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PARADOJICO MENSAJE DE FUNCIONARIA DEL GOBIERNO SANTOS SOBRE EL TEMA AMBIENTAL EN LA ORINOQUIA



En el marco de una reunión sobre una Política Integral para el Desarrollo Sostenible de la Orinoquia Colombiana, desarrollado en la Casa de Nariño, una de las voceras del presidente Juan Manuel Santos en el tema ambiental, Sandra Bessudo, resaltó la importancia del ecosistema llanero y su fragilidad, en una posición que va en contravía con su jefe, que al parecer sólo parece importarle la rentabilidad que le generan los hidrocarburos a través de las regalías, y poco o nada la sostenibilidad ambiental de la Orinoquia.

Este el discurso de Bessudo:

“La Orinoquia colombiana requiere recibir la atención coordinada del gobierno nacional para asegurar la debida articulación y alineación de políticas sectoriales en la perspectiva de un desarrollo regional sostenible.

La Orinoquia es nuestra principal frontera de desarrollo agroindustrial y minero energético. Pero precisamente por ello tenemos la responsabilidad y la oportunidad de promover modelos de desarrollo y esquemas de uso del territorio acordes con la oferta ambiental y la cultura regional.

La biodiversidad de esta región es muy grande. Por ejemplo, los ecosistemas de sabanas orinoquenses son mucho más ricos que otros ecosistemas equivalentes en América Latina y el mundo.

Las sabanas y los morichales, los bosques de vega y de galería y el piedemonte llanero se caracterizan por una fauna y una flora particular, de las cuales dependen múltiples servicios ambientales. Por lo tanto debemos tener con ellos el mismo cuidado que tenemos con la Amazonia o los páramos o los manglares o los arrecifes de coral.

Es necesario tener en cuenta las lecciones aprendidas en otros territorios similares, como el Cerrado en Brasil o el Gran Chaco en Paraguay, Argentina, Bolivia y Brasil. Por ejemplo, de los 204 millones de hectáreas originales que cubrían el Cerrado en Brasil, el 57% han sido completamente destruidas. Esto no solo ha acabado con una enorme riqueza en biodiversidad, sino también ha degradado los suelos y la disponibilidad de recursos hídricos.

Por lo anterior, es simplista considerar al Llano como una tabula rasa en términos ambientales. Los ecosistemas de llanura no pueden verse como espacios homogéneos pues incluyen humedales, como los morichales, y otras zonas de regulación hídrica que deben respetarse en cualquier proceso de ordenamiento y ocupación.

Toda actividad económica que allí se desarrolle depende de la biodiversidad y sus servicios ecosistémicos.

En la construcción de una política integral para la Orinoquia, ambiente y desarrollo deben necesariamente considerarse dos caras de la misma moneda.

En este sentido, el ordenamiento ambiental del territorio se convierte en un asunto de la mayor significancia en el camino hacia la prosperidad y la sostenibilidad de una región tan estratégica.

Necesitamos tener muy claro el contexto actual y los escenarios más convenientes de uso del territorio en nuestros Llanos Orientales. Esto exige necesariamente una aproximación integral que apunte a conciliar y generar sinergias entre los usos económicos, sociales y ambientales del territorio.

De otra parte, las condiciones particulares de vulnerabilidad de la Orinoquia obligan también a trabajar una política integral para el desarrollo de esta región.
Por eso, en la Orinoquia igual que en el resto del país, es necesario tener un mapa de riesgos detallado y monitorear permanentemente los ecosistemas. El Ministerio de Ambiente, Vivienda y Desarrollo Territorial, el IDEAM y el IGAC ya están trabajando en la escala nacional. Las Corporaciones Autónomas Regionales y los municipios deberán mejorar y detallar esta escala a nivel regional.

Podemos convertir nuestros Llanos orientales en un eje de desarrollo, pero hagámoslo bien.

Esto implica conservar y manejar de forma sostenible áreas naturales estratégicas en el marco de nuestro Sistema Nacional de Áreas Protegidas. Esto implica promover un desarrollo agrícola que no violente los ecosistemas naturales. Esto implica trabajar con especies agrícolas y forestales que no rompan las dinámicas ecológicas. Esto implica realizar diseños de infraestructura que no fragmenten y degraden los ecosistemas naturales.

Esto implica también que los desarrollos petroleros y mineros estén sujetos a los más altos estándares de gestión ambiental. Y, por supuesto, respetar la cultura llanera y garantizar espacios de participación a las comunidades.

En suma, tenemos el desafío de promover grandes proyectos de desarrollo en la Orinoquia con responsabilidad social y ambiental.

Bienvenidas las inversiones en proyectos agrícolas, forestales, y minero - energéticos. Bienvenido el desarrollo de infraestructura. Lo importante es que estos emprendimientos se produzcan en el marco del respeto a las leyes, al ordenamiento del territorio y a las políticas ambientales.

Como insumo para alimentar el diálogo que sostendremos el día de hoy, les habíamos enviado previamente un par de documentos de trabajo elaborados por Corporinoquia. El Director Piragauta nos propone un desafío mayor cuando utiliza en estos documentos la frase “La Mejor Orinoquia que Podemos Construir”.
Es nuestra obligación trabajar de forma concertada entre los distintos sectores del gobierno. También, incorporar los intereses de todos los actores sociales y económicos. Todo esto en la perspectiva del interés superior del país, apuntando a una prosperidad con menos pobreza, más empleo, más seguridad y un medio ambiente saludable.

Ojalá como uno de los resultados de esta reunión consolidemos un arreglo interinstitucional de cooperación para trabajar juntos por la Orinoquia y avancemos hacia un acuerdo intersectorial para el desarrollo integral de esta región esencial para la prosperidad del país.

Y ojalá definamos los lineamientos generales de una Política Integral para el Desarrollo Sostenible de la Orinoquia Colombiana”.


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