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De Frente - La Patria o el terrorismo

De Frente - La Patria o el terrorismo
Por Oscar Medina Gómez*

Stiven Prada, Diego Alejandro Pérez, Diego Molina, Alan Bayona, Cristian Maquilón, Alfonso Mosquera… hasta el momento van 21 muertos. Hay otros 7 heridos en estado muy grave. Y otras 64 personas más que también están lesionados y presentan heridas de consideración.

Los muertos eran más que nombres. Eran jóvenes estudiantes, de entre 17 y 21 años. Llenos de vida, de proyectos, de ganas, de sueños por hacer grande este país. Hombres y mujeres con familias. Con padres luchadores que con gran esfuerzo los estaban apoyando para salir adelante. Con hermanos orgullosos que los esperaban en vacaciones, ansiosos para compartir historias. Con novias y novios deseosos de formar un hogar. Con amigos de infancia y juventud, que también querían seguir sus pasos.

Todos los muertos y la mayoría de los heridos eran estudiantes en la Escuela de Cadetes General Francisco de Paula Santander, al sur de Bogotá. Al momento de ser brutalmente asesinados por el carro-bomba que los terroristas del Ejército de Liberación Nacional, ELN, explotaron en esa sede de formación académico-militar, la única arma que portaban era su uniforme y los inmensos deseos de vivir para cristalizar sus sueños.

En el último año y en apenas 5 meses que lleva Ivan Duque como presidente de la República, el ELN ha sido causante de voladuras de oleoductos y gasoductos –afectando gravemente el medio ambiente-, bombas en estaciones de policía, centros comerciales, negocios comerciales y un sinfín de atrocidades. Más, claro, los secuestros y extorsiones que a diario comete esa bandola.

Y eso que dizque aun los elenos estaban inmersos en los diálogos de paz que dejó montados –amañados perversamente para la impunidad de los criminales de rojo y negro- el expresidente Juan Manuel Santos. Conversaciones que, ¡oh sorpresa! tenían como sede permanente a La Habana. Y que el Presidente Duque había suspendido, precisamente por estar copiadas del libreto que hoy están llevando al fracaso al acuerdo de paz con los igualmente asquerosos terroristas de las FARC.

Con el ahora decretado rompimiento total de esos diálogos el Presidente Iván Duque tiene el respaldo no sólo de 50 millones de colombianos. Muchos millones más de ciudadanos del mundo lo apoyan. Donde se encuentre sus cabecillas –tomando whisky y teniendo sexo con prostitutas en lujosos hoteles de La Habana y Caracas, o de pronto en un cambuche del monte- hay que capturarlos. Y a las cuadrillas que siguen delinquiendo en el territorio patrio, es urgente combatirlas, neutralizarlas y eliminarlas.

La lista de los terroristas cabecillas del ELN la conocemos. Está conformada por los conocidos alias “gabino”, “pablo beltrán”, “antonio garcía”, “ramiro vargas”, “pablito”, “aureliano carbonell”, “gustavo martinez”, “consuelo tapias”, “isabel torres” “silvana guerrero”, “vivian Henao”, “tomas garcia”, “alirio sepulveda y “oscar serrano”. Señor Presidente: usted está en la obligación constitucional, moral, de respeto y de autoridad con el pueblo colombiano de atraparlos y meterlos a la cárcel para siempre. Para que paguen en algo sus delitos atroces. Si se resisten ¡hay que darlos de baja! ¡Sin piedad! Así como esas sabandijas jamás la han tenido con sus víctimas. Sabio es el refrán popular: “muerto el perro se acaba la sarna”.

Sí: tener miedo es una sensación o sentir natural en el ser humano. Como el hambre, la sed, el sueño, la lujuria. Pero no podemos tenerle miedo al terrorismo ni a los terroristas. Hay que pasar por encima del miedo que nos quieren meter los terroristas. Arrollarlos y combatirlos de frente y sin tregua. Llámense como se llamen: FARC, ELN, EPL, BACRIM, grupos disidentes, residuales…a todos hay que enfrentarlos y derrotarlos. ¡Jamás podemos tenerlos miedo! Si eso ocurre, Señor Presidente, todos, encabezados por usted, seriamos responsables del arrodillamiento, de la claudicación de valores y derechos supremos de la Patria como la libertad, la autoridad y las leyes legítimamente constituidas.

Este demencial hecho terrorista no se puede quedar apenas en marchas de solidaridad, de respaldo, de afecto, de unión emocional con las familias de las víctimas Tampoco en abrazatones y toneladas de flores en el lugar del atentado y parecidas muestras de cariño a los miembros de la Policía Nacional. Lo que tiene que hacerse es poner a andar, con todo rigor y poderío, la autoridad y fuerza legal de las armas.

Y con países cómplices de los terroristas del ELN y de las FARC, como Venezuela y Cuba, pues romper relaciones inmediatamente. En Venezuela, por ejemplo, sabemos que en por lo menos 15 estados –Apure, Barinas, Mérida, Zulia, Táchira, Guárico, Cojedes, Portuguesa, Bolívar…- actualmente se adoctrinan centenares de nuevos militantes, de los dos países. Para fortalecer la fracasada revolución bolivariana del siglo XXI y desestabilizar a Colombia. Y en Cuba, los Castro y sus secuaces le dan atención de reyes y reinas a los bandoleros terroristas que allí llegan: que me desmientan los alias “timochenko”, “ivan marquez”, “gabino” , “pablo beltrán”, “tanja la holandesa”, “pablo catatumbo” y “pastor alape”, entre otros.

Es que el ELN está abiertamente apoyado y financiado por los narco-criminales Nicolás Maduro, Diosdado Cabello y el Ministro de Defensa venezolano Vladimir Padrino. Lo hacen y pregonan sin ruborizarse. Sargentos, capitanes, tenientes, coroneles y generales de la Guardia Nacional Bolivariana están untados en este apoyo al terrorismo. El narcogobierno venezolano, por lo tanto, es cómplice y coautor de los asesinatos, extorsiones, secuestros y bombas que la bandola elena comete a diario. Y, desde luego, de las muertes, heridos, mutilados y destrozos causados. Lo mismo que del dolor y la sangre derramada en hechos como el de la General Santander el pasado jueves 18 de enero.

Señor Presidente: actúe conforme a la investidura que usted encarna. Pulverice a los terroristas. Colombia, los colombianos y el mundo se lo agradeceremos infinitamente. Digo yo.

*Periodista


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