Por: Oscar Medina Gómez **
El último domingo de marzo de 2014 se realizarán las elecciones que decidirán quienes van a ocupar curules en el “honorable” y desprestigiado -por corrupto- Congreso de la República de Colombia. Aunque faltan dos años, en Casanare -como en todo el país- nuestros honestos prohombres y mujeres nunca dejan de estar en campaña. Siempre -incluso cuando son gobernantes, que es cuando más descarado proselitismo hacen con los dineros públicos- están a la caza de engañar y comprar votos.
Pido excusas a los -y las- respetadísimos aspirantes que se me quedan por fuera de este rápido y poco sesudo análisis de los que, con seguridad, quieren llegar a ganarse mensualmente la nada despreciable suma de 34 millones de pesos como padres de la patria. Poco sesudo porque la vida, obra y milagros de muchos de ellos darían para varias cuartillas. Historial que solo le ha dejado al departamento atraso, miseria, rabia y dolor colectivo. Y sí. Son 34 millones los que se gana un “honorable” congresista. A los 26 millones 500 que hoy les llega al mes, hay que sumarle la carga prestacional. Claro que lo jugoso no es el sueldo sino la contratación multimillonaria con la que gobernadores y alcaldes benefician a los “honorables”. Es el alto costo que el pueblo tiene que pagar.
Sin duda los dos actuales Representantes a la Cámara quieren repetir de eso tan bueno. Seguir mamando de esa súper teta de leche y miel. Aunque Camilo Abril moja prensa nacional con cierta regularidad, eso no quiere decir que esté haciendo las cosas bien. Más popular que su colega, se le aplaude su voto en contra en la reforma constitucional a la repartición de las regalías. Porque luego de 2 años no tiene mérito para mostrar. El tiempo se le ha ido en cobrar el sueldo y pelear a codazos por la repartija de los cargos burocráticos del orden nacional en el departamento. En esa pelea logró con Juan Carlos Bernal la gerencia departamental de la Contraloría General de la Nación. Pero don Camilo no supo defender esa corbata y la perdió. Hoy una tal Carmen Lucía Hernández es la gerente. Dizque no es cuota de ninguno de los dos parlamentarios. Umm…
José Rodolfo Pérez también ha hecho nada. Su voz y posturas firmes para defender a los casanareños en temas determinantes no existen. Es ciego, sordo y mudo. Su postura gobiernista durante el debate de la ley de regalías le mandó un pésimo mensaje no solo a sus electores sino al pueblo en general. “El negro” Pérez se ha preocupado, eso sí, por acaparar la mayoría de puestos como el Fondo Nacional del Ahorro, Acción Social, INCODER, ESAP, ICBF y SENA, entre otros. Allí sus fichas son menos que monigotes al servicio no de los intereses de la comunidad sino de su jefe político.
Que nadie dude que Luis Eduardo Castro será candidato. Le apuesta a los entre 10 y 12 mil votos que -dice él- tiene cautivos. Hombre Luis Eduardo: si no tienes suficiente billete no te metas otra vez en ese bacanal. Vergonzosamente en este país las elecciones populares se ganan es con plata. Con prebendas, con repartijas, con migajas representadas en fiestas, carne asada, cerveza, tejas, cemento, fórmulas médicas, kits escolares, cupos estudiantiles. Claro que prefiero este sistema al de los terroristas paracos, que obligaban a punta de pistola y moto-sierra a votar por sus testaferros políticos.
Lilian Fernanda Salcedo -que ya no contará con su mentor William Pérez echando discursos en las tarimas- se le medirá al Congreso. Incluso sacrificando, por ahora, sus sueños de ser gobernadora. Bueno, siempre y cuando los actuales mandatarios Nelson Mariño, gobernador, y Willman Celemín, alcalde de Yopal, se lo permitan. Quiero decir, que sea tan pobre y deprimente su gestión que le abran de par en par a la faraona las puertas para su candidatura. Así que de ellos realmente depende el futuro político de ella.
Alirio Guzmán -a quién la sombra del ex - gobernador Raúl Flórez le hizo mucho daño en sus aspiraciones a la gobernación- también se lanzará a la gallera. Este personaje dejó una buena imagen, sobre todo cuando estuvo al frente de la gerencia de ENERCA. Y, de hecho, en su primera contienda electoral sacó más de 23 mil votos.
Aunque frente a Celemín a los dos les fue como a los perros en misa en la disputa por la alcaldía de Yopal, Arsenio Sandoval y Carlos Freddy Mejía igualmente quisieran ser congresistas. Pero les toca hacerse a un lado. Sus aspiraciones tienen que esperar porque primero están Camilo y Lilian Fernanda, sus jefes.
¿Quiénes no deben ser candidatos ni a la Cámara de Representantes ni al Senado: Efrén Hernández, Eli Cala, Rodrigo Chaparro y Jacobo Rivera. Ellos y el pueblo saben por qué. Las razones no las repito porque ya las he detallado en un par de anteriores columnas.
Una reflexión: ser congresista es un honor que cuesta. O sino que lo digan los presidentes del Congreso que han sido encarcelados por corruptos. Por tener claros vínculos con grupos terroristas. Bandas de asesinos de colombianos buenos, eufemísticamente llamadas paramilitares. Miguel Pinedo Vida, Luis Humberto Gómez Gallo, Mario Uribe y Javier Cáceres Leal prestaron sus conciencias para delinquir. Eran “honorables” presidentes. Pero fueron declarados delincuentes por la justicia. Una metamorfosis de la que tienen que cuidarse algunos. Del honor al desprecio público hay un voto. Digo yo.
Periodista - Especialista en Gobierno Municipal y Gestión Pública Pontificia Universidad Javeriana