Edwin Caicedo/Redactor Medioambiente eltiempo.com
Según cifras de la Fundación Cunaguaro, cada día en promedio son atropellados cinco osos palmeros en las carreteras de Casanare, sin embargo, esta no es la mayor amenaza que tiene en jaque a estos animales.
Los osos palmeros, que son un tipo de oso hormiguero, están bajo la categoría de “vulnerables” a la extinción según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza y en los últimos 10 años sus poblaciones han disminuido en un 30 por ciento.
En Casanare, donde se encuentran las poblaciones mejor conservadas de la especie, mueren unos 1.500 por año al ser atropellados. Los palmeros, que pueden llegar a pesar cuarenta kilos y a medir hasta 2,2 metros, son animales lentos, con mala visión y que además salen a alimentarse entre las 4 y 6 de la mañana; y las 6 y 8 de la noche, horas de poca visibilidad que hacen que, aun cuando se respetan los límites de velocidad, a los conductores les resulta difícil reaccionar al encontrarse un palmero en la vía, según César Rojano, director científico de la Fundación Cunaguaro.
Arroceros enemigos
Para el cultivo de arroz se usan 32 agroquímicos de categoría 3, es decir altamente tóxicos que se usan para la producción a mayor o menor escala, es decir no todos se usan al mismo volumen.
Por eso Rojano, junto con otros 14 expertos de la organización, trabajan actualmente en su estudio para enfrentar no solo los atropellamientos, sino también la mayor amenaza que estos padecen: el cambio en el uso de suelo para desarrollar actividades agrícolas, en la mayoría de los casos la siembra de cultivos extensivos de arroz. Los arrozales afectan a los palmeros de diferentes maneras. La principal es porque transforman los pastizales nativos donde estos animales se alimentan y se refugian.
Esto podría disminuir la disponibilidad de hormigas y termitas en el ecosistema, dado que suelen ser suelos anegados, donde los insectos no pueden sobrevivir, y por ende el palmero, que consume hasta 30.000 insectos diarios, podría requerir más área para encontrar qué comer. Lo mismo sucede con sus refugios, que según estudios de Cunaguaro disminuyen a medida que el hábitat se usa de forma intensiva. En Casanare, el problema se agudiza porque el departamento se convirtió en el mayor productor de arroz en el país, con más de 300.000 hectáreas sembradas.
Los osos palmeros no tienen dientes; para comer usan su lengua de hasta 60 cm que tiene una saliva espesa y pegajosa con la cual capturan insectos.
Las hormigas y las termitas cumplen un papel muy importante en los ecosistemas: transportan hojas, consumen nitritos del suelo y viven en los arrozales; y si el oso palmero se está alimentando de estos, ¿qué podría estar pasando? ¿están consumiendo esos agroquímicos? ¿qué efectos tiene sobre su reproducción y salud, incluso cómo eso se convierte en un problema de salud pública? Porque si ellos que viven allí llegan a tener esos problemas es probable que las personas que viven en estas zonas y trabajan en los arrozales pudieran estar también expuestos a estos componentes que son altamente tóxicos”, destaca Rojano.
Por eso, desde el año pasado la Fundación Cunaguaro trabaja en capturar y estudiar 30 osos palmeros para conocer cómo podría estar afectándoles la creciente actividad agrícola en el departamento y qué impacto podría estar teniendo sobre ellos. A pesar de su representatividad y reconocimiento, en el país se sabe muy poco de la mayoría de hormigueros. Cunaguaro ha sido una de las organizaciones que más producción científica ha desarrollado de estos animales, sin embargo, hacerlo no es sencillo.
En el caso de los palmeros su captura para estudiarlos está limitada por distintos factores: sus abundancias poblacionales son bajas en el ambiente natural; no caen en trampas; son muy sensibles a los cambios de temperatura, entonces solo pueden ser capturados muy temprano en la mañana o al final del día, luego de ser buscados y rastreados por grandes extensiones de tierra. Hasta ahora, Rojano y el equipo de Cunaguaro han logrado capturar apenas a tres.
Pero, para proteger a los palmeros, según explica Rojano, el objetivo es buscar soluciones sostenibles que tengan en cuenta a los animales pero también a los humanos. En ese sentido si bien se sabe que los cultivos de arroz son una gran amenaza para la conservación y supervivencia de estos, el objetivo de Cunaguaro no es que se prohíba la agricultura, sino que, en cambio, los arroceros puedan desarrollar de manera sostenible su actividad y puedan así convivir con los palmeros.
Ese reto no es algo nuevo para Cunaguaro. Gracias a su trabajo durante la última década la Concesionaria vial del Oriente (Covioriente) ha instalado 30 pasos elevados de fauna para evitar atropellamientos en distintas zonas de las vías del Casanare. Ahora la idea es instalar 30 más, pero subterráneos, para que por allí puedan atravesar los palmeros sin riesgo de ser atropellados. Además han realizado un trabajo de sensibilización de conductores y de concientización en las poblaciones cercanas para que niños, adultos, campesinos, petroleros, y todos entiendan la importancia de cuidar el palmero.
“Nosotros justo ahora estamos trabajando con algunos agricultores para ver cómo funciona la dinámica de la producción de arroz y ver qué medidas se pueden proponer de mejores prácticas productivas. Hacia eso está pensado todo este proyecto, lo que se busca es que los arroceros puedan mejorar sus prácticas productivas, que no todas son negativas pero algunas generan impactos sobre la biodiversidad; para que ese impacto se reduzca pero el arroz siga produciéndose, porque lo necesitamos. Todos comemos arroz todos los días. Colombia no va a dejar de producir arroz. La idea es pensar en cómo producirlo de una forma más amigable con la biodiversidad y el oso palmero es una especie bandera en ese sentido porque es la única especie amenazada que hemos encontrado viviendo en arrozales, entonces chévere que se convierta en ese ícono de producción responsable de arroz”, señaló Rojano.