Durante su visita el viernes a Yopal, a un evento para hablar de posconflicto con miembros de las fuerzas militares, el senador Antonio Navarro Wolff dijo que el efecto de la firma del Acuerdo con las FARC no va ser tan grande en Casanare como en Caquetá o en el Putumayo, por ejemplo, porque la presencia de dicho grupo armado en el Departamento es mucho menor que en esos territorios.
Sobre las zonas de concentración de guerrilleros, el Senador Navarro, manifestó que se están negociando cuántas serán, pues el gobierno propone siete y las FARC piden 67.
"Están en ese pulso, va a haber una cantidad intermedia, pero más que el número es que territorio va a tener cada zona, debe ser un territorio limitado donde se tendrá a miembros del grupo armado que hoy están dispersos por el país en zonas más amplias", indicó.
Navarro Wolff argumentó que la concentración es importante para que sea un cese al fuego verificable; la verificación será hecha por miembros de la comunidad internacional.
Agregó que concentrar a los guerrilleros es bueno pues no deja que puedan tener un espacio mayor de movimiento. Sin embargo, también reconoció que si en las áreas vacías que genere la concentración hay cultivos ilícitos, minería ilegal y estímulos de economía ilegal, va a llegar alguien armado a ocupar esos espacios.
El Senador Navarro consideró que "por eso es tan importante que al lado de la concentración y la verificación, haya presencia integral del estado para cubrir esos espacios y no permitir que lo ocupe otro grupo armado".
Añadió que para el posconflicto es esencial que a todas las zonas marginales, donde el estado ha sido ausente, llegue con desarrollo, producción agropecuaria, justicia y seguridad.
Sobre la reintegración, Navarro Wolff señaló que aunque en ningún proceso de paz en el mundo hay un cumplimiento del 100%, hay que buscar que quienes se reincorporan a la vida civil lo hagan de manera estable, para evitar que se devuelvan y que la mayoría se quede en la legalidad; "por un lado está la participación política eso es importante, que puedan ser candidatos a cargos de elección popular; por otro lado, hay que garantizarles unos ingresos básicos, hay gente que dice pero como le vamos a dar un ingreso a un guerrillero y no a un campesino que está pasando trabajos, lo que pasa es que si el guerrillero se vuelve para el monte o forma una bacrim, perseguirlo vale más".
También, recordó que lo que más funcionó en el caso del M19 fue la educación: "yo puedo decir que de los miembros antiguos del M19 de 1990 todos hoy son bachilleres y muchos son profesionales, creo que igual puede funcionar para las FARC, con programas educativos sobre todo para la gente de base porque muchos de ellos han terminado primaria, no han hecho bachillerato".
Así, hay que buscar otro tipo de actividades que permitan tenerlos ocupados y adquirir unos ingresos durante la transición. "Con el proceso del M19 aprendimos que los proyectos productivos no funcionan, muchos se quebraron, nunca arrancaron o nunca funcionaron, pues los campesinos a pesar de ser de origen rural, hijos de campesinos, nunca han labrado la tierra, y no van a volverse campesinos de un día para otro", apuntó.