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La veeduría que convirtieron en arenga política

Por César Colmenares

Se trata del proyecto “Adoptar adecuadas prácticas de producción, manejo y conservación de forraje para el fortalecimiento de la actividad ganadera del departamento de Casanare” el cual nació como una propuesta de los mismos ganaderos, quienes le plantearon al actual gobernador la necesidad de “facilitar la caña de pescar y no el regalo del pescado para un almuerzo”.

Dado el ciclo natural de verano en Casanare hasta ahora era tradición que, de cuando en vez, los gobiernos “regalaran” unas pocas pacas de forraje para la alimentación del ganado ante la escasez de las pasturas, sin garantizar si quiera la calidad de dicha nutrición.

Tras analizar la situación, los mismos ganaderos, especialmente los agremiados en el Comité Regional de Ganaderos de Yopal, entendieron que los actores de este renglón económico deben ser también generadores de su seguridad alimentaria disponiendo de bancos de forrajes.

Tras la gestión necesaria, se generó el mencionado proyecto, el cual se enmarca dentro de las nuevas tendencias de alianzas público privadas, en las que todos ponen, todos ganan. Es decir, da un paso adelante para combatir el asistencialismo que no supera dificultades de fondo y, por el contrario, permite una visión de largo plazo.

Empezaron las campañas

Desde hace varias semanas, la líder social y política Mónica Mora, y la ex secretaria de agricultura y ahora aspirante a la Asamblea Departamental, María Elena Díaz Arias, se empezaron a reunir con algunos ganaderos de Paz de Ariporo, a los cuales les han tergiversado la información y han impedido a toda costa un diálogo constructivo y basado en la argumentación de fondo, con el claro objetivo de generar ruido y posar como adalides de la defensa de los intereses de los campesinos.

Así se infiere de las sendas reuniones en sitio, en las que los delegados de la Gobernación de Casanare, de la Corporación Creo País, de la interventoría, han sido abucheados e ignorados cuando tratan de exponer los aspectos del proyecto en su integralidad y ejecución.

De hecho, Díaz Arias fue secretaria del actual gobierno durante el primer año, y por ende conoce la gestión que desde el inicio hizo el Comité de Ganaderos de Yopal para que se incluyera esta iniciativa en el Plan de Desarrollo y el Programa de Gobierno; es decir, conoce a fondo del tema y, si hubiera sido mal formulado, ella habría estado también incursa en el error de su concepción.

A pesar de ello, no expone directamente del tema y se explaya en discursos de corrupción política, de la necesidad de un cambio y demás diatribas de capitalización de emociones con fines políticos.

Hasta donde se sabe, desea ser candidata a la Asamblea Departamental y busca respaldos en esta aspiración.

De otra parte, la abogada Mónica Mora, es activista política del Partido Verde y se destaca en su trabajo de exigir una mejor ejecución en la denominada Vía Bicentenario, al norte de Casanare.

Sin embargo, la Fundación Creo País le proporcionó toda la documentación atinente al proyecto de forrajes y se ofreció para ilustrarla sobre los diversos aspectos, sin menoscabar su independencia en la deliberación ciudadana, y, a pesar de que acordaron que una vez leída la información se reunirían para tal fin, incluso acompañada de algunos ganaderos, esto no se dio para un adecuado seguimiento técnico y administrativo.

En cambio, en cada reunión que se hace en la región del norte tiene cada vez más actores políticos y ajenos a la actividad ganadera que ganaderos beneficiarios como tal, y el linchamiento moral hacia los funcionarios más marcado.

Por ello, la Fundación Creo País ha determinado que solicitará a ruego, es decir por petición propia, a las entidades de control el inicio de indagaciones o investigaciones para que sean ellas las que determinen el cumplimiento de las obligaciones contraídas, cerrando así cualquier discusión y no exponiendo más a sus miembros a linchamientos mediáticos y abusos de estos actores.

 Imprecisiones, yerros o mentiras

Allí, constantemente hace énfasis en que se robaron casi $11 mil millones, que tenían que entregarle cinco toneladas fijas de forraje a cada ganadero de Casanare, que todo el proyecto recayó sobre el Comité de Ganaderos y que prácticamente el contratista no hizo nada sino embolsarse el dinero. Esto, además de acusarle como si fuera delincuente por actuar en varios contratos.

Exaltando el ánimo de los ganaderos, olvidan que de los $10.800 millones del valor del contrato se aplican descuentos por retenciones, tasas, tributos, impuestos, estampillas, pólizas de seguros, que fácilmente superan los $1.400 millones, disponiendo hasta entonces de solo $9.400 millones. Esto, sin contar los honorarios y parafiscales que debe asumir.

De allí, el contratista asume la compra del total de la maquinaria, insumos, transporte, personal necesario para el desarrollo del proyecto, todo lo cual está discriminado en el contrato y su anexo de especificaciones técnicas.

El contrato es de prestación de servicios y por ello Mora, asume que se trata de ir a comprar en cualquier parte del país pacas de heno y repartirlas por las fincas de Casanare. Nada más alejado de la realidad.

El nombre del contrato es “Adoptar adecuadas prácticas de producción, manejo y conservación de forraje para el fortalecimiento de la actividad ganadera del departamento de Casanare”, lo que implica un proceso de corto, mediano y largo plazo, dadas sus complejidades.

De hecho, no es solo sembrar maíz y pasto y cortar; también lleva el proceso de preparación del material en manejo de postcosecha para fortalecer su valor nutricional.

