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DE FRENTE - Cámara ardiente

DE FRENTE - Cámara ardiente
Por: Oscar Medina Gómez **

No veo por qué la prensa lanza alaridos de sorpresa y desconcierto ante lo que está pasando en la Cámara de Comercio de Casanare. Hace un par de días algunos miembros de la Junta Directiva tomaron la decisión de dar por terminado el contrato de Sergio Antonio Vidales como Presidente Ejecutivo, cargo que ostentaba hace casi 6 años.

La prensa armó tremendo griterío. Que lo echaron apenas cuatro de los seis miembros principales. Que a Vidales lo sacaron por eficaz y experimentado. Que su abrupta echada va a costar muchos millones de pesos a los afiliados. Que por qué lo sacaron faltando apenas un mes para elegir nueva Junta Directiva. Que la entidad se gastó centenas de millones de pesos en planes de desarrollo. Que ante temas cruciales para el desarrollo del departamento la Cámara hace mutis. Que lo único que hace es programar cursos y cursillos de capacitación. Que esa empresa está en manos de politiqueros. Que algo muy rancio huele allí.

Todo. O casi todo es cierto. Estatutariamente la Junta Directiva tiene la autonomía de prescindir de los servicios del Presidente Ejecutivo cuando así lo considere. No tiene por qué esperar a tener razones gerenciales extraordinarias para hacerlo. Así que la Junta no cometió ninguna ilegalidad. La decisión la tomaron cuatro de seis. Juan Bernardo Serrano, Pedro Julio Flórez, Francisco Eslava y Armando Rubio. Tampoco, como lo alega Vidales, era obligación avisarle a los suplentes. Ahora, que debieron previamente conversar con él y hacer menos traumático el asunto, pues algo de razón hay en eso. Se parte del elemental principio del respeto entre los unos para con el otro.

Sergio Antonio Vidales posiblemente es una persona honorable. Tanto en su comportamiento personal como profesional. Eso, al detalle, lo sabe él. Estuvo como Presidente Ejecutivo durante cerca de 6 años. Un logro, sin duda, de su gestión empresarial es que haya aumentado de 9 mil a más de 10 mil 500 el número de empresarios afiliados. Pero no me vengan a convencer, por ejemplo, que las ferias Expocasanare le han servido de mucho a la región. De la primera no queda ni el recuerdo. La última del 2010 fue un completo fiasco.

La programaron en plena época de invierno, en un lote donde para ingresar tocaba o en chalupa o en una 4 por 4. Lógicamente la asistencia tanto de público común, como de empresarios fue extremadamente pobre.

Sobre los grandes y preocupantes temas departamentales la Cámara siempre ha sido muy tímida. No participa con energía. No sienta posturas categóricas y sin temor sobre asuntos como el deterioro vial por culpa de las petroleras y los arroceros, el desempleo monstruoso que nos azota, la inseguridad ciudadana en Yopal, la eterna vía del Cusiana, la olla podrida en la sistema de salud, la construcción de la variante terrestre de ingreso a Yopal, para que el tráfico pesado y quienes no tengan que hacer nada en la ciudad no ingresen a estorbar. Menos ha dicho algo serio sobre el recorte a las regalías petroleras. Se limitó a convocar a una marcha de protesta, a la que por obligación asistieron sus empleados y unos cuantos paisanos del común. Lo que uno escucha siempre de la entidad son cursillos de capacitación y conferencias que le valen un jurgo de plata a los comerciantes.

A un mes de la elección de cuatro de los seis principales miembros de la Junta Directiva -por un poco más de tres años seguirán Serrano y Flórez, delegados del Presidente Santos- causa firme sospecha la nada decorosa desvinculación de Vidales. Da la sensación que los actuales cuatro miembros que lo echaron tuvieran interés especial en su salida. Como si él se les estuviera atravesando en el camino. De lo contrario ¿cuál es su gana de permanecer en un cargo apenas por 30 días más? Y sobre todo el afán de convocar a la elección del nuevo Presidente Ejecutivo -a quien apenas van a monitorear por un mes- dizque a través de una empresa cazatalentos. Lo más correcto es que los nuevos miembros de la Junta -que serán elegidos el 7 de junio- sean quienes monten el proceso de elección del nuevo presidente. Y le tracen las metas y objetivos empresariales a conseguir en una empresa que no goza de buena opinión por parte de la ciudadanía. Al contrario, lo que se dice es que allì la podredumbre también hizo cama.

Presupuestalmente la Cámara de Comercio de Casanare no es nada despreciable. En promedio manipula anualmente entre 6 mil y 7 mil millones de pesos. Sin contar los convenios que suscribe con entidades oficiales y privadas. Como las petroleras, por citar un caso. Ya quisieran Sácama, La Salina, Chámeza, Recetor, Trinidad, San Luis de Palenque, Sabanalarga y Nunchía tener ese plata. Es una pequeña alcaldía. Precisamente por eso -por ser una pequeña alcaldía- es objeto de las ambiciones y los pecados que supone el poder de estar allí. Tanto en la Junta como en la Presidencia. Uno de esos pecados es la corrupción.

En todo el país las cámaras de comercio so organismos politizados. De eso no hay que sorprenderse. Y la de Casanare tiene lo propio: Serrano y Flórez son cuotas políticas. Están al servicio de un padrino al que le deben acatamiento y fidelidad en la toma de decisiones. Recordemos que a Raúl Yeraldo Barón -el antecesor de Vidales- también lo echaron. Y era buen ejecutivo. Carlos Casas, un luchador de la Cámara, también salió por la puerta de atrás. Y a Sergio Vidales le aplicaron la misma dosis.

No basta con ser bueno. Hay que tener un poquito de maldad. Digo yo.

* *Periodista - Especialista en Gobierno Municipal y Gestión Pública Pontificia Universidad Javeriana


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