El 30 de enero de 1948 fue asesinado el líder Mahatma Gandhi, nacido en la India, la figura más representativa de la filosofía pacifista del siglo XIX. A raíz de la conmemoración de este lamentable acontecimiento, en 1964, el poeta español Llorenc Vidal creó el “Día de la no violencia y la paz”, como una forma de no olvidar el ejemplo de Gandhi y de institucionalizar en los planteles educativos una educación que incentive en los jóvenes una cultura basada en los valores de la tolerancia, la paz y el respeto a la dignidad humana.
Gandhi dejó a la humanidad un valioso legado al afirmar que los seres humanos, independientemente de su raza, religión, ideología política, nacionalidad o situación económica, merecen igual respeto y un trato digno. Así mismo, enseñó que los cambios y las luchas que se quieran emprender pueden lograrse a través del diálogo y del respeto hacia los otros.
Lo más representativo del pensamiento de Mahatma Gandhi consistió en hacer notar que a través de la resistencia pacífica y la no violencia las personas pueden resolver sus conflictos y hacer respetar sus derechos.
Este fue el método pacifista que Mahatma Gandhi practicó para lograr sus metas y objetivos, incluyendo la independencia de su país, hasta entonces bajo el dominio del imperio británico, enviando de este modo un mensaje a la humanidad de que los grandes cambios políticos y sociales pueden darse sin necesidad de recurrir a actos violentos.
Un día muy especial para la enseñanza, la reflexión y la práctica de los derechos humanos El día de la no violencia y la paz, las escuelas deberían reiterar a sus alumnos la importancia de enfrentar los diferentes conflictos a través del diálogo, la participación, la persuasión y la apropiación de valores y principios que reconozcan a cada persona en su singularidad, en lugar de imponerse por la fuerza o la violencia física, psicológica o verbal, señaló la Defensoría del Pueblo Regional Casanare en un comunicado.
La resolución de conflictos a través de medios pacíficos se afianza en un entorno de democracia, a la vez que la enriquece. Es en este contexto, que la educación se sustenta en los valores de respeto hacia la libertad, la igualdad y el respeto por los demás. Única vía posible, para que las futuras generaciones puedan vivir en un mundo en paz, en el que se garanticen la dignidad y los derechos humanos.
Esta celebración es, por tanto, una oportunidad más de contribuir a que los centros educativos se conviertan en instrumentos de paz y entendimiento entre personas de distinta formación, raza, cultura y religión. No hemos de olvidar que la escuela es un reflejo de una sociedad con la que comparte defectos, pero en ella también se educa para la vida y se busca desarrollar en los estudiantes las capacidades y competencias necesarias para una participación social activa.
Por todo ello, hemos de contribuir, a través de la educación, a la concienciación de todos en la construcción de un mundo mejor, un mundo más justo y más humano que permita que todos los individuos tengan la misma oportunidad de desarrollar plenamente sus facultades en el seno de una sociedad democrática, libre, justa, responsable y en paz.