Por: Oscar Medina Gómez.
Con dureza en varias columnas he criticado y fustigado la imposición como gobernadora encargada de Casanare de la señora Marta Inés Gonfrier Sarmiento. Pero con el reposo que da el paso de los días y repensando despacio las cosas, es mejor que ella esté al frente del multimillonario botín de la gobernación. No ellos. Es decir, cualquiera de las figuras y figurines de la nuestro retorcido y folclórico cartel de políticos.
Recordemos rápida y primeramente que el cargo que hoy ostenta Gonfrier es consecuencia de uno: la voracidad y ambición de poder y de plata de la corrupta, vergonzosa y babosa clase política casanareña.
Dos: la poca inteligencia de esos mismos corruptos, babosos y vergonzantes políticos que por ambiciosos y por tratar de imponer todos sus propios gobernantes, nunca fueron capaces de ponerse de acuerdo entorno de un nombre para suceder al ex gobernador Raúl Flórez.
Tres: la trafugada y cinismo de los dos Representantes a la Cámara, el negro José Rodolfo Pérez y Camilo Abril. Ambos, se reunían en Bogotá en la noche con, por decir algo, Juan Lozano, Germán Vargas y el Presidente Santos. Con tal de negociar su tajada del pastel hicieron caso y se arrodillaron a todos los requerimientos del poder central. Por ejemplo: el machetazo a las regalías. Y en el día salían a dar declaraciones por las emisoras, bufoneando su casanareñismo y defensa de la tierra.
Pero, repito, a la larga da menos bronca que la inepta señora Gonfrier -que sabe tanto de administración pública como la faraona alcaldesa de Yopal Lilián Fernanda de hablarle con la verdad a la gente, es decir nada- , esté saboreando las mieles del poder de la plata. Solo es repasar de un lamparazo mental los últimos gobernadores que han desfilado por el poder corruptor y degradante de la gobernación de Casanare y entenderán por qué tengo razón. Como en las matemáticas, en la política el orden de los factores –de los sujetos- no altera el resultado: corruptela y mediocridad.
Ángel Pérez Suárez abandonó, prácticamente huyó de su primer mandato dejando encargado a Héctor Quinche, su secretario privado, negro personaje este a quien le importaba un pito la suerte de la ciudadanía. En su segundo mandato, Pérez Suárez escasamente estuvo un año. Bastó apenas que Héctor Germán Buitrago, alias Martin Llanos, lo desenmascarará ante la opinión pública nacional y mundial para que se cayerá estrepitosamente. Todos recordamos con asco ese negro, sucio y escabroso video en el que Ángel aparecía recibiendo dinero de los paracos. Por este hecho fue condenado a pagar un modesto carcelazo en La Picota.
Jorge Prieto Riveros no gobernó. Lo hizo su mujer, Julieta Vargas, dama que relegó a su marido a instancias de menor cuantía gubernativa mientras ella se encargaba de lo jugoso y verdaderamente atractivo. El periodo de Prieto fue para él una fiesta, un carnaval, un parrando cimarronero de cuatro años. Quizá el 30 de octubre la gente no le pase cuenta de cobro a Jorge –otra vez candidato- por su falta de carácter, de dejarse mangonear por Julietica y de amarrase los pantalones en el puesto.
A William Pérez Espinel el populacho lo recuerda y tiene como el mejor gobernante que ha tenido el departamento. Dicen que por aquello de su generosidad en la repartija del botín, en efectivo y sin tanta tramitomanía burocrática. William no prometía órdenes de servicio, ni vinculaciones para pagar favores de campaña. Los pagaba en rama. Y listo. Pero a qué costo. El hombre se alió para gobernar con los paramilitares de Martín Llanos y eso le ha costado carísimo a los casanareños. Y a él mismo. Hoy está pagando una condena de 15 años en la cárcel de Acacias, Meta. Aunque dejó obras notables –como las grandes vías y avenidas de Yopal – también las hay de vergüenza indecible como el nuevo hospital de Yopal -75 mil millones abandonados- y el estadio de futbol Santiago de las Atalayas -25 mil millones inutilizados-.
Los gobernadores que sucedieron a Angel Pérez Suárez -monigotes, firmones y cómplices de políticos vacas sagradas- también pusieron su cuotica de perversidad. Unos más que otros. Entre los más cómo no traer a la memoria a Elí Cala López, campeón nacional de la mediocridad parlamentaria –ojo que hoy día nuestros dos “honorables” se están disputando afanosamente este mérito-. En los anales de la Cámara de Representantes reposan archivos que dan cuenta que don Eli apenas si intervino en una comisión o plenaria. Y menos propuso alguna iniciativa de poca importancia para el departamento. Como gobernador encargado de Casanare Elí también fue campeón. Pero de la contratación irregular. Recordemos el caso del nuevo Colegio Braulio González. Por eso fue destituido por la Procuraduría. Llegó entonces Withman Erney Porras, un buen hombre, tímido y sanito. Pero que cayó finalmente en las garras sucias del poder mal habido. Por hacerle caso a Efrén Hernández –quien nunca firmó nada- hoy paga también un canazo. Fiducias y multimillonarios bonos yankees son parte de su herencia.
Y, claro. Llegó el campeón de campeones. Oscar Raúl Iván Flórez Chaves, inhabilitado y destituido en esta vida y la otra para ejercer cargos públicos. Jamás en la historia de Casanare hemos tenido una página tan negra y nauseabunda y un personaje tan mediocre. Pero a la vez tan astuto. Abiertamente le mamó gallo a la ley con tres tutelas que lo reintegraron al poder. Y, obvio, con la ayuda de jueces corruptos. Con la complicidad de los diputados endeudó al departamento y comprometió vigencias futuras en un plan departamental de aguas que aun está vivito y coleando.
Y ahí vamos. Comparen y verán entonces que es mejor la Gonfrier que los nuestros. Ellos son peor. Así no sea casanareña. Ni sepa nada de nada. Solo hacer caso y arrodillarse ante las narizonadas de Juan Lozano. De Germán Vargas. Del presidente Santos. Como lo hacen hoy nuestros Representantes a la Cámara. José Rodolfo y Camilo. Camilo y José Rodolfo. Da igual. El orden no altera el resultado. Conveniencia y mediocridad. Digo yo.
**Periodista – Especialista en Gobierno Municipal y Gestión Pública
Pontificia Universidad Javeriana