Para que el departamento de Casanare mejore los niveles de producción lechera, es necesario reducir la informalidad en la distribución del producto. Esta fue la observación que hizo Luis Fernando Salcedo, economista y ganadero, miembro de Unión Nacional de Asociaciones Ganaderas.
Salcedo fue uno de los expositores en el seminario de capacitación de la cadena ganadera que organizó la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Medio Ambiente de Casanare y que se cumplió el pasado viernes en las instalaciones de la Triada.
Reconoció el expositor que el mercado lácteo es muy volátil, debido, entre otras razones, a que la vida útil del producto es muy corta. Por eso manifestó que la única manera de combatir esta dificultad, es formalizando la venta de leche.
Aunque se han conseguido ciertos avances, falta mucho para llevar a porcentajes mínimos el menudeo. “En Colombia se ha bajado la informalidad del 48 al 43 por ciento, pero seguimos siendo uno de los países más informales, en naciones potencias lecheras como Argentina, Chile y Uruguay, esos niveles no superan el 10 por ciento”.
Según las cifras dadas por el conferencista, Casanare produce cerca de 160 mil litros diarios y solo se comercializan formalmente entre 20 y 25 mil litros, por eso recalcó que hay que formalizar más esta producción, lo que en su concepto, permitiría atender sin mayores dificultades la demanda de todo el departamento.
Lechería tropical especializadaUn factor que también fue objeto de análisis por parte de Luis Fernando Salcedo, es la influencia climática en la producción lechera. En este sentido sostuvo que el país necesita focalizarse un poco más en su producción de carne, leche y todos los demás productos agropecuarios.
“No debemos pensar que en todas partes hacemos de todo, entonces es claro que aquí hay unas grandes ventajas desde el punto de vista comparativo y competitivo para un tema como la carne, pero indudablemente se presta para hacer un tema lechero, no doble propósito sino una lechería tropical especializada”.
Dicho sistema tiene ciertas características que lo diferencian de la forma tradicional. “No es con ternero al lado, sino especializada en el trópico bajo, que permite tener unos niveles de eficiencia y efectividad más altos, de los que se mantienen hoy en el doble propósito”.
Para este esquema, el piedemonte ofrece un entorno favorable. “Casanare puede llegar a tener un volumen importante. Hoy representa cerca del 1 por ciento de la producción nacional formal y eso hay que mejorarlo, para llegar a un 3 o 4 por ciento, a través del desarrollo de estas zonas”.
Maltratar a los animales en la etapa del sacrificio reduce las gananciasUn llamado de atención a todos los productores ganaderos para que abandonen las prácticas rudas, en el trato a los bovinos durante la etapa de transporte y sacrificio, hizo la médica veterinaria Marly Romero Peñuela, durante la conferencia que dictó en el marco del seminario de capacitación a la cadena ganadera.
Romero Peñuela quien ostenta un post doctorado en ciencias agrarias, dijo que los animales mal manejados van a tener contusiones y hematomas, que en la planta de sacrificio deben ser retirados, lo que implica menor peso en la carne que se va a comercializar y por consiguiente disminuyen los ingresos para el productor.
“Además afecta la calidad del producto, ya que los animales estresados y mal manejados, dan una carne de menor calidad conocida como DFD, (por sus siglas en inglés, que significa oscura, dura y seca), propensa a contaminación microbiana, que no se puede empacar al vacío y esto va a ocasionar pérdidas importantes”, señaló Romero Peñuela.
De todas formas cambiar las prácticas del trato a los animales, implica un tarea del orden cultural, no obstante trajo a colación la evolución que ha tenido en este aspecto Brasil y que se puede aplicar en Colombia.
“Se debe trabajar en el plano gremial, lo mismo que pasó en Brasil, donde se tiene una cultura del manejo del ganado un poco fuerte, pero los grandes empresarios de la carne y las asociaciones de ganaderos, han entendido que el manejo en favor del animal y de su comportamiento natural trae ventajas económicas”.
Este pensamiento se tradujo en un fortalecimiento en la sensibilización y formación del recurso humano. Dentro de las prácticas más rudas en el manejo de los animales para sacrificio, se encuentran el abuso de tábanos y garrotes, así como torcer la cola, que muchas veces lleva a que esta se parta, se fraccione.
Otro procedimiento muy usual es dejar sin agua los animales, durante la etapa de transporte. “También hay una práctica muy común en las plantas de sacrificio, que es coger elementos para golpear las estructuras metálicas de las instalaciones, lo que genera mucho estrés y hace que los animales reaccionen violentamente y esto es un factor de riesgo, no solamente para los animales sino para los operarios”, concluyó la conferencista.