Por Salud Hernández-Mora - ELMUNDO.es
Parece una paradoja pero los antiguos paramilitares figuran entre los colombianos más entusiastas del proceso de paz con las FARC. La razón es clara. Acarician la esperanza de que terminen por concederles idénticos privilegios que a la guerrilla. Alexander González Urbina, 'Careloco', fue comandante militar de las Autodefensas Campesinas de Casanare y Meta, un Bloque de las desaparecidas AUC (Autodefensas Unidas de Colombia) que no llegó a desmovilizarse.
Condenado a treinta años por homicidio, tienen varios procesos en marcha por distintos crímenes, pero aspira a que le permitan más adelante salir de la cárcel y reintegrarse en una sociedad reconciliada.
"Nosotros pensamos que todos hicimos parte del conflicto en Colombia. Igual que las FARC, tenemos hechos que esclarecer, víctimas que reparar, hay que contar la verdad al país y la esperanza de nosotros es que seamos cobijados con algún beneficio para terminar el proceso de desmovilización".
¿Qué piensan ustedes de un posible indulto a las FARC?
Sería importante pero, igual que ellos, nosotros tenemos derecho al indulto. Aquí fue una guerra por causales políticas.
El fin de las FARC es tomar el poder, ¿y ustedes que buscaban?
En el Casanare la intención era no dejar que las guerrillas de izquierda estuvieran en el poder; después se generalizó a nivel nacional de que la AUC era una organización netamente anti-subversiva, se hablaba de que las Autodefensas iban a estar hasta el día en que la guerrilla se acabara en Colombia, cosa que no pasó, pero nosotros en esa época teníamos esa ideología y por eso es que peleábamos. En el camino empezaron a pasar otras cosas que no estaban en el manejo de nosotros sino de las directivas superiores.
¿Qué comentan con los presos de las FARC sobre el proceso de paz?
El comentario que hacen es que la Autodefensas no negociaron nada, que se entregaron y que no hubo un acuerdo serio con la Ley de Justicia y Paz. Lo otro es que en Justicia y Paz hay un poco de personas que no fueron Autodefensas, yo no sé por qué llegaron ahí pero hay grupos, como las Autodefensas del Casanare, que sí hicimos la lucha contra-subversiva en varios departamentos. Nos parece que debían replantear y darle la oportunidad a nosotros.
Pero usted no se entregó, ¿le capturaron?
Y a Karina (comandante de las FARC), también la capturaron y está en Justicia y paz.
¿Por qué cree que pasa eso?
Porque hicieron una ley para que los guerrilleros activos se acogieran a Justicia y paz, cosa que no han podido hacer las Autodefensas del Casanare.
Porque Martín Llanos, su jefe máximo, no quiso.
Porque en su momento no se dieron las condiciones. A nosotros el Comisionado de Paz, Luís Carlos Restrepo, lo que nos decía es que teníamos que acogernos al lineamiento que tenían las AUC, pero nosotros pedíamos tener una mesa independiente, en ese momento no hacíamos parte de las AUC, estábamos en confrontación con ellas. Hoy en día los mayores perjudicados han sido las víctimas del Casanare porque en este momento no han sabido la verdad y si la saben, la saben a medias.
¿Cuántos hombres calcula que perdieron en la guerra contra el resto de AUC?
Unos seiscientos hombres, muchos quedaron en las sabanas, muchos enterrados en fosas. Las AUC no pudieron acabar con nosotros, fue la fuerza pública, que antes estaba con nosotros, la que se puso en contra y nos tocó abandonar el área.
¿Piensa que deberían abrir las negociaciones a otros grupos?
Así como en este momento se está dando la oportunidad de negociar con las guerrillas, es importante que los grupos que todavía siguen activos, y en el caso de nosotros, que no culminamos el proceso, tengan la posibilidad de que se desmovilicen. Hay otros grupos, nuevas Autodefensas, bacrines (bandas criminales), como quieran llamarlos, que están organizados y es importante que se negocie con todo el mundo.
¿Pero las Bacrim se dedican al narcotráfico?
Todos se están beneficiando con el impuesto de la coca, la guerra cuesta mucho.
¿De sus hombres, cuantos calculan que siguen en lo mismo?
Hay muchos combatientes que vieron como opción incorporarse a otras organizaciones. Hay otros que están en la clandestinidad pero quietos, hay comandantes a la espera que de que el gobierno tenga la voluntad de que se acojan a un proceso y estarían de acuerdo en entregarse. La gran mayoría de combatientes están quietos, sin delinquir, en la clandestinidad porque tienen procesos pendientes, pero dispuestos a entregarse y a esclarecer los hechos si hay un proceso.