivera –actual Presidente de la Junta Directiva- igual que sus antecesores en el cargo, tenga que limosnear apoyos ante los gobiernos de turno. Arrodillarse y quitarse el sombrero ante alcaldes engreídos y gobernadores insensatos.

Que, por su miopía cultural, no ven la trascendencia y fuerza que tiene apoyar sin condicionamientos este tipo de expresiones folclóricas. Máxime cuando, como en este caso, El Cimarrón es reconocida unánimemente por ignorantes y expertos como el mejor de su género en las dos repúblicas.

La versión de este año contó, eso sí, con el denodado apoyo del gobernador Alirio Barrera y de la senadora Amanda Rocío Gonzáles. Los dos trajeron, subieron a la tarima cimarronera y comprometieron a la Ministra de Cultura Carmen Vásquez. Públicamente, ante miles de asistentes, ella empeñó su palabra para apoyar con recursos los cimarrones venideros. Es que quedó literalmente “preñada” del Cimarrón. De la riqueza cultural, folclor y tradiciones que anidan en esta “tierra sin turupes”, como poéticamente le dice nuestro “Cholo” Valderrama a la pampa colombo-venezolana.

Desde mi trinchera periodística también he puesto mi voluntad y apoyo para El Cimarrón de Oro. Hace varios años, por ejemplo, traje al evento al excanciller Rodrigo Pardo, y a la periodista Marianne Ponsford, fundadora y directora de Arcadia, de lejos la mejor revista cultural del país. Ambos también se emocionaron visceralmente con lo que vieron. El uno comentó el evento en su círculo de altas personalidades del poder. La otra publicó un tremendo e ilustrado reportaje en Arcadia, con crónicas y entrevistas de gran impacto. En otra oportunidad, si mal no recuerdo, escribí una crónica que fue publicada en la Revista Semana.

A los fundadores del Cimarrón de Oro –a quienes, repito, debemos reconocer su tenacidad por la continuidad del evento- también le caben pecados. Que hace años están en mora de enmendar. Pecados como la falta de visión empresarial para promocionar el certamen en el circuito nacional de los grandes espectáculos culturales. Que, sin duda, lo tendrían hoy en la agenda turística anual que acaparan certámenes como el Festival de la Leyenda Vallenata en Valledupar, el Festival del Mono Nuñez en Ginebra, el Petronio Álvarez en Cali, o el Festival Nacional del Porro en San Pelayo. A su vez, deben mejorar sus relaciones con la prensa regional. No se ve, digamos, que la Junta del Cimarrón ofrezca una cena o un almuerzo a los comunicadores para contar detalles y pormenores del Festival. Para acercarlos más.

A la mediana y gran empresa privada que tenemos en Casanare también le meto su puñetazo. No sólo a la industria petrolera –donde por años fue Equión la gran patrocinadora del Festival-, sino a otros sectores de la producción. Sobre todo, las compañías de obras civiles, que anualmente firman contratos multimillonarios con el gobierno.

El “Cholo” Valderrama, Esperanza Lemus, el “Cachi” Ortegón, Pedro Nel Calderón, Pedro León Chaparro, Jorge Prieto, Edilberto Pérez (QEPD) y Mauricio Naranjo (QEPD) los fundadores del Cimarrón de Oro en 1989. A Pablo Rivera, Jairo Agudelo “Babo negro”, Raúl Miranda “el Pinta”. Pedro Gaitán “Güire”, José Luis Silva, Flavio Vega, Raúl Yeraldo y Miguel Barón, Reimy García, quienes se sumaron a la causa.

A las “madrinas del Cimarrón”, Doris Mariela Sánchez, “la Negra” Alba Leonor Pulido, Yolanda Vargas, Aura Clelia Reina, Jenny Archila, Lolita Fonseca, Camelia Salamanca, Berenice Fonseca… a las personas que no nombro, pido me disculpen.

A todos y todas, un cerrado y sonoro ¡Gracias! Que nuestro Cimarrón de oro siga brioso y pitando con fuerza retumbante e incansable en la Patria llanera. Digo yo.

*Periodista


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