Por Oscar Medina Gómez
La época de verano se convierte para nuestros bomberos en una pesadilla sin fin. Los ve uno desesperados corriendo de aquí para allá, aullando sus destartalados vehículos, a ver cuál incendio apagan primero: si el del parque de cualquier barrio de Yopal o los tres, cinco o diez que al mismo tiempo se presentan en zonas rurales. En menos de 2 meses han tenido que acudir a apagar cerca de 200 incendios. ¡Eso es una locura!
Muchas veces hemos visto arder a sus anchas el cerro del Venado en Yopal, con todas las consecuencias ambientales que un hecho de esta magnitud acarrea para los ecosistemas. Frente a un caso tan grueso, que se sepa a la fecha no hay un solo detenido ni siquiera por la más mínima sospecha.
Uno entiende que resulta muy difícil vigilar y proteger centenares de hectáreas en los campos, expuestas a desocupados antisociales, que fósforos en mano, van prendiéndole fuego a todo lo que ven. Porque para un pirómano ver fuego es como tener un orgasmo. Fascinados deliran en arrebatos emocionales que los llevan al paroxismo. O algo así. Les resulta al extremo placentero ver las lenguas de fuego de las llamas consumiéndolo todo.
Pero es que ante tan repetidos incendios en los mismos lugares y sitios -sobre todo en zonas rurales del departamento- pues no solo la policía sino la misma ciudadanía deberían estar más atentas a pillar y denunciar a los pirómanos. Para ponerles tatequieto y judicializarlos como ordena la ley. Les recuerdo que ellos son objeto de cárcel entre 3 y 10 años.
En los pueblos y ciudades del mundo donde se protege y respeta la naturaleza, la vida y los bienes de la gente, los bomberos son consentidos por las autoridades. Se los dota de todos los elementos técnicos y equipos suficientes para que presten una labor oportuna y eficiente cuando se presente una emergencia. No solo en verano sino en cualquier temporada. Porque llueva, truene o relampaguee, con lluvia, sol o nieve los bomberos siempre están ahí: presentes.
Pero resulta que en Yopal, Casanare y Colombia los bomberos son vistos y tenidos como un cuerpo de socorro de quinta categoría. Sin remuneración económica, estos personajes deben exponer constantemente sus vidas por amor a la Patria. Sin un estímulo y respaldo empresarial que los anime a desempeñar debidamente tan encomiable tarea. Y lo que es más censurable: trabajando con las uñas.
Además de no contar con la indumentaria apropiada y uniformes en buen estado, no tienen vehículos modernos. Y los que quedan son destartalados camiones de los que toca sacar el agua a baldados. En Yopal todo el tiempo se ve y se escucha al capitán Harvey Ramírez, suplicándole, mendigándole a las autoridades de la gobernación y de la alcaldía para que los apoyen como debe ser.
Precisamente el gobernador Marco Tulio Ruiz acaba de presentar ante la Asamblea Departamental un proyecto de ordenanza para crear el Fondo Departamental de Bomberos. Si el proyecto logra pasar en la cueva de Ali Baba , indudablemente se fortalecerá económicamente a los cuerpos de bomberos en más de 10 municipios de Casanare donde la tasa bomberil no alcanza ni para comprar un galón de gasolina o ACPM para los camiones.
A los “honorables” diputados les digo: no le den tanta vuelta ni expongan tanta carreta barata en torno de esta iniciativa. La prevención, control y atención de emergencias por parte de los bomberos no admite discusión. Por eso hay que dotarlos económica y técnicamente de lo necesario para que su labor sea mucho más eficiente de lo que hoy es. Porque nuestros bomberos son verdaderos héroes. Hacen todo con muy poco a su disposición.
No sea que se incendie la Asamblea Departamental y resulten achicharrados varios diputados y diputadas. Pero por torcidos y jugadas dudosas con los dineros públicos. Y que no tengan a mano a mano unos bomberos que los defiendan y auxilien a tiempo. Digo yo.
Editorial Noticiero CASANARE AL DÍA 6 – 8 A.M. Manantial Estéreo 107.7 FM