Por Christian Rodrigo Pérez Gutiérrez*
Cuando se publican los presupuestos del sector público generalmente nos impactamos por el gran número de dígitos que pueden contener. Pero la verdad, son tantas las necesidades que se deben atender, que a pesar de las cuantiosas sumas se dificulta cubrirlas todas en el corto plazo.
También la corrupción y la improvisación en el sector publico hacen que las metas planteadas para cubrir necesidades de la ciudadanía se vean postergadas por años y en muchos casos hasta por décadas.
De la corrupción, por lo menos en teoría, se encargan los entes de control como procuraduría, fiscalía y contraloría. Pero de las improvisaciones, quien se encarga? La improvisación y los desaciertos con los recursos públicos también resultan excesivamente costosos a los ciudadanos que somos quienes en ultimas pagamos los impuestos que son, en mayor medida, la principal fuente de los presupuestos públicos.
Evaluemos los siguiente:
En Bogotá
Se ha improvisado por décadas en las decisiones de trasporte público, por eso el caos que se viven actualmente en materia de movilidad. Pero han acertado en infraestructura de agua potable, energía eléctrica e internet; estos servicios, en la capital del país, se ofrecen con excelente calidad y a precios favorables.
En Casanare
Por décadas se ha improvisado en diferentes sectores. En servicios públicos, en 2011, con recursos de la gobernación ($7.000 millones de pesos) se contrató la construcción de sistema patentado para el tratamiento de las aguas residuales, del cual, aun hoy, no se conocen experiencias en Colombia. Sumado a una no muy clara maniobra jurídica se embolataron $3.380 millones de pesos del anticipo del contrato. Para colmo de males, la empresa aseguradora del contrato entró en ley de quiebra y lo más probable es que no se pueda recuperar ni un solo peso del monto en discusión.
Se construyó, sin conexión a redes de servicios públicos, un colegio cuyo costo asciende a más de 9.000 millones de pesos; y para este caso, por lo menos por ahora, no hay maniobras jurídicas que permitan ponerlo en operación.
En el servicio de energía eléctrica, los desaciertos del pasado hoy nos tienen con caídas de tensión cada vez más frecuentes; incluso hay sectores y/o subsectores eléctricos en los que no hay disponibilidad energética.
En solo estos casos que se mencionan, las consecuencias de las improvisaciones en Casanare producen: 1) contaminación permanente al caño Usivar y al río Charte.
2) la imposibilidad de que varios cientos de niños que viven en el sur-occidente de Yopal no gocen de una nueva y mejor infraestructura educativa y 3) disminución en el bienestar de los hogares y repercusiones sobre la productividad del comercio y el naciente sector industrial por el deficiente servicio de energía eléctrica.
Nota: No mencioné la improvisación en materia de agua potable porque ya le he dedicado dos escritos en este mismo medio.
* Concejal de Yopal @rodrigo_perez83