El “colesterol malo”, también conocido como LDL, o de baja densidad, es responsable de hasta 2.6 millones de muertes en el mundo. Si bien, no es el único factor de riesgo conocido para la aparición de enfermedades cardiovasculares, sí es un “asesino silencioso” que no presenta síntomas visibles, por lo que su diagnóstico y tratamiento representan un desafío. Además, el colesterol LDL elevado puede desencadenar condiciones de atención inmediata como infartos, cardiopatías o ictus (ataques cerebrovasculares).
En condiciones normales, el hígado atrapa y elimina el colesterol LDL de la sangre. Sin embargo, cuando hay una sobreproducción de la proteína PCSK9, esta reduce el número de receptores disponibles, lo que impide que el hígado elimine eficazmente el “colesterol malo” de la sangre y, ante la exposición prolongada a altos niveles de colesterol LDL, este se acumula en las arterias, generando placas ateroescleróticas, enfermedad cardiovascular ateroesclerótica (ASCVD) y desencadenando eventos cardiovasculares mayores como infarto, ACV o enfermedad arterial periférica.
La mayoría de los pacientes con altos niveles de colesterol LDL no experimentan síntomas, de allí que muchas personas no sean conscientes del alto riesgo de desarrollar una afección potencialmente mortal. Afortunadamente, el colesterol LDL es el factor de riesgo de ASCVD6 más fácilmente modificable. Desafortunadamente, la reducción efectiva y sostenida del colesterol LDL sigue siendo un desafío, ya que el 80% de las personas con ateroesclerosis no logran los objetivos de LDL recomendados por las guías o su especialista, solo con el consumo de estatinas.
Ante estos desafíos, la innovación médica en salud cardiovascular ha entrado en la era de la terapia con ARN dando lugar a una nueva clase de medicamentos llamados pequeños ARN de interferencia (ARNi) que actúan selectivamente sobre el RNA mensajero de proteínas que desempeñan un papel clave en el manejo del colesterol.
“La llegada de esta innovación en salud a nuestro país, es un paso fundamental para responder a las necesidades insatisfechas de los pacientes con enfermedad cardiovascular ateroesclerótica y ayudarles a vivir una vida más tranquila sabiendo que sus niveles de colesterol LDL están controlados de forma sostenida en el tiempo: tan solo en 2023, 37.709 personas fallecieron en Colombia, por enfermedades isquémicas del corazón y 14.166 por condiciones cerebrovasculares.
Celebramos este avance prometedor que no solo significa un impacto positivo para la salud de los y las colombianas, sino que además representa un alivio a los costos asociados al tratamiento de las enfermedades cardiovasculares, que hoy representan hasta un 40% del costo total de la atención en salud”, señaló Sandra Cabezas, Presidenta Corporativa de Novartis Colombia.