Por Leonardo Puentes*

Las últimas semanas han estado cargadas de emociones para Colombia en general, pero a Yopal le han correspondido algunas adicionales sobre las cuales vale la pena detenerse y reflexionar.

Antes que nada debo dejar en claro que lo logrado en Brasil por nuestra selección no es solamente digno de admiración y alegría, es preciso reconocer que lo hecho por este grupo de guerreros es la prueba viva de que un buen proceso de formación, sumado al talento y al manejo objetivo y libre de un técnico que no cedió a presiones de tipo clientelista, ni se subordinó a los poderes chuecos de una federación que cada cuatro años nos llevaba a la frustración poniendo siempre sus propias ambiciones económicas por encima del interés nacional, solo puede conducir al éxito.

Nos despidieron de manera dolorosa, quizá atendiendo los mismos intereses corruptos de los cuales Pékerman logró liberarnos a nivel local, pero que en la FIFA prevalecen.

Seguramente pasará mucho tiempo antes que se nos olvide el llanto del Gran James, sobre todo después de las goleadas recibidas por Brasil a manos de una Alemania implacable y una Holanda efectiva, con determinación y suficiente poder para no dejarse amilanar por el histórico amarillo de los brasileños.

Pero la sensación de renacimiento que nos deja este grupo de muchachos es francamente reconfortante y prometedora para un país que apenas parece convencerse de su capacidad de triunfo. A la selección: gracias!

Ahora bien, hay que reconocer que las medidas preventivas tomadas por la administración de Yopal en materia de tránsito eran necesarias y seguramente salvaron muchas vidas de motociclistas, peatones y conductores eufóricos bajo el efecto del alcohol; además de ganar debemos aprender a comportarnos con cada resultado, sea triunfo o derrota.

Mientras tanto culminaban las vacaciones de los colegios y comienzan a extinguirse las de las universidades, pero nuestro alcalde, cuyo paradero ha sido más o menos desconocido desde el día 28 de Junio, histórico día en que Colombia derrotó a Uruguay con ese gol inolvidable de James Rodríguez, apareció pidiendo vacaciones después del 4 de julio. Es entendible, debió ser extenuante el desplazamiento a Cúcuta para atender un atípico Evento Deportivo, suponemos futbolístico, lo cual en pleno mundial resulta verdaderamente exótico.

El Gobernador debió interpretar la situación también de manera atípica porque le prorrogó el permiso por 10 días más, aun cuando la Ley solo lo faculta para conferir permisos al Alcalde en caso de que este tenga que salir del país y solamente mientras el Concejo no esté reunido, ya que es el competente para hacerlo.

Estos dos requisitos no aplicarían, al menos si consideramos que estaba de este lado de la frontera y que el Concejo sesiona todos los días desde el primero de junio. Por lo pronto ni en Alcaldía ni en Gobernación nos responden por el supuesto permiso.

Vivimos además, mientras el Alcalde estrechaba lazos en la fronteriza ciudad de Cúcuta, una insólita interrupción del servicio de gas en la cual quedó nuevamente a la vista de todos la fragilidad de nuestros servicios públicos y la indolencia de una industria extractiva que lleva 30 años explotando nuestra riqueza natural y no parecía inmutarse con el perjuicio causado durante cerca de 8 días a 180 mil personas.

Primero hubo que resolver temas tarifarios y ponerse de acuerdo sobre quién ponía la plata; los sobrecostos como siempre, que los asumamos nosotros, los usuarios, quién nos manda a tener una dirigencia incapaz de exigir la construcción de redes alternas y estables de abastecimiento (de gas, de agua, de energía, de telefonía, etc.)

Y para completar aquella semana inolvidable, en la cual aparentemente no tuvimos alcalde, al menos formalmente, estuvimos bajo la amenaza de paro armado de un grupo al margen de la Ley que continua obstinado en el terror y la intimidación como forma de expresión ‘política’.

En el trasfondo, cada vez era más fuerte el rumor de un fallo de primera instancia en contra del Alcalde, lo cual explicaría la solicitud de vacaciones, que en nuestro inverosímil sistema de justicia significa dilatar y tener un margen de maniobra de altísimo riesgo para las finanzas municipales.

Lo inexplicable es que el fallo se produzca por unos contratos que al lado del problema de agua de la ciudad resultan francamente demasiado light (ligeros): masajes, planes de relajación, etc. Todo parece indicar que uno de los puntos débiles de esta administración es justamente ese: exceso de relajación, al menos de la cabeza del gobierno.

El resultado de esta cadena de hechos y de múltiples sucesos en el tema del agua, que han colmado la paciencia de los yopaleños, es la convocatoria a un Paro Cívico el próximo viernes 18 de julio: 1. los estudios de la planta definitiva entregados, pero incompletos y con una barrera de trámites que pueden prolongar el inicio de las obras hasta 2015; 2. una controversia gigante sobre la calidad del agua y la veracidad de unas muestras que indicarían la presencia de varios virus en las redes de abastecimiento; 3. la lluvia que no da tregua y 4. La ciudadanía que no percibe la efectividad de unos planes de contingencia que han hecho que paguemos ya casi tres veces lo que va a costar el acueducto definitivo.

Me sumo a esta invitación cívica y pacífica al pueblo de Yopal a que unidos y ojalá masivamente nos manifestemos en contra de la corrupción y la politiquería; únicos responsables de que en tres años no tengamos un acueducto nuevo, al menos en proceso de construcción. El viernes vamos al paro.

POSdata: Todo esto en medio de la conmemoración de 72 años de vida administrativa. Ojalá que tantos sobresaltos sean solo el preámbulo de nuevos y mejores tiempos para esta hermosa y promisoria ciudad.

*Concejal de Yopal