Por Leonardo Puentes*
Finalmente lo logramos. Apretando los dientes y sufriendo más de lo que hubiéramos imaginado, hoy tenemos Senador de Casanare. A pesar del sobresalto inicial que nos produjo la modesta votación de la cabeza de lista de Alianza Verde, Antonio Navarro, de quien esperábamos mucho más, la contundencia del discurso y la total coherencia de Claudia López, la gran revelación de la lista verde, nos dio el empujoncito que dolorosamente -hay que reconocerlo- nos negaron muchos paisanos.
La indiscutible ganadora sigue siendo la abstención. El desprestigio del congreso y de toda la actividad política es de tal magnitud que menos de la mitad de los ciudadanos de Colombia elegimos a quienes habrán de gobernarnos y de esta escuálida mitad un buen porcentaje lo hace para tranzar su voto, venderlo, subastarlo al mejor postor; terrible señal de agotamiento, frustración y desprecio por el mecanismo de elección ‘democrática’.
El otro hecho inocultable en el caso del Senado es la desconexión extrema entre votantes y elegidos que produce la elección por circunscripción nacional; aparecen candidatos de todas partes sacando votos por todas partes, que después probablemente no responden en ninguna parte. Entendible y benéfico para minorías y figuras políticas de talla nacional, como Claudia López, Jorge Robledo o incluso el Presidente Uribe con su intrigante y desconocida lista, quienes cautivan generosas votaciones en cualquier rincón de Colombia. Entendible igualmente que muchos migrantes de diferentes regiones decidan votar por los candidatos de su tierra natal.
Lo que resulta incomprensible es que en departamentos como Casanare aparezcan grandes electores a los que ni el nombre se les conocía y si al caso a saludar vinieron. Pero que contaron con poderosísimos mentores para ‘amarrar’ votaciones importantes; ‘líderes’ regionales pidiendo votos para desconocidos: inaceptable. Aparecieron Duranes, Barrigas y Bernabés no sabemos de dónde, pero lograron hacerse al favor de miles de casanareños, a los que por supuesto alguien tuvo que ‘pedirles el favor’.
Al Senador Jorge Prieto le corresponderá la nada fácil tarea de restaurar la confianza perdida, de demostrarle a Casanare que su liderazgo sigue vigente y su labor dará resultados; que no es igual tener Senador o no tenerlo y que no basta tenerlo si su papel no es destacado. Estaremos ahí para acompañar la tarea.
De los que vinieron a pescar votos seguramente no volvamos a saber sino hasta dentro de cuatro años, cuando vendrán a recordarnos lo mucho que han luchado por Casanare. Si Celia viviera para cantarle a nuestra elección de Senado seguramente diría: ‘songo votó a borondongo, borondongo votó a Bernabé’.
ESQUIRLA: Entusiasma y nos llena de la misma alegría que el triunfo del Senador Jorge Prieto, saber que Enrique Peñalosa tiene hoy la mayor opción de abrirle paso a otra manera de gobernar en Colombia: Podemos!
*Concejal de Yopal