Un grupo de 70 mujeres de la Asociación de Víctimas y Campesinos “De Regreso al Campo” recibió unidades productivas como resultado de una articulación estratégica entre el sector público y privado. Este proceso incluyó formación especializada en el aprovechamiento del maíz, tras la implementación de un innovador sistema impulsado por energías renovables.
La iniciativa nació con el desarrollo de un prototipo de fertirriego, implementado por Molinos Tobo en alianza con el Comité Regional de Ganaderos de Yopal, como una apuesta por la eficiencia en la producción agrícola sostenible. Con el respaldo del SENA a través de SENA Innova, se garantizó el funcionamiento y optimización del sistema. Como resultado, se destinó una parte de la cosecha de maíz para la formación de estas mujeres, quienes adquirieron conocimientos sobre transformación y aprovechamiento del grano en productos derivados.
Como parte de esta entrega, además de recibir las unidades productivas, las beneficiarias obtuvieron su certificación en el curso complementario "Elaboración de masas de panificación con incorporación de harinas de leguminosas", formación que les permitió ampliar sus conocimientos en la transformación del maíz y su aprovechamiento en diversos productos.
Ruth Edith Díaz, una de las fundadoras de Asovicarac y participante del curso, destacó la importancia de este proceso de formación para las mujeres rurales. "Muy agradecida con el SENA Casanare y su acompañamiento en el curso sobre transformación del maíz a la harina y las variedades de productos que salen, como la chicha, el masato, el guarrus, mogollas de chicharronas, pan de bonos, rosquitas", expresó, resaltando además el papel fundamental de su instructora y la claridad con la que brindó los conocimientos.
Por su parte, la directora regional del SENA Casanare, Johana Medina, subrayó la importancia de este tipo de alianzas para transformar vidas a través del conocimiento y la innovación. "A nuestras mujeres beneficiarias, les digo: Este es solo el comienzo. Su dedicación y esfuerzo hoy se transforman en una herramienta para construir un mejor futuro para ustedes, sus familias y su comunidad", expresó.
Este modelo de articulación entre el sector privado, la institucionalidad y las comunidades no solo impulsa el desarrollo productivo del departamento, sino que también refuerza el tejido social y la resiliencia de mujeres que han enfrentado adversidades.
La entrega de estas 70 unidades productivas representa más que una herramienta de trabajo: es un símbolo de progreso, innovación y esperanza para el futuro del campo en Casanare.