Desde 2006 la celebración de año nuevo no volvió a ser la misma para la familia de Olimpo Hernando Tinjacá Pérez. Aquel 29 de diciembre fue la última vez que sus hijos y hermanos vieron a quien amorosamente les guiaba en su educación e impulsaba a través del arte. Olimpo Hernando fue retenido durante tres días, asesinado, presentado como supuesta baja en combate y su cuerpo fue desaparecido. Esa misma desazón tuvo la familia Vargas Achagua desde el 8 de julio de 2007, cuando José Albeiro, un joven campesino, fue asesinado por miembros de la fuerza pública adscritos al Gaula Casanare, y no volvieron a tener noticias de su paradero.
Esa búsqueda finalizó el pasado 11 de junio. En una numerosa reunión familiar, los Vargas Achagua, alrededor de una olla comunitaria realizada en su finca, en la vereda el Guacharacal, zona rural de Yopal, recibieron dignamente el cuerpo de José Albeiro, a quien esperaron por 18 años. Los nueve hermanos se reunieron de nuevo en su casa, con sus padres, esta vez completos; y, aunque no lo encontraron con vida, como aún guardaban la esperanza, sí encontraron respuestas a preguntas que les causaron dolor por años.
La diligencia de entrega digna, realizada en articulación con la Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas (UBPD), fue presidida por la magistrada Sandra Castro, quien integra la Subsala Casanare de la Sala de Definición de Situaciones Jurídicas, acompañada por el magistrado Óscar Parra Vera, relator del macro Caso 03. “Estamos en la casa de la familia Vargas Achagua, de donde salió José Albeiro el 7 de julio de 2007 y no regresó”, dijo la magistrada Castro. Por su parte, el magistrado Parra manifestó que este “es un momento de esperanza y reconocimiento a la valentía de la familia Vargas Achagua, a la memoria de José y a la memoria de las víctimas de las ejecuciones extrajudiciales en el Casanare”.
La jornada contó, además, con la presencia del secretario ejecutivo de la JEP, Harvey Suárez, y con el acompañamiento de los equipos territoriales de la UBPD, la Fiscalía General de la Nación y el Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses. “Esos son los resultados restaurativos producto del trabajo de las instituciones que se han comprometido con la centralidad de las víctimas”, destacó el secretario ejecutivo Suárez.
La familia, por su parte, expresó su agradecimiento por este reencuentro: “Damos gracias a Dios que hizo posible que hoy nuestro núcleo familiar estuviera reunido con mi hermano, dándole una bienvenida a nuestro seno familiar”, fueron las palabras de Pedro Vargas Achagua.
Así mismo, el 12 de junio, en otra jornada realizada en articulación con la UBPD, la familia de Olimpo Hernando Tinjacá Pérez, encabezada por sus hermanos e hijos, pudo despedir al hombre amoroso que recuerdan como un “artista multitalentoso, paciente, estudioso y valiente”, a quien le rindieron un homenaje a través de un telar, en el que plasmaron imágenes con los recuerdos más atesorados de sus infancias gozando de su compañía. En un emotivo encuentro, expresaron el dolor que todavía persiste en la familia por tanta añoranza y el alivio de poder despedir a Olimpo Hernando con dignidad.
Esta diligencia de entrega digna fue presidida por el magistrado Carlos Alberto Suárez, quien también integra la Subsala Casanare de la Sala de Definición de Situaciones Jurídicas. Lo acompañaron el magistrado Óscar Parra y el equipo territorial de la UBPD, quienes hicieron la explicación técnico forense a la familia para ratificarles las razones que comprueban que el cuerpo encontrado es el de su ser querido.
“Queda claro que Olimpo Hernando era un hombre de familia y no era un delincuente, como se quiso presentar. Fue una persona injustamente asesinada para presentar resultados, como tantas otras en Casanare”, señaló el magistrado Suárez.
La familia Tinjacá expresó cómo este acto los hace sentir reparados y al mismo tiempo con un sentimiento de nostalgia: “Estoy agradecida con la JEP porque me siento reparada en este momento con este proceso. Es una forma de dar cierre y de dignificar la memoria de mi papá dándole cristiana sepultura", dijo Liliana Tinjacá, hija de Olimpo Hernando. “Nos sentimos satisfechos porque hoy nos entregan a mi hermano, sin embargo, un poco triste porque una de las personas que más buscó a mi hermano, fue mi padre, pero hoy ya no se encuentra con nosotros”, expresó Mauricio Tinjacá.
La JEP, la UBPD y Medicina Legal, lograron confirmar estas identidades y relacionar las muestras genéticas de los cuerpos con las de los familiares, proceso que permitió verificar, contrastar la información con el equipo forense y, finalmente, entregar dignamente a las dos familias los cuerpos de sus seres queridos.
