Por Oscar Medina Gómez

Son 68 mil millones de pesos. Fácilmente el presupuesto individual de 15 municipios de Casanare y de centenares en el país, cuyas arcas anuales no llegan ni a los 5 mil millones. Con ese dineral, por ejemplo, se hubiera construido la Planta de tratamiento de agua potable para Yopal. O la doble calzada entre Aguazul y la capital del departamento. O se hubiera asegurado el transporte y los almuerzos de más de 40 mil escolares, por un tiempo no menor a 3 años.

Pero 4 años después, un asqueroso monstruo infernal de mil cabezas llamado corrupción -donde cohabitan funcionarios del sector público y privado- ha impedido que una parte de esos 68 mil millones de pesos -porque la mayor parte se la robaron- se traduzca en equipos y muebles para el nuevo hospital de Yopal. Hospital. Mole de hierro, bloque y cemento que por culpa de mismo monstruo, también lleva 7 años sin entrar en operación, luego de haberse tragado cerca de 80 mil millones en su construcción. Esta ahí: en la Marginal de la Selva. Burlándose de todos nosotros. Como símbolo y monumento innegable de la forma como en Casanare los gobernantes y la clase politiquera se roban el erario.

Mediante la Ordenanza 008 del 7 de septiembre de 2010*, la Asamblea Departamental de Casanare -por urgente solicitud del gobernador Raúl Flórez Chávez- con ponencia de Domingo Conde Rueda autorizó la contratación de un Leasing financiero (que se hizo con el Banco de Colombia) por la suma de $ 60 mil millones de pesos, pignorando recursos de futuras regalías petroleras. El propósito: “dotación de elementos, muebles hospitalarios, equipos médicos y quirúrgicos” para el nuevo Hospital de Yopal. Así, podría operar idóneamente en III y IV nivel.

Ese “ardor inaguantable” -casi uterino- de Flórez fue respaldado por todos los diputados de entonces. Además de Domingo Conde, recuerdo a Carlos Freddy Mejía, Rodolfo Chaparro y Diego Humberto López. Por votación aplastante de 11 a 0, los “honorables” aprobaron felices el Leasing. Digo felices porque al fin el nuevo hospital tendría equipos nuevos y de última tecnología para operar y atender a los más pobrecitos del departamento. ¡Alabado sea el señor!

Luego, el hoy fantasma ex gobernador, en su afán de contratar violó los principios de transparencia, equidad, , publicidad y demás contemplados en la Ley 80 de Contratación Estatal. Además, la compra de los muebles, equipos e instrumental médico y hospitalario no contó con la autorización del Ministerio de la Protección Social. Llegaron a Yopal elementos que -en concepto de los que entendidos- no eran los requeridos y acusaban mala calidad. Fabricados mayoritariamente en China. Y sabemos bien que lo que viene de ese país por lo general es siempre de dudosa reputación.

En ese entonces el gerente del Hospital de Yopal era Bruce Lee Becerra. A este perfumado y dudoso funcionario público -de quien se afirma le hizo el cajón al también borroso Juan Durán, para sacarlo del puesto- se le acusa de haber desechado las recomendaciones y mandatos de la ordenanza. Sin asesorarse de técnicos y profesionales en atención de III y IV nivel en servicios de salud, hizo su propia lista de equipos y muebles. No por 60 sino por 68 mil millones de pesos. ¡Y a comprar se dijo!

Fue tal el descaro de los implicados, que sin haberse cumplido el objeto contractual, el contrato se liquidó, no obstante los llamados de advertencia de que eso no se podía hacer, emitidos por la Contraloría. Con el guiño de Flórez y Henry Silva, su secretario privado, Bancolombia cobró hasta la risa. El DTF pactado era del 2.9 % Pero terminamos pagando al 5.2 Es decir, 2.3 puntos por encima. ¡Un cojonal de plata, de todos los casanareños!

Aun no hay certeza de si son o no culpables de tamaño tumbe sujetos como Raúl Flórez, Henry Silva, Bruce Lee Becerra, los diputados de entonces y algunos directivos y funcionarios de Bancolombia. Pero lo que si hay es muchas dudas y acusaciones sobre su actuación y transparencia en el negocio del Leasing. Su grado de culpa, responsabilidad y condena lo tienen que determinar las autoridades competentes.

Precisamente, indigna que a estas alturas ni la Contraloría, ni la Fiscalía ni la Procuraduría hayan cumplido su deber. No hemos visto resultado alguno de los obligatorios procesos de responsabilidad fiscal, penal y disciplinaria contra los y las comprometidos (as) en este gigantesco detrimento patrimonial de multimillonarios recursos públicos del pueblo casanareño.

Mientras, en el viejo hospital de Yopal, luego de largas horas de espera y angustia, las parturientas tienen a sus hijos en pasillos malolientes. Y los neonatos tienen que permanecer allí con sus adoloridas madres. Las camas y cunas compradas con el dinero que no se robaron del Leasing, siguen enguacaladas, encaletadas en una bodega. Aun -pese a los esfuerzos y voluntad del gobernador Marco Tulio Ruiz Riaño- el nuevo hospital está cerrado. Y, claro, centenares de personas claman, mendigan a diario atención digna y oportuna.

Y los y las corruptas siguen engordando sus cuentas bancarias. Llenando sus fincas de placer con ganado vacuno, comprando automóviles y camionetas lujosas, viajando por el mundo y embriagándose de corrupción. Digo yo.

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