Por Oscar Medina Gómez **
No hay gurús que acierten en predecir el alza y baja del caprichoso precio internacional del petróleo. Ni los afamados Matthew Simmons, ni Ed Morse, ni el Departamento de Energía de Estados Unidos, ni el Fondo Monetario Internacional, ni el Banco Mundial, ni The Economist, ni The Financial Times. Ni el encumbrado minhacienda Mauricio Cárdenas. Nadie.
Unos afirman que es por el aumento de producción petrolera de los gringos, gracias a la revolución del esquisto (fracking), que los ha llevado de producir 6 millones bpd en 2005 a 9,5 mbpd en 2014. Con todo, consumen 18 mbpd. Otros sostienen que es por un acuerdo, una complicidad perversa Entre Estados Unidos y Arabia Saudita (el mayor productor del mundo con cerca de 12 millones bpd) donde la OPEP no solo mantiene una sobreoferta sino que baja los precios, para desestabilizar mucho más las economías de Rusia, Irán y Venezuela, naciones políticamente enemigas de los gringos y los árabes. En el caso venezolano ese caos económico, por ejemplo, aceleraría la caída de Maduro y su camarilla de bandidos, quien tendría que suprimir su política de estado paternalista y no soportaría la presión popular reclamando mejores condiciones de vida.
A más de la sobreoferta algunos señalan que la crisis petrolera mundial es producto de la fortaleza del dólar y la poca demanda de crudo de China y Europa, en razón al resentimiento de sus economías. La moneda norteamericana ha ganado terreno frente a otras como el euro. Y los chinos pasan por un fuerte y prolongado frenazo económico, luego de venir embalados queriéndose apoderar de medio mundo. Esa sobreoferta no es porque hoy se produzca más petróleo (la media está en cerca de 90 millones bpd). Es porque orientales y europeos están comprando menos.
Sea una, o varias, o todas juntas las razones que tienen el precio del barril a precios que no se veían desde el 2009, para Casanare –departamento que depende en por lo menos el 85 % de las regalías petroleras- la situación es clara: es urgente bajarse de la nube y empezar a poner los pies sobre la tierra.
No logramos nada si seguimos quejándonos y puteando a los repetidores irresponsables del arrugado y mentiroso discursillo que personajes como Oscar Leonidas Wilchez, Miguel Ángel Pérez, Mauricio Jiménez, Leonel Torres, Braulio Castelblanco, Jorge Prieto, William Pérez, Efrén Hernández, Raúl Flórez, Nelson Mariño y otros de la misma cochada -que manejaron multimillonarios recursos públicos- vomitaban sin pudor en cuanta plaza pública estaban: “vamos a sembrar las regalías para cuando a Casanare lleguen los tiempos de las vacas flacas…” Bueno. Unos con más avaricia que otros, efectivamente sí sembraron las regalías. Pero en sus cuentas bancarias. Mientras, el pueblo pendejo recogía las migajas del piso, sobrante de la comilona de l@s corrupt@s.
La crisis se va a prolongar por lo menos hasta que arranque el último trimestre de 2015. Los precios de referencia del barril Brent y WTI van a seguir cayendo.
Quizá hasta los 30 dólares. En el mejor de los casos podrían estabilizarse entre 55 y 70 dólares. Pero no volverían a los cielos de 100 y 115 dólares que alcanzaron en el pasado reciente. Las compañías petroleras asentadas en Casanare ya han suspendido numerosos proyectos de exploración y reducido la contratación no solo de mano de obra sino de bienes y servicios. Ecopetrol –en el ojo del huracán por casos de corrupción y coimas en la contratación- anunció recortes por cerca de 6 mil millones de dólares en nuevos planes de inversión exploratoria y muchos de los que estaban andando. Umm…la cosa no pinta bien.
Con el gobernador a la cabeza, los alcaldes deben tener ya en borrador planes serios de revitalización agrícola y pecuaria. Buscar recursos para su financiación no solo por parte del gobierno nacional y empresarios colombianos, sino pactar acuerdos con organismos e inversionistas extranjeros. La palma de aceite, el arroz, los cultivos de especies menores, los árboles maderables, la exportación de carne y sus derivados, la industrialización de cítricos…no sé. Es ridículo que nos quedemos mirándonos las caras, sin saber el camino a seguir.
En Yopal ya es palpable el fuetazo petrolero. Crecimiento de sectores que se metieron a la burbuja del oro negro, han comenzado a resentirse. Los hoteles, restaurantes y líneas aéreas están sobreofertados y han debido reducir sus tarifas, para no quebrar por la falta de una demanda sostenible. Igual pasa en el comercio tradicional. Ni qué decir de las órdenes de servicio y puestos de trabajo derivados de la gobernación y las alcaldías: se han reducido considerablemente. En general, en el aire hay olor a pesadilla.
Es vital, eso sí, señalar que si l@s corrupt@s no son combatidos hasta extinguirlos nada se podrá hacer. La ecuación es elemental: si el presupuesto es multimillonario, roban robustas sumas. Si es reducido y apretado, pues robarán en esa proporción. Una manera de empezar a acabar con esa peste es no votando por ell@s en las elecciones de gobernador y alcaldes del próximo octubre. Dándoles una patada en el trasero y exigiéndoles respeto con Casanare.
Si no actuamos así, no habrá fórmula salvadora que permita al departamento avanzar por el camino verdadero, que el enclave petrolero desvió hace tres décadas. Digo yo.
** Periodista – Especialista en Gobierno Municipal y Gestión Pública Pontificia Universidad Javeriana
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