Por Jacinto Pineda Jiménez*
Un balance de la violencia en Casanare en el periodo 2010 – 2017 evidencia que el departamento registra el mayor número de casos de violencia intrafamiliar (VIF) y sexual en Colombia y que en la primera el 71.7% de las víctimas es la mujer y en la sexual el 88.16%, de acuerdo a las cifras del Instituto de Medicina Legal.
Caminar en contravía de la civilidad y el buen trato es el principal desafío de los casanareños, de lo contrario es edificar una sociedad ignominiosa y con graves consecuencias sobre el desarrollo y la salud pública. El despertar en el llano no puede continuar llevando el sello de la violencia contra niñas y adolescentes, quienes soportan con mayor rigor la violencia, precisamente el futuro del departamento.
Una familia entre el amor y la violenciaEl hogar el escenario de la convivencia y el respeto paradójicamente se ha convertido en la mayor fuente del conflicto. La violencia intrafamiliar (VIF) registra los casos de violencia contra niñas, niños y adolescentes; la que se ejerce contra adultos mayores; la de otros familiares y la que se genera entre la pareja.
En Casanare en el periodo abordado se presentaron 11.476 peritaciones valoradas por medicina legal, con una tasa promedio anual por cada cien mil habitantes de 414,5 casos, siendo la más alta del país; Colombia registró una tasa de 168,19 casos, muy inferior a la casanareña. Del total de casos valorados el 75,28% la víctima fue la mujer. El comportamiento se evidencia en el grafico uno.
Preocupante dentro de la VIF la registrada contra la pareja pues ocupa para el año 2017 la tasa por cada cien mil habitantes más alta de Colombia con 355.42 y 1.049 casos valorados, de los cuales la mujer es víctima en el 80.3%. Las relaciones entre la pareja no pueden pasar del afecto a la barbarie; el amor obsesivo, los celos enfermizos convierten el amor en el camino a la destrucción familiar.
La violencia de pareja incluye cualquier comportamiento que cause daño entre las personas que tienen o han tenido una relación íntima. El vínculo íntimo, puede ser el noviazgo, el matrimonio o la cohabitación, y la violencia puede darse de forma física, psicológica o sexual, donde la dificultad de resolver los conflictos de manera adecuada puede hacer que una de las partes se imponga y vulnere los derechos de la otra parte.
Por ciudades la situación más delicada es la de Yopal, registra la tasa más alta de violencia entre parejas en el año 2017, al alcanzar 586.72; Casanare fue 355,42 y Colombia 123,11. Yopal presenta la tasa más alta por cada cien mil habitantes en Colombia. Se valoraron en Yopal por medicina legal 699 casos de violencia de pareja, dato que evidencia como mujeres y hombres se destruyen, generando un daño irreparable en los miembros de una familia.
Violencia sexual: la huella imborrable Entre el año 2010 al 2017 se registraron en Casanare 2.533 casos de exámenes sexológicos por presunto delito sexual, con una tasa promedio anual por cada cien mil mujeres de 160,92 casos, siendo la tasa más alta en Colombia. En el año 2017 fueron valorados 414 casos por presunta violencia sexual, de los cuales 365 se practicó a mujeres, es decir el 88,16%. Estamos frente a una de las violencias con mayores consecuencias para la victimas pues a muchas de ellas la huella del caso se convierte en una pesadilla sin fin. El cuadro dos nos permite ver la secuencia.
En Colombia, el año 2017 se registró una tasa de 48.28 casos por cada cien mil habitantes siendo las mujeres las más afectadas, en un 85,2%. De los 23.808 exámenes medicolegales por presunto delito sexual, 8.221 se practicó a niñas y niños menores de 9 años, es decir el 34.55% del total de casos y el 65.76% de las mujeres violadas eran niñas de 0 a 13 años.
Por municipios de Casanare la tasa más alta es Paz de Ariporo con 222,99 casos por cada cien mil habitantes y 59 casos, de las cuales 56 las víctimas eran mujeres. De igual manera con esta cifra se ubica dentro de los cinco municipios con tasas más altas en el país.
Es indudable que Casanare debe repensarse a partir de la violencia contra la mujer y sus distintas formas. Las causas son múltiples como complejas por ello las decisiones públicas deben ser efectivas. No puede haber tregua; urge un reflexionar sobre los valores donde está anclada la violencia; las circunstancias sociales, económicas y políticas que alimentan el fenómeno.
La llaneridad debe ser ajena a la violación de los derechos de la mujer y es desde el propio espíritu llanero donde debe erigirse una sociedad que se proponga el respeto a la mujer. Casanare es un destino donde el desarrollo debe estar inmerso en el valor de la mujer.
*Coordinador académico ESAP Boyacá - Casanare