Por Oscar Medina Gómez*
“Te están velando y no lo sabes” es la frase para el colombiano Nicolás Maduro y su bandola. El solo hecho de no ser nacional nacido en Venezuela, es de entrada causa indiscutible de su ilegalidad en el cargo. Pero bueno. En esa “república bananera”, mientras los narcotraficantes estén al mando del gobierno, lo más inverosímil seguirá ocurriendo.
Como que, por ejemplo, Maduro y su corte de corruptos -no solo su mujer Cilia, sus hijos y familiares de toda laya, sino las hijas del malandro mayor Hugo Chavez, sus padres, hermanos, primos, tíos, yernos, amantes- le causen mensualmente al erario la astronómica cifra de 7 millones de dólares en seguridad, placeres y lujos. A esa cifra toca sumarle otra parecida que bandidos como Diosdado Cabello, Tareck El Aissami, Vladimir Padrino, Jorge Rodríguez, Aristóbulo Isturiz, Delcy Eloina Rodríguez, Elias Jaua, Nestor Reverol, Tibisay Lucena, Luisa Ortega y otros le generan al presupuesto público de la nación. ¡A pesar de la caída mundial del precio del crudo, PDVSA da para todo!
Lo están velando porque los días para Maduro se agotan. El círculo se está cerrando. Las recientes multitudinarias marchas de protesta y disturbios en las principales ciudades, la brutal represión militar que ha causado cerca de 10 muertos, las desmedidas agresiones físicas contra una pisoteada y empobrecida población civil que tiene derecho a la protesta, el encarcelamiento e injusta privación de los derechos políticos de líderes opositores como Leopoldo López, María Corina Machado, Antonio Ledezma y la cerrada condena de la comunidad internacional han puesto contra la pared a un régimen que en menos de 2 décadas convirtió en país paria a la, tal vez, más pujante y prometedora economía latinoamericana.
Si nos atenemos a la firma consultora de opinión pública Venebarómetro, y otras serias como Datanálisis, 8 de diez venezolanos quieren la salida inmediata de Maduro y su cuadrilla de hampones. La aceptación y popularidad de ese combo apenas llega al 15 por ciento. Se dan la mano con Juan Manuel Santos, que desde hace muchos meses no sube del 21 por ciento.
Aunque los venezolanos han sido en demasía tolerantes, aguantadores con sus verdugos, esta vez vislumbro que “el bravo pueblo” está decidido a noquearlos. Los atropellos, envilecimiento y humillación ciudadana pronto terminarán. La situación es asfixiante. Originadas por la corrupción reinante y la ignorancia administrativa de sus dirigentes, las increíbles cifras de la profunda crisis económica, alimentaria, de salud, de trabajo, educativa, de seguridad ciudadana, hablan por sí solas.
Fiel al actuar de todo régimen, el gobierno de Maduro hace años no reporta cifras. Pero es de mundial conocimiento que en 2016 la inflación llegó al 621 por ciento.
Que el desempleo hoy va por el 27 por ciento. Que el bolívar es un mal chiste: ha perdido un 99 por ciento de poder adquisitivo. Que la economía se contrajo un 9.5 por ciento en 2016. (Fondo Monetario Internacional y Reporteros sin Fronteras). Que hay desabastecimiento total en supermercados, plazas de abarrotes y tiendas de alimentos, lo mismo que de medicinas en droguerías. ¡No hay nada para comprar! Que hospitales y clínicas registran al día decenas de casos de muertes por falta de médicos, equipos y atención adecuada (Fedecámaras).
Que es el país más inseguro del mundo por causas diferentes a la guerra. La tasa de muertes violentas y crímenes al día es de 99 homicidios por cada 100 mil habitantes. La inseguridad manda. (Observatorio Venezolano de Violencia). Que Venezuela ocupa el primer puesto entre los países más corruptos del planeta y el séptimo menos competitivo. Que el 93 por ciento de la población no cuentan con dinero suficiente para mercar y alimentarse con lo básico al día. (Índice Mundial de Competitividad- Foro Económico Mundial).
Que no existe libertad de prensa: en menos de 10 años el régimen ha clausurado estaciones de televisión, emisoras, decenas de periódicos. Así mismo persigue y controla a miles de usuarios de redes en Facebook, Twitter, Whatsapp, Youtube, Linkedin, Instagram, Snapchat, Weibo, Badoo. ¡La censura a toda marcha!
Que todo el aparato judicial, fiscal, de control administrativo y disciplinario, de derechos humanos esta arrodillado. El Tribunal Superior de Justicia –Maikel Moreno, su presidente, es un asqueroso expresidiario que asesino a una persona hace unos cuantos años- la Fiscalía, la Contraloría, la Procuraduría, la Defensoría del Pueblo hacen lo que ordena Maduro y su recua de narcorruptos. Que el éxodo de venezolanos a países vecinos es diario, creciente y por miles. En 2016, de acuerdo con Migración Colombia, ingresaron 410 mil venecos.
Esta catástrofe tiene que parar. La historia no se equivoca. Criminales mayores, bandoleros extremos, tiranos corruptos y brutales genocidas como Sadam Husein, Gadafi, Hitler, Stalin, Pol Pot, Idi Amin, Nicolás Ceaceusco, Mussolini terminaron sus días o linchados por el pueblo, o suicidándose o huyendo como ratas.
En Venezuela ya el malandro Hugo Chávez está muerto. Con él, la “revolución bolivariana del siglo XXI” se fue al despeñadero. Nació coja, porque nació corrupta.
¡Porque Venezuela es hoy un país inviable y ardiendo en el infierno, es urgente descabezar sin compasión a los causantes de esta tragedia demoledora! Digo yo.
*Periodista
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