Por Wilson Acosta G *
Debido a que en Yopal se sigue incrementando las personas que duermen en las calles o deambulan tambaleantes bajo efectos de las drogas, la percepción de seguridad de la ciudadanía es de inseguridad.
Pero la responsabilidad de la habitabilidad de calle va más allá de los entes oficiales, la ciudadanía juega un papel preponderante en la tarea de desestimular la indigencia y reducir zonas de confort abarcadas por estos ciudadanos sin residencia de la capital casanareña, que han hecho de las calles y últimamente del reconocido pulmón de Yopal, El Parque La Iguana en la rivera del Cravo Sur como sitio para pernoctar, restaurante y pista de vuelo para las acostumbrados “viajes alucinógenos”.
En este sentido, la Fundación Tiempos de Restauración afirmó que la mayoría de los habitantes de calle de Yopal financian su adicción con limosnas y reciclaje de la misma ciudadanía que se queja de su condición.
El dato revela que los habitantes de calle que transitan por la capital de Casanare pueden obtener hasta 600.000 pesos mensuales de ingresos, como resultado del “retaque” palabra propia de la jerga callejera dada a la acción de pedir dinero a través de la técnica de persuasión con generación de lastima.
Regáleme para un pan, tengo hambre Padre!, dicen con lenguaje no verbal entre intimidante e invasivo.
Según el dato resultado del trabajo de campo, los habitantes de calle de Yopal cuyos sitios de procedencia son el 60% de otras regiones de Colombia pero el 40% son hijos de Casanare, obtienen entre 15.000 y 20.000 pesos al día fruto del dinero que la gente les dá. Con este dinero casi que el 100% lo gasta en sustancias Psicoactivas, principalmente El Bazuco. No necesita invertir en alimentos pues ciudadanos de “buen corazón” u organizaciones sociales o religiosas les movilizan alimentos a sitios de consumo de drogas.
“El habitante de calle sabe que Yopal es buena plaza, que aquí la gente da plata y que vota el reciclaje, con eso a uno le queda buenas Lucas diarias para la pipa” relató Jonathan al que le dicen El Flako, un joven Bogotano de 27 años quien llego hace aproximadamente 6 años a Yopal en busca de trabajo y termino dejándose abrazar del maldito Bazuco en los antiguos sitios de lenocinio en la Carrera 21.
Mencionó además que “Las mujeres son quienes más dan limosnas, muchas lo hacen por temor y el habitante de calle sabe que puede intimidar con su apariencia y mal olor, los restaurantes los lugares más predilectos y lucrativos para el “retaque” finalizó diciendo el Flako.
El Resort Callejero es producto entre otras cosas del asistencialismo desordenado entre la comunidad, “Sabemos que la gente quiere ayudarles de muy buena voluntad, pero estos esfuerzos están muy mal orientados. Este asistencialismo, así como la mendicidad, permiten que cada día haya más habitantes de calle y no sientan la necesidad de resocializarse”.
Puntualizó el vocero de La Institución dedicada al abordaje de drogodependientes.
Actualmente instituciones oficiales y no gubernamentales preparan una campaña bajo el eslogan: “No es tan solo una moneda” con el fin de que se tome conciencia frente a este tema.
*Investigador Sociocultural - Terapeuta en drogodependencias.