Prensa Ejército Nacional

Como respuesta a la amenaza terrorista que se había ensañado sobre los departamentos del Meta, Caquetá y Guaviare, por parte del Bloque Oriental y apoyada por el Bloque Sur de las Farc; el nueve de diciembre del 2003, se activó por disposición ministerial una de las unidades elites de las Fuerzas Militares, conocida desde entonces como Fuerza de Tarea Conjunta Omega.

Omega sería la primera unidad militar del país en implementar el modelo de doctrina conjunta, para lo cual contaría con el apoyo de cinco Brigadas Móviles del Ejército Nacional, una Fuerza de Tarea Fluvial de la Infantería de Marina y un Componente Aéreo integrado por efectivos de la Fuerza Aérea, sumado a la fortalecida Aviación del Ejército Nacional, en total: 15.000 hombres entre soldados, infantes de marina y aviadores, dispuestos a recuperar 75.000 kilómetros cuadrados de territorio nacional, invadidos por la subversión.

Luego de la campaña “Libertad 1” de 2002, el Ejército logró replegar 19 estructuras de las Farc que avanzaban estratégicamente sobre el departamento de Cundinamarca, para asediar la capital del País.

Al no lograr su cometido, la Cordillera Oriental y las antiguas “zonas de confort” se convirtieron en la retaguardia estratégica del Bloque Oriental de las Farc, que a la fecha contaban con 50 estructuras terroristas en los niveles de frentes, columnas y compañías móviles, además de estar fortalecidas por los dineros producto de los secuestros, el narcotráfico, aunada a la denominada “zona de distención”, que para principios del 2003 le permitió a la subversión contar con un máximo de 9.600 guerrilleros, integrados entre hombres en armas y milicianos, hoy, estos últimos llamados Redes de Apoyo al Terrorismo (RAT).

Son muchas las historias de terror que aun hacen mella en los pobladores más antiguos de los municipios Uribe, Mesetas, Vista Hermosa, Puerto Rico y La Macarena (Meta), San José del Guaviare, El Retorno y Calamar (Guaviare), San Vicente del Caguán, Cartagena del Chaira y Solano (Caquetá), quienes lograron sobrevivir las barbaridades que cometían las Farc antes de la llegada de la Fuerza de Tarea Conjunta Omega al Teatro Operacional.

Allí el extinto comandante del bloque oriental, Víctor Julio Suarez alias ‘El Mono Jojoy’, era quien imponía las normas, que se debían cumplir a cualquier precio, dentro de estas tristemente sobresalen por su crueldad, la prohibición de derechos fundamentales como el libre albedrio, la constante violación a los derechos de los niños y niñas, al aseverar que un menor de 14 años era un combatiente apto para la lucha guerrillera, sumado al decreto de educar solo a los menores que en futuro le pudieran representar a la organización narcotraficante y terrorista de las Farc, un apoyo en el fortalecimiento en su ideología, al igual que los constantes desplazamientos forzados que sufrían los campesinos dueños de tierras.

Desde el inicio de operaciones militares en diciembre de 2003, la Fuerza de Tarea Conjunta Omega, marcó un hito en la historia militar de Colombia. La entrega y el valor de miles de hombres y mujeres comprometidos con la recuperación de la seguridad en estos tres departamentos, permitió la desarticulación de 26 estructuras terroristas así como el desplazamiento de otras siete hacia otros departamentos producto de la constante ofensiva militar que obligó a las Farc a retirar sus hombres para dificultar su ubicación, logrando una reducción del 76% en esta estructura terrorista representada en una disminución de 7.387 subversivos entre muertos en desarrollo de operaciones militares, capturados y desmovilizados.

Dentro de las estructuras desarticuladas se encuentran los frentes 42, 64, 22, ‘Policarpa Salavarrieta’, ‘Abelardo Romero’, ‘Reinaldo Cuellar’, ‘Frente Esteban Ramírez’, ‘Antonio Nariño’, la Columna móvil ‘Luis Pardo Leal’, así como las compañías ‘Ismael Ayala’, ‘Juan José Rondón’, ‘Octavio Suárez Briceño’, ‘Marquetalia’, ‘Judith Rondón’, ‘Darío Bonilla’ y ‘Yerminson Ruiz’.

