Por Leonardo Puentes*

Tuvimos el privilegio de asistir el pasado día jueves, 28 de agosto, a la Vereda ‘Primero de Mayo’, Corregimiento de Punto Nuevo, promisorio corredor agrícola, ganadero y eco-turístico en jurisdicción de Yopal. Nos acogieron allí habitantes, voceros de la comunidad, ediles y propietarios de predios de esta vereda y también de Barbillal, San Pascual y El Amparo. El motivo de la reunión: ponernos de acuerdo sobre el futuro de un gran humedal, espejo de agua o laguna, como la conocen quienes habitan en el sector, que tiene cerca de 170 hectáreas y el pasado mes de marzo generó la queja de uno de los propietarios de finca a sus orillas, quien alertó a Corporinoquia sobre el inminente riesgo de que más del 50% de su predio fuera cubierto por las aguas de la laguna. ‘Los Bracitos’ o ‘El Esparramo’, es como se le conoce a este invaluable cuerpo de agua.

Desde ese entonces salieron a flote muchos asuntos que al igual que el humedal, estuvieron siempre ahí, pero al parecer nadie quiso ver, o al menos reconocer oficialmente. El más llamativo: los ingenieros y biólogos de Corporinoquia se llevaron la gran sorpresa al realizar su primera visita en abril, al constatar las dimensiones del espejo de agua y el inmenso valor de este ecosistema para la región, que probablemente constituye la mayor reserva hídrica de este tipo en nuestro municipio.

La sorpresa fue mayúscula cuando al cotejar en los mapas de nuestro recién aprobado Plan de Ordenamiento Territorial (POT) la laguna no existía; en el afán se les pasó este detallito de 170 hectáreas. ¿Qué podía significarles frente al jugoso negocio de la ampliación del perímetro urbano, que acaparó toda la atención en este afanado y turbio proceso? y ¿qué más pudo haberse pasado por alto en la carrera por cerrar el gran negocio?

A partir de ahí se abrió una discusión entre los técnicos, los funcionarios y la comunidad, que por fortuna el pasado jueves llegó a feliz término -al menos por ahora-; la escuela de ‘Primero de Mayo’ fue escenario de un ejemplar acuerdo ciudadano para la construcción de un plan de trabajo conjunto, que asegure la protección de ‘Los Bracitos’: primó la defensa de la vida frente a la de algunos intereses individuales. Pero en medio de la alegría inicial salió a flote un difícil asunto, que con seguridad representa la real amenaza, no solamente para la laguna, sino para el sector: desde hace varios meses se viene adelantando el proceso de ‘concertación’ para el ingreso de la industria petrolera a la zona; otro bloque petrolero asignado desde algún cómodo escritorio capitalino, el Bloque ‘Llano 19’.

Comienzan la circulación de planillas para firmar, el ofrecimiento de empleos a la comunidad, las fotografías llenas de caras sonrientes, los refrigerios y el libreto de bondades con el que pudiera estarse firmando la carta de renuncia al último rincón de nuestra geografía, donde hoy reinan la tranquilidad, la exuberancia del paisaje y la vegetación, y que pensábamos estaba a punto de consolidarse como un gran corredor eco turístico, gracias, entre otras cosas, a las obras de pavimentación -pagadas con nuestros recursos-, que después de tanto tiempo por fin se están ejecutando y que sencillamente transformarán el sector, abriendo una inmensa puerta hacia el desarrollo turístico y agropecuario.

Se cierne sobre este frondoso corredor verde, que arranca en Sirivana y nos lleva hasta el centro poblado de Punto Nuevo, la sombra de la duda: ¿será un punto nuevo para la extracción de petróleo –con el riesgo de caos social y ambiental que esta representa- o para la protección del agua, la vida y el ecosistema? Esa discusión está por darse.

*Concejal de Yopal.