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El invencible puente el Charte

El invencible puente el Charte
Por Juan Carlos Niño Niño*

En un ejercicio de reportería para la Unidad de Trabajo Legislativo del Representante Jorge Camilo Abril Tarache, (que fue presentado posteriormente por el legislador en la Plenaria de la Cámara), me sorprendió una creciente tristeza y nostalgia que me produjo ver con mi propios ojos al caído puente del río Charte, que parece quejarse en silencio por su resquebrajamiento en toda la cintura, con un adormecimiento que demuestra su impotencia, y a la vez con una nobleza que dista mucho de sentir rencor por quienes lo mataron a la temprana edad de cincuenta años (probablemente el puente votaría SI al plebiscito por la paz).

No es fácil ver convertido ese mítico lugar en un angustiante espacio de emergencia, en donde las personas a pleno rayo de sol esperan con chalecos salvavidas que los valientes y altruistas hombres de la Policia Nacional y la Defensa Civil coordinen su paso seguro por lancha, mientras que los especuladores cobran una tarifa altísima por pasar más rápido en una artesanal canoa, sin cumplir con los más mínimos requerimientos de seguridad (me aterró ver pasar por este medio sin chaleco salvavidas a una mujer con su recién nacido en brazos), o valiéndose de lianas metálicas que ubican hacia la parte de arriba del río, en una versión cuasi moderna de las recordadas aventuras de Tarzán.

Al arribar a lugar de la emergencia, en medio de miles de carros, buses y tractomulas estacionados en la vía, se nos acercó al vernos con la cámara un conductor de la Flota Sugamuxi, quien reclamaba airado que los taxis estaban prestando ilegalmente el servicio de colectivos El Charte - Yopal y viceversa, cuando era ellos los que estaban autorizados para prestar ese servicio, como si una tragedia de estas diera como para semejante legalismo vial, y como si en este momento de angustia nos preocupara los pasajeros que dejara de recoger esa empresa, sin dejar de mencionar que algunos lugareños supuestamente estarían interesados en que la crisis se mantuviera el mayor tiempo posible, para aprovechar los dividendos de la "pequeña bonanza" (incluido el comercio de los alrededores), pero francamente no me siento con la autoridad de juzgar a estas personas, al tener una oportunidad de mejorar sus ingresos para mantener a sus familias.

En ese momento, empezó a circular entre voces que era inminente el arribo del Presidente Juan Manuel Santos, pero ni la Policia ni las demás autoridades a cargo de la emergencia quisieron confirmar, aunque sí me llamó la atención que uno de los funcionarios de Covioriente con un agente de policía nos sometió a un riguroso interrogatorio, cuando nos sentamos en una mesa de trabajo que estaba ubicada en una de las carpas de esta empresa (abajo del antiguo puente), lo que demostraba efectivamente la presencia del mandatario nacional, y más cuando alguien señaló que acababa de ver pasar la camioneta del Gobernador Alirio Barrera.

Lo interesante es que nadie se sintió entusiasmado o a la expectativa con la aparición de Santos, como si los casanareños estuvieran ahora acostumbrados a la presencia de funcionarios del Gobierno Nacional, o sencillamente porque estaban escépticos de la efectividad de su presencia para solucionar el problema, muy seguramente por la cuestionada acción gubernamental con relación a la nueva planta de tratamiento de agua de Yopal; lo cierto es que Santos apareció en el puente el Charte con sus ministros de Transporte y Agricultura, luciendo una impecable camisa blanca y una finísima cachucha negra, que en todo la mitad tenía inserto la silueta de la paloma blanca de la paz; y en donde a la lluvia de preguntas de los periodistas casanareños hizo importantes anuncios para solucionar a corto, mediano y largo plazo la crisis, y que no se puede desconocer que de una u otra manera han venido restableciendo la movilidad en el sector.

Como el esfumado de una película, retrocedí treinta años cuando el invencible puente El Charte lucía al mediodía un hermoso plateado brillante, y no el escuálido amarillo de los últimos años, y cuando al pasar por ahí eran casi los únicos metros "pavimentados" o mejor "metálicos" de los 150 kilómetros de la escabrosa carretera destapada Sogamoso - Yopal, lo que nos daba un profundo alivio porque, una vez transcurridos seis u ocho horas de tortuoso viaje, nos aproximábamos al fin a la ahora capital departamental.

El puente el Charte fue el epicentro de cientos de paseos familiares en Semana Santa o año nuevo, en donde no podía faltar la preparación del sancocho, las canastas de gaseosa y cerveza en el agua, y los interminables baños que en los exuberantes pozos que se formaban al margen del furioso caudal en el centro del río, sin dejar de mencionar la terrible embestida de los coloraditos, que nos reglaban deliciosas escenas como la de aquellas muchachas en bikini que corrían despavoridas a cubrirse con lo primero que se encontraran, y que se encargaban de alborotar aún más nuestra sedientas hormonas de adolescentes (casualmente el último "piquete" con mi padres fue debajo el Puente El Charte, unas semana antes de que mi padre falleciera en un accidente de tránsito al llegar a Yopal).

Coletilla: Ahora me encuentro tomando una café en Juan Valdez de Unicentro en Villavicencio (vengo de Bogotá), sin tener en claro si continúo o no mi viaje a Yopal.
Una fuente de Covioriente me acaba de confirmar que el paso por El Charte está cerrado por la creciente del río, y probablemente la adecuación del terraplén se haría desde la madrugada hasta el mediodía, siempre y cuando el invierno no siga abatiendo al sector. En fin... Me espera una charla acá con mi primo José Luis Domínguez (quien también recuerda nostálgico las mejores épocas del invencible puente El Charte), y quien ha decidió acompañarme a Yopal en esta temporada del Plebiscito por la paz.

* Especialista en Gobierno y gestión pública, Pontifica Universidad Javeriana.


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