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VOTARÉ POR ARCADIO PORQUE QUIERO QUE SEA ASQUEROSAMENTE RICO

VOTARÉ POR ARCADIO PORQUE QUIERO QUE SEA ASQUEROSAMENTE RICO
Por Germán Valencia*

Sí, votaré por Arcadio en estas elecciones que se avecinan y sí lo haré porque quiero que sea asquerosamente rico. No sé de qué se sorprenden, si es que se sorprenden; mi elección está basada en un frío cálculo político. Veamos. Soy de la convicción, que tiene todo casanareño, de que el que llegue a la gobernación, llegará a enriquecerse y a enriquecer a sus aliados y a sus amigos. Hace rato perdí la ilusión, y también la ingenuidad, de que llegará un candidato honesto que sólo cobrará su humilde sueldo de gobernador, adjudicará las obras por concurso de mérito y tendrá en cuenta en su elección los criterios exigidos por la ley. Hace rato perdí la ilusión de que llegue un candidato así. Todos la hemos perdido. Sabemos perfectamente de las alianzas, pactos, contubernios, tras el mismo fin, todos tras la plata. Sabemos perfectamente que una vez elegido, el candidato se olvida de sus electores, de los cuáles sólo se acuerda en épocas de campaña, cuando sale a repartir la tejita, el ladrillito, el cementico, el mercadito y últimamente el televisorcito y la neverita. Por eso no censuro al Casanareño que sale corriendo a recibir, porque después de elecciones no le darán nada, mientras que el candidato será rico, muy rico al igual que sus amigos, o más rico de lo que ya es.

Por eso he decidido en esta ocasión jugar de una manera diferente y salirme con la mía en caso de que me apoyen. Voy a votar por Arcadio. Porque si Arcadio llega se hará rico, asquerosamente rico él y los que lo acompañan más por amistad que por cualquier otra cosa. De ese modo pienso contribuir a la redistribución de la riqueza en Casanare, desestimulando las roscas vampiras que desangran al departamento y apoyando el surgimiento de los nuevos ricos. También me gustaría votar por Prieto, que anda en desgracia, pero la desgracia de un rico no es la necesidad de un pobre y se lo merece más Arcadio. Me gusta Arcadio no sólo porque es pobre y porque es profe, sino porque ha dedicado su vida a la historia de Casanare, porque no está en la baraja de nadie y eso significa que no pertenece a las mismas roscas. Quiero de ese modo premiarlo por los años que le ha dedicado al departamento, revisando archivos y documentos, compilando información de un lado y de otro, sólo para regalarle al Casanareño una idea de su honroso origen y de su importancia histórica. Y no me importa que no me dé, igual Marco Tulio y Alirio ya me dieron.

A los que aleguen la falta de experiencia en el área administrativa que tiene Arcadio, sólo puedo responderles de un modo: si pudo Mariño, Arcadio podrá. A los que me digan que le hacen falta contactos políticos, personas con quién gobernar, de nuevo les respondo: si puede Marco Tulio, Arcadio podrá. A los que teman quedarse sin trabajo, sin la casa prometida, sin el contrato firmado, les digo: no lo tendrán -a menos que pertenezcan a esa élite nefasta que está detrás de los candidatos más opcionados y, creanme, la mayoría no lo está.

Votaré por Arcadio, sí, y no devolveré lo que me dieron. Pienso de ese modo pagar con la misma moneda. Pienso de ese modo cobrarles el Museo que ya no existe, la piscina que no funciona, el Hospital inoperante, el acueducto que se cayó, los huecos intermunicipales, el lujo, las bacanales, los viajes fastuosos al exterior mientras decenas de niños y familias sufren de hambre, visten con harapos y no tienen la mínima asistencia médica. Y espero que más de un Casanareño me siga, porque es justo, ya es justo. Quiero sentirme de nuevo orgulloso del pueblo que nos hizo libres, quiero una segunda libertad, esta vez en Casanare, libertad de las garras de los corruptos, de los vampiros, de los buitres de siempre, ojalá este anhelo se concrete.

Si ven a Tulio, salúdenlo y díganle que van a votar por él; si ven a Aliro o a Prieto hagan lo mismo; salúdenlos de mi parte. Pero en las urnas, hagan honor de su pasado y den un grito largo, profundo, que retumbe en toda Colombia para que se admire de nuevo del pueblo recio, sencillo y alegre que le dio su libertad.

Posdata: nótese que no digo qué fue lo que me dieron.

*Profesor de Filosofía


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