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De Frente - De la ética

De Frente - De la ética
Por Oscar Medina Gómez*

Nadie debe sorprenderse, escandalizarse por las de denuncias que hizo el concejal Wilmer Leal, al poner en evidencia mediática los ofrecimientos, dádivas y negocios bajo la mesa que estaría haciendo el alcalde de Yopal René Leonardo Puentes a algunos concejales para asegurar las mayorías en ese organismo de control político y administrativo. Y, sobre todo, económico.

¿Por qué? Porque así opera y ha operado siempre nuestra “democracia” y otras “cracias”. Desde tiempos de la conquista y la colonia en América. O, que digo, más atrás. De la Mesopotamia antigua, o las cultura egipcias, romanas y griegas. O antes. Incluso, en algunas de esas épocas era practicada y vista como algo normal. Para amistar rivales y reinos, por ejemplo. ¡Qué decir entonces de los cercanos tiempos de zares, reyes káiseres y, claro, de los modernos primeros ministros y presidentes que ahora nos gobiernan!

Es que la ética que se aplica en el ejercicio político es diametralmente opuesta a la ética que se desprende del concepto filosófico que nos enseñan en las universidades. Donde, incluso, ella va más allá de la moral buscando siempre mejores formas y calidad de vida de los seres humanos. Ante todo, en las decisiones que afectan lo público. Esto, basado en la palabra honestidad. Palabreja que aun sobrevive en los diccionarios.

De ahí entonces que desde una Junta de Acción Comunal o un Concejo del más miserable municipio hasta llegar hasta la Presidencia de la República -pasando, desde luego, por asambleas departamentales, OCADs, alcaldías, gobernaciones, ministerios y un larga etcétera de organismo donde se mueven recursos públicos- están afectados por esa particular manera de ejercer la “ética política de lo público”.

Concretamente dijo Wilmer Leal que el alcalde de Yopal Leonardo Puentes le ofreció regalos, propinas -entiéndase mejores coimas- al concejal Pedro Torres Ibarra, conocido como “pepino”, quien hasta hace unas semanas se había caracterizado por una férrea oposición al alcalde. Ahora, asegura Wilmer Leal, “pepino” es defensor apasionado de todas las iniciativas del alcalde. De la noche a la mañana sufrió una metamorfosis sospechosa que le afectó, parece, no sólo su claridad mental e intelectual, sobre todo cuando de actuar políticamente se trata, sino que le puso a andar esa particular manera de ejercer la “ética política de lo público”.

Por su puesto Leal dice que pondrá las denuncias respectivas. Que tiene pruebas suficientes y contundentes para comprobar sus afirmaciones. Una de ellas es un audio donde “pepino” dice “me llegaron con la tula señores fanáticos. Pero aquí firme…” (“pepino”, de pronto, se estaba refiriendo a una tula llena de ropa o trebejos así…). En esos audios que el denunciante Leal llama “pruebas” –suponemos que de un delito- también estarían involucrados los concejales Heider Silva y Alexander García, quienes trabajarían juiciosos y obedientes como alfiles y fichas clave del alcalde en la Comisión de Presupuesto del Concejo. Entiéndase la que actúa, manipula, maneja el billete de todos los yopaleños. Por el bien, claro, de los ciudadanos. Tal cual lo dice el concepto moral de la ética.

Insisto: ¿cuál es el escándalo, cual la alharaca? ¿a qué obedece este follón, este alboroto que está armando Leal? Todos, sin excepción, los alcaldes que han precedido a Leonardo Puentes han actuado no con base en la ética filosófica de la moral para el bien público. Sino atendiendo la “ética política de lo público”. Es decir, repartiendo contratos y favores millonarios a los concejales. Igual que los mesopotámicos, los egipcios, los griegos, los romanos…como lo escribí arriba. Eso no solo lo sabe la ciudadanía sino las autoridades de control. A las que con brevedad burlesca conocemos como “ias”.

Entonces, lo que sorprendería es que “leito” no actuará o esté actuando como manda el ejercicio de la “ética política de lo público”. Pero lo natural es que suceda. O si no pregúntenle a Juan Manuel Santos, el vergonzoso sujeto que en los próximos días dejará el poder. El sí que lo hizo. Repartió toneladas de dólares en contratación a la multinacional Odebrecht para poder ser Presidente por segunda vez. Fueron más de 66 millones de dólares. Por citar un solo caso de la ética en cuestión.

Embronca, eso sí, que el alcalde Leonardo Puentes deje acabar ante sus ojos y los de miles de gobernados un recinto como La Triada, que nos costó a todos, en redondo, 9 mil millones de pesos de las regalías petroleras. Ahora, en invierno, los chorros de agua de las goteras tienen a este recinto del desarrollo educativo, cultural y científico plenamente inundado, acabando con su auditorio, hemeroteca, biblioteca, ludoteca, equipos, mueblería, pisos, instalaciones eléctricas, etc. Sumado esto a que hace más de 1 mes no tiene servicio de luz eléctrica porque la alcaldía no le ha pagado a ENERCA deudas atrasadas.

Lilian Fernanda Salcedo, la misma exalcaldesa que la gestó y la entregó a la ciudad, completamente dotada, ha hecho público el caso. El abandono de La Triada, dice ella, es total. Ninguno de los alcaldes que la sucedieron le ha invertido un solo peso. Son 7 años de negligencia administrativa.

Embronca también que “leíto” tenga a oscuras a decenas de miles de personas. La tal CEIBA, ahora en manos del alcalde, no sirve sino para ejercer la “ética política de lo público”. Embronca peor que el alcalde no haya empezado a invertir los 33 mil millones de pesos que el gobernador Alirio Barrea le devolvió hace 8 meses, luego de la pataleta que armara el verde mandatario. Eran, dijo, para la pavimentación de barrios y avenidas. Sobre este asunto habrá que ir hasta Villavicencio a conocer cómo va este pilincho, este pingajo negocio. Embronca también…bueno, ¡Todo embronca del alcalde Leonardo Puentes!

Nada de nervios concejal Wilmer Leal. Aquí el problema no es el ejercicio de la “ética política de lo público”. Ni las roscas, como criollamente se dice. El drama es no estar en ellas. Como parece ser la tragedia que usted padece, concejal Leal. Digo yo.

*Periodista


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