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¿Paz laboral en Equion?


Es un hecho: Equion acaba de despedir -sin miramientos ni contemplaciones de ninguna índole- a 12 medios y altos ejecutivos de la compañía. Aunque la presidenta o algún vocero no han dado a conocer la noticia, en todo Casanare ya es vox populi este hecho.

Con apenas 3 años al frente de la petrolera, de un solo plumazo la señora presidenta María Victoria Riaño despidió -por no decir echó- a viejos amigos incondicionales del desarrollo de Casanare. Nada le importó que personajes como Alejandro Rodríguez, Manuel Méndez, Jorge Guzmán, Edilberto Pérez y Reinaldo Rodríguez -por citar algunos- salieran por la puerta de atrás. Y ella fresca como un pingüino. Como diciendo ¡Aquí no ha pasado nada!

No obstante las diferencias propias y lógicas de una compañía petrolera con las comunidades -necesarias en una industria multimillonaria que incide directamente en el modus vivendi del entorno natural y de la gente- la decisión de Riaño y sus encumbrados asesores en Bogotá no solo es equivocada. También atenta contra la paz laboral que tanto pregona Equion.

Aquí y en cualquier parte del planeta donde hay extracción petrolera, de gas natural, de diamantes, de esmeraldas, de platino y oro, por ejemplo, con frecuencia los representantes de estas fabulosas industrias sostienen con las comunidades acaloradas discusiones por temas como regalías, estabilidad y remuneración laboral, servidumbres, afectación medioambiental, seguridad, contratación de personal, generación de bienes y servicios, entre otros.

¡Y eso no significa que esos funcionarios sean mal vistos en las regiones donde operan. O que sean los culpables de los reveses empresariales! O acaso en Argelia, China, Australia, Noruega, Estados Unidos o Brasil todo es candor y alegría. No señor.

Por eso es evidente que la presidenta de Equión les pasó cuenta de cobro a estas personas y otras como Carlos Velasco -Vicepresidente de Asuntos Corporativos. Funcionario al que se le notaba su real compromiso y dedicación a la región. Esa cuenta de cobro tiene nombre propio: los paros labores de 2010 en Cusiana y 2012 y 2013 en El Morro.

¿Cómo entender que el pago que Equión les da a personas como Alejandro, Manuel y Jorge -que le pusieron el pecho a esos paros, buscando lo mejor para la compañía y para los trabajadores, es despedirlos sin justa causa? Los casanareños somos testigos que durante extenuantes jornadas, días y noches se la pasaron dialogando, concertando, sentando posiciones, buscando salidas a las dificultades.

Siempre guiados, eso sí, en el marco del respeto a las divergencias dialécticas y conceptuales. Y animados por la premisa de un Casanare más próspero. Lo hicieron aun a riesgo de su propia integridad personal. Porque enemigos de cuidado lamentablemente nunca faltan.

Para miles de personas ellos eran casanareños. No solo porque algunos son paridos en esta tierra, como en el caso de Manuel Méndez e Idelfa Hidalgo, que también fue descabezada. Sino por su altísimo grado de compromiso y responsabilidad social con Casanare. Las comunidades de Tauramena, Yopal, Aguazul, Nunchía, Támara y otros municipios donde la compañía opera así lo sienten. Ahora han quedado huérfanas de interlocutores honestos, serios, disciplinados, de confianza y respeto. Conocedores al detalle de las fortalezas y debilidades que la industria petrolera ha traído al departamento.

Sumados el tiempo al servicio de la compañía los 12 funcionarios despedidos de Equión acumulan más de 150 años. Tiempo en el que apilaron no solo experiencia y conocimiento, sino las mejores relaciones con las comunidades, las autoridades, la empresa privada y la sociedad casanareña en general. ¡Eso no se logra por arte de magia de la noche a la mañana!

Siglo y medio de riqueza empresarial intangible que doña María Victoria Riaño vio con desdén. Y la arrojó al cesto de la basura. Sin importarle las consecuencias de su decisión.

Eliminada la Vicepresidencia de Asuntos Corporativos que dirigía Velasco, en el cargo compartido de Gerente de Relaciones Externas y Gestión de Tierras que tenían Rodríguez y Méndez en Casanare pondrán a uno solo. Menos mal que ya está descartado Cesar Iván Velosa, el fastidioso y encopetado director de la Fundación Amanecer. Que en vez de sumar resta por toneladas. El elegido podría ser Pedro Rozo, un pensionado de Ecopetrol y hoy contratista de esa multinacional.

Y como superior del anterior quedó Jorge Paredes, en calidad de Gerente de Asuntos Externos. Paredes viene de desempeñarse como uno de los abogados de la empresa en la capital del país. Quien por supuesto, no tiene mucho conocimiento de Casanare y sus habitantes.

La señora presidenta de Equion ha dado un giro brusco al barco que capitanea. Esta masacre de medianos y altos directivos va a generar secuelas negativas. De hecho ya existen voces en El Morro, en Aguazul y en Tauramena que están llamando a una protesta con visos de paro laboral. ¡Más que justificado, porque el atropello cometido con Casanare no tiene presentación!

Con sus aciertos y defectos, triunfos y fracasos, si existe petrolera querida y que la sentimos como nuestra en Casanare, esa es Equion. Son casi 3 décadas que con ella los casanareños hemos construido el departamento que hoy vemos. De ahí que lo que ha pasado es una ofensa al más hondo y franco sentir de los llaneros.

La lista de quienes en unas cuentas semanas ya no formarán parte de la familia Equion, es como sigue:

Alejandro Rodríguez, Manuel Méndez, Jorge Guzmán, Carlos Velasco, Edilberto Pérez, Reinaldo Rodríguez, Ricardo Sandoval, Idelfa Hidalgo, Germán García, Juan José Fierro, Jorge González y Andrea Novoa. Pueden ser más. Con doña María Victoria y los genios que le hablan al oído nunca se sabe.

A todos y todas ellas Casanare les dice ¡Gracias!


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