Por Deyler Escalante

Jóvenes líderes del corregimiento La Chapa ubicado a 27.8 kms al oriente del casco urbano de Hato Corozal, denunciaron las condiciones en que viven las cerca de 90 familias que habitan este centro poblado.

La Chapa, es destino obligado de todo político de Casanare en época electoral, pues allí el potencial es de 300 votos aproximadamente, las promesas abundan pero a la fecha ninguna se ha materializado.

Sus calles son lodazales, el agua no es apta para el consumo humano, el alcantarillado al cual nunca se conectaron las viviendas se encuentra colapsado, por eso los niños del internado y el colegio deben hacer sus necesidades en una letrina que una vecina les facilita, la cual se encuentra encerrada en fibra a la intemperie y con lodo en su interior.

A esto se suma que el internado mixto en donde hay 43 jóvenes. Es considerado por algunos padres como una especie de castigo para los muchachos que hacen travesuras, pues allí no alcanzan los dedos de la mano para contar las goteras, duermen es desvencijados camarotes, no hay televisión, si los padres no aportan no hay para un balón, les toca a recurrir al balón de trapo hasta para las clases de educación física.

Esto sucede mientras a una obra de un colegio inconcluso le nacen árboles en su interior, producto de un contrato en donde las instituciones educativas del municipio están perjudicadas.

En la chapa no hay puesto de salud, no hay señal de celular, no hay internet, ni biblioteca, aun así se están graduando jóvenes de grado once. La pregunta es, cuál es el nivel competitivo para poder acceder a una universidad pública?.

El estado tiene una deuda pendiente con el Corregimiento de La Chapa, por ser un territorio víctima del conflicto armado que vivió Casanare.