Por Oscar Medina Gómez *

Falta exactamente un año para las elecciones de alcaldes y gobernadores. La envenenada reforma que cursaba en el Congreso, que pretendía unificar los periodos de los mandatarios seccionales con la del presidente, nuevamente es historia. Así como lo son otras 5 intentonas en el pasado reciente, que han buscado lo mismo. Es que, en términos de poder, a los políticos tradicionales y mañosos como Álvaro Uribe Vélez, Cesar Gaviria, Andrés Pastrana, Germán Vargas, Roy Barreras, Gustavo Petro, entre otros, jamás les convendrá unificar periodos electorales.

Una de las varias razones de peso es que es mejor ostentar el poder si no en la Presidencia por lo menos sí en el Congreso. Por eso no les conviene meter en una sola bolsa todas las campañas. Políticamente es muy riesgoso. Podrían ganar o perder el poder en una sola jugada electoral.

De manera que, con el fracaso de esa iniciativa, los alcaldes y gobernadores actuales que soñaban y se les escurrían las babas de sólo pensar que iban a manipular los recursos públicos hasta julio de 2022, pues les toca mandar hasta el 31 de diciembre de 2019. Ni un día más, ni uno menos.

Así las cosas, en el plano casanareño, ya comienzan a sonar los rumores del festival, como en la vieja e insigne canción vallenata. Ya se oyen nombres de precandidatos. Ellos, así tengan opciones limitadas de ganar, saben que siempre será mejor picar primero, Empezar a mostrarse, a darse a conocer ante la opinión pública.

Es el caso de Andrés Rueda, quien fue secretario de obras públicas en tiempos del muy popular y recordado gobernador William Pérez Espinel, caído en desgracia carcelaria por cuenta de sus relaciones escabrosas con el paramilitar Héctor Germán Buitrago, alias Martín Llanos.

Este ingeniero civil dice a boca llena que tiene el apoyo pleno del expresidente Álvaro Uribe Vélez. Que será el candidato del Centro Democrático. Así le toque ignorar y pasar por encima del querer y pensamiento del gobernador Alirio Barrera y de la senadora Amanda Rocío González, jefes naturales e indiscutibles de ese partido en Casanare.

Digamos las cosas como son. Rueda es un personaje que no goza de los mejores pergaminos para mostrarse y venderse como aspirante a la gobernación. La opinión publica departamental y nacional conoció en su momento las acusaciones que sobre él pesaron por sus enredos con los paramilitares del Bloque Centauros. Puntualmente con el paramilitar Daniel Rendón alias “don Mario”, quien con videos en mano lo acusó ante la Fiscalía de ser una especie de puente entre los paracos y los políticos de la región, para negociar contratación pública.

Desde luego Rueda alega hoy que la justicia lo absolvió de todo mal y pecado. Y es cierto. Pero, si hay algo que no falla y golpea duro en las contiendas electorales es aquello de que “en política el pasado no perdona”. Ese pasado el pueblo lo cobra sin piedad en las urnas. Lamentablemente para sus aspiraciones, el nombre de Andrés Rueda está manchado y opacado por cuenta de la sombra del paramilitarismo. Una época que trajo altísimas dosis de sufrimiento, dolor y corrupción en Colombia. Sobre todo, en regiones como la Costa Caribe, Córdoba, Sucre, Cesar, Guajira y Casanare.

Eso no es todo. De cuándo acá Andrés Rueda pretende ganarse el favor popular del voto y aspirar dizque a ser gobernador, cuando en los últimos 12 años no se le ha visto la cara por estos lados. No se le ha escuchado levantar la voz en procura de buscar soluciones a la multiplicidad de problemas que tiene el departamento.

Rueda es un fantasma. Su nombre y figura no ha aparecido como actor participativo del devenir social de la región, debatiendo y planteando salidas en lo económico, lo político, lo agropecuario, lo cultural, lo educativo. En la crisis petrolera, de la salud, de la vivienda, de los servicios públicos. ¡Es entonces, un oportunista, un paracaidista politiquero de marca mayor! ¡Respete a los casanareños señor Rueda: su cinismo es inusitado!

Eso de que para ganarse el respaldo y triunfo en las urnas, hay que tener dinero a montones no es tan cierto. En un candidato son clave –y posiblemente más importantes- factores como ser coherente y consecuente con sus actuaciones. Poseer igualmente un enlace emocional –feeling- con la gente. Esto se logra gracias al carisma o ángel, como lo llaman los politólogos. Y conocer ciertamente y dominar discursivamente los temas que la gente quiere y necesita oír. Que le quepa el departamento en la cabeza.

De estos requisitos posiblemente Andrés Rueda cumpla apenas con el primero: el del dinero. El resto no los tiene ni en sueños.
Vendrán nombres insospechados. No solo a la gobernación sino a la alcaldía de Yopal. Habrá de todo: Bueno, malo y feo. Así es el variopinto circo político. Digo yo.

*Periodista


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