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Policia nacional de Colombia

Un acto de reconciliación y esperanza la cárcel La Guafilla

 Lida Quevedo, hermana de Giovany Quevedo, desaparecido el 25 de noviembre de 1990, encabezó ayer la visita a la cárcel La Guafilla, de familiares de personas desaparecidas durante el conflicto en Casanare, en busca de verdad, memoria y reconciliación. 

En un acto profundamente simbólico y humanitario, se sentaron cara a cara con personas privadas de la libertad que podrían tener información clave sobre el paradero de su hermano y de otros desaparecidos.

La visita se dio como parte de un proceso liderado por la Fundación Giovany Quevedo Lazos de Vida, organización que ella misma fundó hace 25 años y que este octubre cumple 26, dedicada a la búsqueda de personas desaparecidas en Casanare. Lida relató que hombres armados sacaron a su hermano de su casa junto a su compañera sentimental. Desde entonces, nada se sabe de él.

“Este espacio que ustedes ven no solo permite que los internos se acerquen a nosotros, también es una oportunidad para dar el primer paso hacia la reconciliación y aportar a la verdad. Preguntarnos dónde está Giovany, Ariel, Luis Nepomuceno, María, Diana…”, dijo conmovida.

La información que pueda surgir de este tipo de encuentros, no tiene implicaciones judiciales, sino un valor netamente humanitario.

Lida no esconde la carga emocional de enfrentar a quienes podrían estar involucrados en temas de desapariciones: “Verlos me da esperanza de una noticia… pero también rabia, dolor, impotencia. El cerebro trabaja por entender por qué. Queremos dejar de llamarlos victimarios y empezar a hablar de voluntades”.

Gracias al trabajo de la Fundación, se han documentado 2.553 casos de desaparición forzada en Casanare, con cerca de 150 recuperaciones y entre 60 y 70 entregas dignas. Cifras que, aunque significativas, siguen siendo dolorosamente bajas frente a la magnitud del problema. Por eso celebran la creación de la Ordenanza 020, que establece la mesa de desaparición forzada en el departamento, un espacio interinstitucional que fortalecerá los esfuerzos de búsqueda.

“Sabemos que no es fácil hablar de reconciliación cuando aún hay tantas heridas abiertas. Pero este es el camino. Ya hemos visto voluntades, ya se han iniciado trabajos de campo. Y aunque el dolor no se apaga, la esperanza crece cada vez que alguien decide hablar”, concluyó Lida Quevedo.

Este acto íntimo pero poderoso, realizado en una prisión, insiste en la búsqueda de los desaparecidos no solo es una lucha por la memoria, sino también por la dignidad y la paz verdadera.



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