Sumadas a otras siete estructuras del Bloque Sur que fueron agregadas al Bloque Oriental para fortalecer las acciones terroristas en la jurisdicción, pero que gracias a la acción oportuna de las tropas fueron desarticuladas, estas son: las compañías ‘Timanco’, ‘Héctor Ramírez’, ‘Yesid Ortiz’, ‘Julián Ramírez’, ‘seguridad de secuestrados’, ‘unidad mixta’ y ‘una comisión de taller’ encargada de la construcción y reparación de armas de fuego artesanales.

En consecuencia, los distintos planes terroristas del Bloque Oriental de las Farc han logrado ser neutralizados de forma efectiva y prolongada, como lo reconocen diferentes fuentes y registrados en distintos documentos internos de carácter secreto donde afirman que “las Fuerzas Militares le han neutralizado todas las estrategias que hasta el momento han empleado en sus intentos de retorno a Cundinamarca”, logrando un impacto irreversible en la recuperación de las Farc.

Operaciones exitosas como ‘Místico’ en 2004, ‘Felino’ 2005, ‘Año Nuevo’ 2006, ‘Coreguaje’ 2007, ‘Sansón’ 2008, ‘Júpiter’ 2009, ‘Sodoma’ en 2010 donde resultaría neutralizado el cabecilla máximo del Bloque Oriental Víctor Julio Suarez alias el ‘Mono Jojoy’, ‘Nazaret’ 2011, ‘Armagedón’ 2012, donde resultaron muertos en desarrollo de operaciones militares, 36 terroristas, entre los que se encontraban siete cabecillas de primer nivel, 18 cabecillas de cuarto nivel y cuatro de quinto nivel.

Finalmente el más reciente golpe asestado contra las estructuras del Bloque Oriental; la operación ‘Justicia’ donde se logró neutralizar en desarrollo de operaciones militares cinco integrantes del frente 27 de las Farc, así como la desmovilización de otro, quienes estarían directamente implicados en los recientes atentados contra la infraestructura vial y energética entre los departamentos del Meta y Guaviare, ocurridas entre Abril y Junio del presente año.

Sin embargo, no todas han sido victorias, en lo corrido de los últimos 11 años, la lucha contra el accionar terrorista de las Farc ha dejado como saldo cientos de militares muertos y amputados producto del uso indiscriminado de artefactos explosivos de fabricación casera, que no solo afectan a los uniformados, sino que atentan contra la población civil y sus bienes semovientes, siendo estos últimos los que con mayor frecuencia activan accidentalmente las ‘minas antipersonales’ instadas por las diferentes estructuras terroristas que buscan retrasar de una u otra forma el avance de las tropas que hacen presencia en la jurisdicción.

Situaciones que no han sido un impedimento para lograr la consolidación y el posicionamiento de las tropas en antiguos sectores considerados ‘santuarios de las Farc’, permitiendo la entrada en funcionamiento de la acción integral de las Fuerzas Militares, representada por la Fuerza de Tarea Conjunta Omega, quien de la mano con el gobierno nacional inician una fuerte inversión social, siendo este el eje de la reconstrucción, destinando recursos con los que se han construido y están en proceso obras de infraestructura (escuelas, carreteras, entre otros) que las administraciones locales podrían haber construido solo después de 20 años de ahorro.

Así mismo, los recursos del Plan de Consolidación Integral, están orientados al mantenimiento y conservación de la red vial terciaria de los municipios, integrando otras áreas como educación, salud y electrificación. Una de las principales obras de este proyecto es la vía que comunicará a La Macarena con San José del Guaviare, a cargo de ingenieros militares, al igual que la interconexión eléctrica San Vicente – La Macarena, lo cual muy pronto será una realidad.

Sumado a las constantes jornadas de apoyo al desarrollo que las unidades operativas menores adscritas a la OMEGA desarrollan en toda la jurisdicción, beneficiando anualmente un promedio de 10.000 habitantes en veredas, centros poblados y caseríos apartados de la geografía colombiana.

Hoy, luego de 4.000 días de trabajo articulado, entre soldados, infantes de marina, policías y aviadores, ha permitido elevar la confianza inversionista, al igual que la reconstrucción del tejido social en 106.000 kilómetros de territorio nacional, donde hombres vestidos de honor continuarán sumando esfuerzos para propiciar las condiciones necesarias para el desarrollo social, económico y cultural de los pueblos en el suroriente colombiano.