Insiste en que todas las actividades recayeron en cada Comité de Ganaderos, cuando realmente la proporción sería de 80-20 (aplicación de controles y mano de obra)

Olvida o no consultó que en materia agropecuaria se exponen estimados y son muchas las variables ambientales, climáticas, de suelos, de programación, de adaptabilidad, que impiden dar cifras fijas cuando de producción se trata.

De hecho, manifiesta el contratista hay algunas actividades complementarias en las que sin estar dentro de los alcances de sus obligaciones cobijó o financió.

De igual manera, manifiesta que el contratista no ha cumplido con el objeto del contrato cuando en realidad ya cumplió con el 100 por ciento de lo que le correspondía, y a pesar de ello sigue haciendo acompañamiento en varios aspectos.

Creo País resalta incluso que, si bien los términos de referencia no establecían marca de los productos, es su costumbre entregar las mejores marcas y, por ejemplo, en este caso los tractores y accesorios son marca Kubota e Ideagro, igual que sucede con los insumos agroquímicos usados y semillas certificadas.

“Obviamente, se podría y sería perfectamente legal entregar productos de dudosa reputación en cuanto a calidad aumentando el margen de utilidades pero, siendo una entidad casanareña, nunca tomamos ese camino”, manifiestan desde allí.

Cómo es el proyecto

Para vincular a los productores ganaderos, se concertó que sería a través de los Comités de Ganaderos que se implementarían los bancos de producción de forrajes. Se da por descontado que en cuanto a asociaciones que representen a los ganaderos, esta es la figura más representativa.

Como es de gran envergadura, se diseñaron seis núcleos ubicados en Monterrey, Aguazul, Yopal, Pore, Hato Corozal y Orocué, los cuales agrupan a su vez varios municipios cercanos. En ellos, sumados, se instalaron 120 hectáreas de maíz forrajero y 120 hectáreas de pasto Clon 51.

A cada núcleo se le entregó kit completo para la instalación del banco, el cual incluye tractor agrícola, rastra preparadora, rastrillo pulidor, encaladora agrícola, sembradora abonadora, cosechadora de forraje, remolque forrajero y caballoneador, equipo Silo Press, equipo Silo Pack y bolsas Silo Press. Elementos de la mejor calidad, las mejores marcas y representación.

Y a estos equipos los acompañaron los insumos de semillas certificadas y agroquímicos necesarios y óptimos para la instalación de los cultivos.

Todos ponen

Como en todo proyecto, cada parte debía asumir unas responsabilidades. Así, el contratista, en representación de la Gobernación de Casanare, debía proporcionar estos kits, hacer la siembra de la semilla, entregar los insumos y hacer unas demostraciones de métodos. A su vez, los ganaderos, representados por cada Comité Ganadero, debían aportar los terrenos a utilizar (propios o arrendados) y realizar la aplicación de los controles sanitarios y de fertilización, mediante la contratación de mano de obra.

Este enfoque se da así para lograr que en el trascurso de tres años y una vez logrado el manejo adecuado de manejo de maquinaria, siembra, cosecha y manejo de post cosecha, los ganaderos tengan plena autonomía en el manejo y crecimiento de sus bancos de forrajes.

A su vez, y dada la gran cantidad de ganaderos, el contratista y el Comité hicieron sendas convocatorias de postulación y socialización, y el Comité hacía las postulaciones finales de beneficiarios. A manera de filtro, los beneficiarios debían hacer aportes al Comité para ayudar a pagar el arrendamiento de predio y pago de los jornales requeridos.

Obviamente, el silo logrado se entregará con prioridad a quienes finalmente hicieron aportes, es asunto de equidad, justicia y solidaridad.

Ajustándose al cambio

Obedeciendo a las condiciones de los terrenos, incluidas calidad de los suelos, presencia de plagas, variabilidad de ciclos climáticos y demás, cada Comité tomó varios meses para obtener un predio que fuera apto para su inclusión en el proyecto, y en algunos casos coincidió con la entrada del verano.

Así mismo, toda la semilla de maíz forrajero y pasto Clon 51 es certificada, pero pese a ello debe irse ajustando en el manejo de siembra, cuidado y cosecha a las condiciones propias del entorno, por lo que la producción estimada de cinco toneladas por usuario en una proyección a alcanzar en tres años con la madurez del proyecto o banco de forrajes.

Adicionalmente, la apuesta es a una producción estimada de 35 toneladas cada 45-60 días, dado que el corte se da por ciclos, no se puede esperar que toda la producción para satisfacer la demanda de los usuarios se de en una sola vez.

Contratista cumplido

En cuanto a las obligaciones del contratista, este ya cumplió con la totalidad de las mismas, lo que se puede considerar como la primera fase del proyecto, y el camino por recorrer está a cargo de cada Comité, y más importante aún, de cada ganadero beneficiarios del mismo.

Como constancia de este cumplimiento, el ejecutor cuenta con todos los informes y pruebas requeridas, entre ellas las actas de recibo de insumos y de cada actividad realizada, además de fotos y videos, reporte de la interventoría, de la supervisión, entre otros.

Comité Regional de Ganaderos de Yopal, un pionero

En gran medida, la concepción de este proyecto provino de la gestión de modernización, transferencia de tecnología, optimización de la producción y fortalecimiento gremial en que vienen empeñados hace un tiempo los ganaderos, y dentro de los cuales hay que hacer énfasis en el Comité Regional de Ganaderos de Yopal.

Con todas sus aristas, el director ejecutivo del Comité, Daniel Augusto Salamanca, explica la naturaleza, alcances, y altibajos de una iniciativa de este tipo.




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