La necesidad urgente de integrar los sectores productivos con el conocimiento científico y ambiental, que permita gestionar armónicamente el territorio con la biodiversidad como soporte para desarrollo del país, fue el común denominador en el Foro Nacional Conservación y Desarrollo: una Inversión para el Bienestar, convocado por el Instituto Humboldt, Ecopetrol y el Fondo Adaptación.
Durante el evento, realizado los días 1 y 2 de octubre, directivos de sectores productivos del país expresaron su visión del desarrollo frente a la conservación y coincidieron en que la integración es clave para lograr las metas comunes. Para esto, en la primera jornada la reflexión se centró en las necesidades de una planeación y ordenamiento del territorio articulado; en la segunda jornada se planteó la necesidad de identificar la existencia de conflictos socioambientales a diferentes escalas y en un país megadiverso, es decir, desde el conflicto armado, la seguridad alimentaria y el uso del agua, entre otros. En el último panel de expertos se hizo evidente la necesidad de fortalecer las políticas e institucionalidad ambiental para definir las reglas del juego, incluso en los sectores económicos. Al respecto, Sandra Vilardy, coordinadora de Humedales del Proyecto Fondo Adaptación, expresó que se debe “evitar la disyuntiva de la conservación o la explotación pues hay muchas figuras para construir una visión compartida y ejercer de manera creativa la gestión del territorio”.
La actividad congregó a representantes de 10 importantes sectores económicos del país. Los siguientes son algunos de los puntos de vista que presentaron los participantes.
SECTOR GANADERO
Andrés Zuluaga, representante de Fedegán, expresó que los gremios necesitan estar acompañados de políticas fuertes, de pautas para gestionar el territorio. Afirmó que “es importante que haya restricciones de uso y a la vez incentivos y acompañamiento de las instituciones del Estado y de las universidades, porque hay que pensar el país en conjunto, desde lo ambiental y lo productivo”.
En Colombia existen 500.000 predios ganaderos, en una extensión de 38 millones de hectáreas, que representan 950.000 empleos.
Para Zuluaga, nadie puede ocultar los impactos que genera la actividad ganadera en la transformación de los ecosistemas, por lo que la Federación busca reducir los efectos en terrenos degradados. La entidad desarrolla un proyecto que busca establecer un millón de hectáreas en sistemas silvopastoriles, para 2.000 ganaderos en 83 municipios de 12 departamentos, con apoyo del Fondo GEF y otras entidades, por 4,7 millones de dólares.
SECTOR PALMERO
Juan Carlos Espinosa, de Fedepalma, afirmó que se necesita un ejercicio urgente de reconocimiento de las áreas estratégicas como la Orinoquia. Insistió en que el sector quiere participar y no afectar las sabanas y demás ecosistemas, pues es necesario “saber hacia dónde movernos porque no tenemos directrices desde el sector ambiental.
La Orinoquia es el gran reto intersectorial. Este es un llamado al Ministerio de Ambiente, las CAR, al Humboldt y demás entidades relacionadas, para que nos orienten; no es una tarea de Fedepalma”.
Agregó que “la palma no es causante de la deforestación y que su modelo productivo no quiere parecerse al modelo utilizado en Indonesia y Malasia”. Insistió así mismo en que actualmente el sector palmero tiene 450.000 hectáreas de cultivo, de las cuales 150.000 están en desarrollo. Ante las críticas de crecimiento de este sector en el país señaló que “no promovemos la expansión del sector más allá de lo que ya está sembrado; por ahora pensamos en fortalecer la rentabilidad de estas áreas”.
SECTOR AURÍFERO
María Consuelo Araújo, presidenta de Gran Colombian Gold (presente en Caldas y Antioquia), aseguró que se requiere diálogo entre lo privado y lo público y los diferentes sectores para encontrar un equilibrio entre lo económico, social y cultural. Aclaró que “el reto, y lo que vuelve interesante estos foros, es plantear cómo hacerlo. Se necesitan más presupuestos para el sector ambiental, no solo para que se investigue sino que se gestionen mejor y con agilidad los procesos”.
Sobre el tema de la relación de extrema pobreza en zonas mineras dijo que el mayor daño lo genera la minería ilegal, porque al ser una actividad improvisada, deja daños irreparables.
EMPRESARIOS
Para Santiago Madriñán, del Consejo Empresarial Colombiano para el Desarrollo Sostenible (Cecodes), si el medio natural a 2050 no es sostenible, las empresas tampoco lo serán, por eso el mundo no puede seguir produciendo y consumiendo como lo hace hoy en día. “Las empresas han venido trabajando solas porque hay muchos temores, temores que se traducen en barreras que los capitalistas debemos romper”.
El directivo lanzó la propuesta de crear fondos y compensaciones empresariales conjuntas para optimizar los esfuerzos de los diferentes sectores y enfatizó en que “no deberían existir tantas distancias entre los financiadores y los que saben o tienen el conocimiento del país, de la biodiversidad”.
Invitó a los empresarios colombianos a realizar los informes de rentabilidad financiera junto con el rendimiento obligatorio de cuentas a la naturaleza y a lo social. “No se trata de hacer un green washing o ‘lavado verde’ con proyectos de buena voluntad, como producir unas cuantas cartillitas, sino que la tarea debe ser en grande”.
SECTOR HIDROCARBUROS
Édgar Emilio Rodríguez, de la Agencia Nacional de Hidrocarburos (ANH), manifestó que la Agencia está haciendo el esfuerzo de articularse con las demás entidades, pero se necesitan estrategias desde el gobierno para lograrlo. Refirió como uno de los casos más complejos el de Manacacías (Meta), en el que se presentan muchas actividades de producción con muchas transformaciones a la vez; no solo está ahí el sector hidrocarburífero. Informó que en la Agencia vienen trabajando con Parques Nacionales Naturales en en el reconocimiento de áreas estratégicas que están en zonas de producción.
VISIÓN A FUTURO
En el cierre del evento Brigitte Baptiste, directora del Instituto Humboldt, expresó que Colombia necesita reconstruir la política pública ambiental porque es prácticamente inexistente, y eso se evidencia en los planes de desarrollo. El reto es construir una política de Estado a largo plazo.
Para conseguirlo se debe entrar en una fase acelerada de reconversión de los sistemas productivos. “Hay que desmontar la idea de que los ecosistemas son máquinas naturales que generan servicios ambientales, que poniendo una cerca y un celador se garantiza la continuidad de los beneficios que se reciben de la naturaleza”.
Por otro lado, afirmó que hemos venido promoviendo lo integral, que es vincular procesos que se venían preparando de manera separada con criterios distintos.
Necesitamos innovar y contribuir a la renovación social a gran escala, lo mismo que desarrollar mecanismos de integración para trabajar de manera intersectorial, porque no sabemos cómo vamos a estar en 2050”.