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De Frente - El plagio

De Frente - El plagio
Por Oscar Medina Gómez

El alcalde René Leonardo Puentes dice que no es un plagio. Que se copiaron sólo los textos correspondientes a los considerandos y la exposición de motivos. Según él, textos muy iguales en todos los planes de desarrollo. Fue un “copie y pegue” advirtió con preocupación Christian Rodrigo Pérez, Presidente del Concejo de Yopal, cuando devolvió el documento al despacho del alcalde. Para que le hagan los “ajustes pertinentes”.

Para la opinión pública el Plan de desarrollo de Yopal “El Primer paso para avanzar” es, sin un ápice de duda, un plagio. La sensación que hay en el sentir ciudadano es que fue descarada, vergonzosa y burdamente copiado. Un copy page chabacano del Plan de desarrollo “Gobierno con oportunidades” de Monterrey, del alcalde Orlando Martínez. Es que, lamentablemente, uno no es lo que es sino lo que refleja. Lo que aparenta ante la gente. La imagen que proyecta. Y hoy “el reyezuelo” proyecta eso: una imagen de basto copión.

Si tamaña desfachatez e irrespeto hubiera venido de otros alcaldes –por decir los mariños, celemines o johnjairos - pues hasta la gente tomaría el caso como, digamos, algo normal. Propio de ellos. En cambio, viniendo del alcalde Puentes la cosa sorprende. El se ufana, de estar mejor preparado que un sancocho de gallina criolla. ¡Inaceptable entonces que con tanta academia cerebral sea el protagonista de un episodio tan escandaloso e indignante!

Más indignante que el posible plagio cometido, es que todavía el alcalde no haya salido a pedir perdón y disculpas públicas a las decenas de miles de ciudadanos de Yopal y Casanare ofendidos. A dar una rueda de prensa por los medios convencionales -radio, televisión y prensa escrita. No por Facebook-. ¡A poner la cara!

El alcalde actúa no sólo queriendo pasar de agache, sino esperando a que la espuma del escándalo baje. Se equivoca de cabo a rabo. Esta “falta gravísima” –como rezan los fallos de las contralorías- no se la van a perdonar jamás. Es una puñalada en la ingle a los verdes, en su ambición de repetir alcaldía en 2019 con Felipe “el pipe” Becerra.

En lo posible, para gobernar uno tiene que rodearse de amigos. Pero eso no basta. Tienen que ser profesionales idóneos. Competentes. Eficientes. Y, por supuesto, honestos. De incuestionable moralidad y proceder. Sobre todo, cuando de asuntos públicos se trata.

Por el mero hecho de ser causantes de este jaleo, desde luego Leonardo Puentes debe despedir –echar- a los funcionarios que coprotagonizaron el eventual plagio: Marisol Granados, Asesora jurídica (también asesora de la alcaldía de Monterrey), Danitza Toca, Jefe de Planeación y Diego Zapata, un arquitecto.

Por supuesto la soberbia, la arrogancia, el creerse que flota en vez de caminar del alcalde verde no le permite algo que se llama humildad y pundonor. No aceptará que cometió un feo error. Como miles, soy de los que piensan que quiso tratarnos a todos de zoquetes. De tarados. Que insultó y menospreció la capacidad de razonamiento e inteligencia de la gente. Así que no espere alguien sus disculpas y arrepentimiento.

Otro reparo que causó la devolución del Plan, es que el alcalde se pasó la ley por la faja. La Ley 152 del 94 y otras, son claras al señalar que los Planes de Desarrollo hay que discutirlos, concertarlos, por ejemplo, en equipo con el Consejo Territorial de Planeación. Pues no se convocó a este organismo. Ni se sometió a la consulta ciudadana. No se habló con las comunidades negras, ni con los indígenas, No se conocieron diagnósticos actualizados de sectores vulnerables como niños, ancianos, discapacitados, mujeres cabeza de familia o en condición de abandono. No se supo de la opinión y recomendaciones de profesionales, empresarios, comerciantes, obreros rasos, estudiantes. ¿Con qué sectores de la sociedad habló el grupo de “expertos” del Plan?

Ahora, si “apenas se pagaron 18 millones de pesos” -como dijo alegremente el alcalde -antes de destaparse el maloliente asunto del Plan copiado- pues a todos los contribuyentes nos salieron extremadamente caras esas fotocopias. ¡La más costosas del mundo!

De llegarse a comprobar el plagio del Plan, le recuerdo al alcalde Puentes que en este país esto es un delito civil y penal. Sancionado no sólo económicamente, sino con prisión que puede ir entre 2 y 8 años.

En apenas 4 meses que lleva en el poder, Leonardo Puentes está prematuramente desgastado. Muy temprano se le empezó a ver el óxido. Peló el cobre rapidito. Su errático gobierno está arrastrando a los verdes. Apuesto 10 a 1 que las “megaobras” que prometió en campaña, son eso: promesas de campaña. ¡Nunca las veremos! Así que olvidémonos de Recinto Ferial, Frigorífico, Variante de Yopal, Malecón del Rio Cravo Sur, Terminal de Transporte Terrestre…

Ahora, no es que el Concejo sea un dechado de virtudes, probidad y honestidad sin tacha. Un buen número de los actuales concejales y de otros que ya no están en el cargo, están a punto de perder su investidura. Todo apunta a que el Concejo de Estado los castigará ejemplarmente por haber aprobado un sospechoso proyecto de acuerdo, que le dio vida a una cloaca de empresa llamada Ceiba.

Creo entonces que un juego más alegre, del “todos ganan”, estaría jugando el alcalde si hubiera “concertado” a puerta cerrada el Plan con ellos. De haber ocurrido eso, el escándalo del plagio no sería escándalo. Como dicen en el lenguaje del malevaje de lo público todos “se hubieran hecho pasito”. Eso pasa hasta en las mejores familias. Desde la Presidencia de la República, pasando por ministerios, gobernaciones, alcaldías, asambleas departamentales, hasta llegar a un edil.

Así que no es que los concejales hayan devuelto el Plan por ser un copy page del de Monterrey. O porque son ejemplo de pulcritud y diafanidad. O porque ellos encarnan los superhéroes de lo público. Lo hicieron porque “el reyezuelo” no lo “concertó” con ellos. Se la están cobrando por no haberlos tratado con cariño.

Falta que ahora “leíto” nos salga con que todos sus títulos y pergaminos son chimbos. Casos se han visto de otros alcaldes verdes. Como Peñalosa, de Bogotá. Resultó que su tal doctorado parisino en Administración Publica era falso. Lo mismo Gustavo Petro: no es Doctor-Ph.D en Administración Empresarial, ni Magister en Economía, ni Especialista en Administración Pública. Era nada de lo que él bufoneaba. ¡Ampáranos señor de que Leonardo sea así! Digo yo.

*Periodista


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