El último consejo ordinario departamental para la gestión del riesgo del 2018 activó los protocolos y planes de contingencias intersectoriales frente a los riesgos derivados de la temporada decembrina, y una posible llegada del Fenómeno El Niño a Casanare.
Jorge Álvarez coordinador de Emergencias y Desastres del CRUE, hizo un llamado a los Consejos de Gestión del Riesgo, en cabeza del alcalde de cada uno de los 19 municipios del departamento, a activar sus planes de contingencia y estrategias de respuestas a emergencias frente el uso indebido de la pólvora y el desarrollo de eventos masivos.
“Los alcaldes con sus Consejos de Gestión del Riesgo deben requerir los planes de contingencia de cada evento que se realice en su localidad y revisarlos detenidamente, en aras de brindar la seguridad necesaria a las familias en cada una de las festividades que se realicen durante este periodo de fin de año”, indicó Álvarez.
Con respecto a la incidencia del fenómeno natural El Niño, se activaron cada uno de los sectores que constituyen el Consejo (agricultura, ganadería, medio ambiente y servicios públicos), teniendo en cuenta la alta probabilidad del evento de variabilidad climática y sus posibles efectos en esta región durante la época de sequía.
Recomendaciones para sectores productivosIncendios de la cobertura vegetal: el aumento de temperaturas y los altos niveles de radiación solar, junto con la actividad antrópica (quemas) pueden favorecer la ocurrencia de incendios de la cobertura vegetal, afectando animales silvestres, bosques y cultivos.
Heladas agrometeorológicas: probable incremento de ocurrencia de heladas causando afectaciones a los pastos y cultivos en zonas de la parte alta del Departamento.
Procesos erosivos: ante pérdida de la humedad en el suelo se incrementa la probabilidad de deslizamientos de tierra (desestabilización de laderas).
Altas temperaturas del aire: las altas temperaturas incrementan la sensación térmica corporal afectando a la población y animales. Posible aumento de vectores que facilitan el incremento de enfermedades en la población.
Disminución de los niveles y cauces de los ríos: los afluentes pueden presentar descenso en sus niveles ocasionando limitaciones en la navegabilidad y reduciendo las opciones de pesca. Desabastecimiento y racionamiento parcial/total de agua potable.