Olimpo Hernando Tinjacá y José Albeiro Vargas Achagua, no solamente fueron retenidos y asesinados por miembros de la Décimo Sexta Brigada y del Gaula Casanare, sino que, para justificar sus muertes, fueron falsamente señalados como miembros de grupos armados ilegales. Estos falsos señalamientos afectaron por años a cada una de sus familias, las cuales, además de lidiar con el dolor de no saber dónde estaban sus seres queridos, eran también estigmatizadas en sus comunidades. A la fecha, en el proceso dialógico de la JEP, militares que participaron en estas operaciones han reconocido públicamente que se trataba de dos hombres inocentes, civiles que nada tenían que ver con el conflicto armado.
El caso de Olimpo Hernando Tinjacá fue uno de los hechos ilustrativos analizados por la Sala de Reconocimiento de Verdad, de Responsabilidad y de Determinación de los Hechos y Conductas, en el marco del Caso 03, en el cual se investigan los asesinatos y desapariciones forzadas presentadas como bajas en combate por agentes del Estado. En el crimen contra Olimpo Hernando se evidenciaron las prácticas ejercidas por miembros de la Décimo Sexta Brigada para cometer estos delitos.
El pasado 8 de abril, la UBPD informó al despacho del magistrado Carlos Alberto Suárez los resultados de las pruebas genéticas que permitieron verificar y determinar con certeza la ubicación e identidad del cuerpo de Olimpo Hernando, pues arrojaron un resultado positivo en relación con el ADN de Liliana Tinjacá (su hija) y Mauricio Tinjacá (su hermano), quienes han participado de forma constante en espacios dialógicos convocados por la JEP en Casanare.
Estos hechos se enmarcan en los hallazgos del auto en el que la Sala de Reconocimiento de Verdad determinó los hechos y conductas de 303 ‘falsos positivos’ cometidos en Casanare, entre 2005 y 2008. El auto señala que “el uso de mecanismos institucionales, y otros más informales, se tornaron en incentivos para la presentación de bajas ilegítimas, como reconocieron los comparecientes (...). La incidencia de dichos incentivos en la comisión de los asesinatos y su presentación como bajas en combate puede verse reflejada en una gran cantidad de hechos determinados por la Sala, tal como sucedió con la muerte del señor Hernando Olimpo Tinjacá Pérez”.
En lo referente al asesinato de José Albeiro Vargas Achagua, durante la audiencia de seguimiento al régimen de condicionalidad y aporte a la verdad realizada en Yopal, el 22 de mayo de 2024, el compareciente Luis Eduardo Pereira indicó que, aquel 8 de julio de 2007, luego de asesinar a José Albeiro, su cuerpo habría sido inhumado en el cementerio de Maní (Casanare).
El compareciente manifestó su disposición de trasladarse hasta el cementerio y señalar el sitio donde estaría inhumado el cuerpo de José Albeiro. En consecuencia, la magistrada Sandra Castro solicitó al equipo de la UBPD territorial Casanare activar el procedimiento para la búsqueda, en articulación con la Secretaría Ejecutiva de la JEP y un funcionario del despacho. Las inspecciones forenses llevadas a cabo en el sitio terminaron por confirmar lo señalado por el compareciente Pereira en sus aportes de verdad.
El caso de José Albeiro Vargas Achagua se enmarca en la tercera modalidad del patrón de los mal llamados ‘falsos positivos’ cometidos en Casanare, en el que las víctimas eran trasladadas por medio de engaños por terceros civiles reclutadores, quienes las entregaban a miembros de la fuerza pública para ser asesinadas y presentadas como supuestas bajas en combate.
Estas entregas dignas son el resultado de un ejercicio riguroso y de seguimiento a los aportes de los comparecientes, así como del relacionamiento y articulación para la acción conjunta entre las entidades del Sistema Integral para la Paz, liderados por la Sala de Definición de Situaciones Jurídicas de la JEP.
La Subsala Casanare busca priorizar el estudio de los procesos de los comparecientes que integraron el Batallón de Infantería 'Ramón Nonato Pérez' (Birno 44) y otras unidades que operaron en Casanare como el Gaula, así como los terceros civiles y agentes del Estado no integrantes de la fuerza pública, que no sean seleccionados como máximos responsables por asesinatos y desapariciones forzadas presentadas como bajas en combate en esta región del país.
Las entregas dignas contribuyen al reconocimiento de las víctimas, la restauración del tejido social, la materialización del derecho a la verdad y la garantía de medidas de reparación. Son una respuesta material y simbólica de justicia para las familias buscadoras que por años estuvieron a la espera de noticias sobre sus seres queridos y reafirman el deber del Estado y de la sociedad de acompañar y respaldar a quienes han vivido el conflicto armado por medio de espacios para el duelo, reconocimiento y reconstrucción de la memoria histórica.