A pesar de que existe una resolución de cierre total de la vía del Cusiana, los vehículos siguen circulando por la carretera que une a los departamentos de Casanare y Boyacá.

El ingenio y la malicia indígena de campesinos del sector del Kilómetro 51, donde el río Cusiana se llevó casi la totalidad de la banca de la vía, parece que superaron las barricadas colocadas por las autoridades para evitar el paso.

La improvisada ingeniería de un grupo de personas que desafían las tormentosas aguas del río, construyó un andamio con tablas y palos, por donde siguen circulando vehículos de transporte público, pesadas tractomulas y todo aquel que pague “el peaje” cobrado por los “empresarios” que habilitaron el paso.

La tarifa es de $10.000 para carro pequeño y $30.000 para camiones. No incluye ningún seguro o garantía que el peso de los vehículos haga colapsar la débil estructura.

La semana que termina se presentó una tragedia en la carretera alterna del llano, precisamente por la peligrosa combinación del afán de llegar de los viajeros y las precarias condiciones de las carreteras de la región, causó la muerte de una niña de 16 años y heridas a 4 integrantes de su familia.

Los habitantes del páramo creadores del “viaducto” de tablas, desmantelan la estructura en la noche o si llega la policía.