Cada 11 de noviembre se conmemora el Día del Soltero, una fecha que invita a reflexionar sobre el significado real de la soledad, la independencia y la autonomía emocional. En una época donde la vida en pareja sigue siendo vista por muchos como símbolo de estabilidad y éxito, la soltería emerge como un camino legítimo y, en muchos casos, profundamente saludable para el crecimiento individual.
La doctora María Clara Arbeláez, psicóloga de la Universidad de los Andes y directora de Avance Crecimiento Personal, con más de tres décadas de experiencia en orientación emocional, señala que la soltería puede ser una oportunidad para sanar y reconstruir vínculos más sanos “Así como después de un trauma emocional las relaciones se ven afectadas por el miedo y la ansiedad, muchas personas evitan el compromiso no porque no quieran amar, sino porque temen revivir pérdidas o rechazos pasados”.
En los últimos años, las transformaciones sociales, el auge del autocuidado y la búsqueda de bienestar emocional han modificado la manera en que se vive la soltería. Para muchas personas, representa una oportunidad para invertir tiempo en su desarrollo profesional, fortalecer su salud mental, explorar nuevas formas de convivencia y construir redes de apoyo fuera de la pareja tradicional. La especialista explica que disfrutar de la propia compañía no implica aislamiento, sino una forma de fortalecimiento interior “Estar solo no equivale a estar incompleto, la soledad consciente permite reparar, conocerse y crear vínculos más sanos en el futuro”.
Desde una perspectiva de bienestar, la soltería puede ser un espacio fértil para cultivar la autonomía afectiva, es decir, la capacidad de mantener la estabilidad emocional sin depender exclusivamente del afecto o la validación externa. Aprender a disfrutar de la propia compañía, desarrollar rutinas que promuevan el autocuidado y priorizar los proyectos personales son, según los especialistas, señales de madurez emocional y equilibrio interior.
La doctora Arbeláez también subraya que muchas veces la sociedad ejerce una presión innecesaria sobre quienes eligen no tener pareja, lo cual puede generar culpa o ansiedad “La presión social por tener pareja genera más angustia que bienestar. Cuando se aprende a disfrutar la propia compañía, se gana libertad emocional y equilibrio interior”.
Sin embargo, la sociedad continúa ejerciendo una fuerte presión sobre quienes eligen no tener pareja. La narrativa dominante sigue vinculando la soltería con fracaso, egoísmo o carencia afectiva, especialmente hacia las mujeres, quienes históricamente han sido juzgadas por su estado civil. Superar esa visión requiere cambiar la manera en que entendemos las relaciones humanas y el bienestar: valorar la autonomía tanto como la unión, y reconocer que la soledad elegida también es una forma de amor propio.
El Día del Soltero se convierte así en una oportunidad para cuestionar creencias arraigadas, celebrar la diversidad de elecciones personales y reconocer que el bienestar emocional no está definido por la presencia o ausencia de una pareja, sino por la capacidad de vivir en coherencia con lo que se siente y se decide.