Los ciudadanos de Casanare -y particularmente de Yopal- estamos viviendo en el peor de los mundos. La frase puede parecer exagerada. Pero no es así.
Apenas voy a hacer un recordatorio muy rápido de todo lo que está afectando a miles de personas. Ciudadanos que pagamos impuestos, compramos en Yopal, nuestros hijos estudian en la ciudad y trabajamos aquí. Es decir esta es la ciudad que amamos y queremos ver llena de progreso y en convivencia.

Una muy seria crisis de agua potable que en mayo próximo cumplirá 3 años. Tiempo durante el cual 150 mil personas de forma casi que permanente hemos padecido la tortura de abrir la llave y no contar con agua para realizar tareas tan privadas y elementales como ir al baño. Y, por supuesto, estamos expuestos a enfermarnos.

Lo del agua en Yopal es un circo de cínicos bufones, donde con altísima dosis de corrupción todos siguen frescos. Como si nada. El alcalde Celemín dice una cosa, Edwin Miranda -ex gerente de la EAAA de Yopal- afirma otra. Los hermanos Jairo y Rodolfo Lizarazo Urdaneta, ingenieros propietarios de la empresa NyF de Colombia sostienen otra. Constantino Tami Jaimes, el sospechoso gerente encargado de la EAAAY también usa sus argumentos. La Unión Temporal Planta Modular, hace lo propio.

Todos, como en nido de alacranes venenosos, se entierran la ponzoña. Nadie asume responsabilidades. Se tiran la pelota. Lo cierto es que no tenemos agua potable como manda la ley. Un descaro mayúsculo. De paso, no entendemos por qué las llamadas autoridades no han actuado como debe ser. Eso, da más bronca aun.

El servicio de energía eléctrica que presta ENERCA es, por decir lo menos, igual de humillante que el del agua en Yopal. Todos los días en una hora fácilmente la ciudadanía soporta cinco y más apagones. Los equipos y electrodomésticos se dañan. Y la calidad de vida también. Pero los recibos de cobro sí llegan puntuales y por sumas exageradas. Todo gracias a la gerencia de un personajillo llamado Jorge Torres. Un pusilánime manejado por politiqueros corruptos, que le ordenan qué contratos firmar y cuáles no. Indigna que el gobernador Marco Tulio Ruiz no haya tomado cartas en el asunto removiendo de su cargo a este sujeto.

Los casanareños estamos sometidos igualmente a la pésima prestación de servicios de la EPS Capresoca, que atiende a más de 130 mil usuarios del régimen contributivo. Esta entidad es una cueva de ladrones, donde los miles y miles de millones que le gira la gobernación -dizque para salvarla- se esfuman. Nadie entrega cuentas claras. La soberbia gerente Amparo Ariza, lo que hace es quejarse y seguir pidiéndole plata al gobernador. Mientras, los usuarios mendigando por un traslado a un centro de salud de cualquier ciudad del país.

Un nuevo Hospital de Yopal que -muy a pesar de los esfuerzos del gobernador y de su gerente Edgar Dinas para ponerlo a funcionar- no ha empezado a operar como debe ser. Después de casi 10 años, esta mole de cemento, arena, hierro y ladrillos, sigue expuesta a la vista de todos. Como un inmenso monumento a la corrupción no solo en Casanare sino en Colombia. Son tantos los miles de millones de pesos que los corruptos se han devorado, que ya no saben en dónde seguir echando los dineros sucios de sus delitos.

Nos azota igualmente un ambiente de inseguridad total en Yopal y en el departamento. Los robos, asaltos, abigeato, atracos, violaciones, crímenes y atentados contra la vida, bienes y honra de los ciudadanos son pan de cada día. Todos nos preguntamos a dónde han ido a parar más de 100 mil millones de pesos destinados a un tal Fondo Cuenta de Seguridad. Nadie responde. Ni la policía, ni el ejército, ni la Sijín. Nadie. Sabemos, eso sí, que los bandidos andan por todos lados. Y nos están matando.

De la movilidad en Yopal ni hablar. Es un infierno. No hay señalización efectiva y suficiente, las troneras y los huecos están cada 5 metros, los semáforos no sirven, los andenes y separadores están invadidos de autos y motocicletas. Un caos donde los ciudadanos pagamos los quines. Y Rofer Roncancio, el intolerable y altivo gerente de tránsito municipal, echando globos y durmiendo el sueño de los irresponsables.

El edificio de la Caja Popular Cooperativa -adquirido por la gobernación en un oscuro negocio de cambalache durante la administración de Miguel Ángel Pérez Suárez- es otra nauseabunda cloaca. Cifras conservadoras hablan que ese saqueado edificio ya va por el orden de los 30 mil millones de pesos. Aquí los corruptos han hecho también de las suyas a su antojo. Y ahora el gobernador Marco Tulio Ruiz anuncia que le piensa destinar otros 15 o 20 mil millones para ponerlo a funcionar. ¡Por Dios gobernador! Aterrice y piense bien lo que dice.

El espacio es corto. Son estos apenas unos contados males que nos están apaleando. Plagas bíblicas modernas causadas todas por la peor y más maldita de las plagas: la corrupción que todo lo devora. Los más descarado e indignante es que los corruptos siguen felices de la vida. Se pavonean alegremente con sus carotas falsas, pidiendo el voto para que los elijan senadores y representantes a la cámara. Digo Yo.

Editorial Noticiero CASANARE AL DÍA 6 – 8 A.M. Emisora Manantial Estéreo

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