Por Oscar Medina Gómez
José Alexander Martínez, 23 años, asesinado; Leo Dan Cuta, 26 años, al borde de la muerte, con un brazo y una pierna molidos por las llantas. Los dos masacrados la tarde del pasado domingo 28 de julio en la vía que de Yopal conduce a Morichal. Sí. Aniquilados por la imprudencia de un chofer -que no conductor- al mando de una pesada tracto-mula cargada de petróleo. Dos vidas, dos sueños de dos campesinos segados abruptamente por un miserable chofer. Un criminal al volante.
La historia se repite. Otra vez -ante las mentiras y promesas incumplidas de los gobiernos de Yopal, de la Gobernación de Casanare, del Invías, de los Representantes a la Cámara, de los Diputados, de los Concejales, del Personero de Yopal, de todo el mundo, con justa razón los habitantes de la zona han taponado la vía. Están al tope de la bronca. Los apoyo. No deben ceder un milímetro hasta que de verdad empiecen a cumplirles. 30 robocots del Esmad no podrán contra mil adoloridos y enfurecidos campesinos.
Sumado a la ausencia policial, las vías de Casanare por donde circula el petróleo tienen todas las trampas para causar muertes. No hay señalización -ni diurna ni nocturna-, los cráteres y huecos gigantescos abundan, faltan reductores de velocidad, no hay control de velocidad, de peso y de alcoholemia a los choferes, la maleza invade ambos lados de las vías. Son un infierno con muchos diablos.
El caso no es exclusivo de la ruta Yopal Tilodirán. Es de todas las que tenemos en la red vial de Casanare. Ante el auge petrolero que sigue viviendo el departamento, las carreteras son la infraestructura que más paga el pato. Los oleoductos no dan a basto para conducir el petróleo hasta los centros de refinamiento y exportación. Entonces se recurre a tracto-mulas y carro-tanques, que cargados de petróleo fácilmente sobrepasan las 50 toneladas cada una, transportando entre 70 y 90 mil barriles diarios de crudo.
Mientras los muertos, inválidos y familias desoladas aumentan mensualmente -como aumentan las pingües ganancias de las compañías petroleras- los controles de la policía de carreteras no existen. Jorge Hilario Estupiñàn -el comandante de los verdes- alega que las carreteras no tienen señalización. Por eso no actúa. A hoy no he conocido un solo tracto-mulero y camionero sancionado severamente por matar gente. Y ¡ojo! : no me vengan con el cuento pendejo de que es la imprudencia de la gente la generadora de estas tragedias. No señor. Por supuesto que hay ciudadanos imbéciles que manejan borrachos sus motos o que no llevan casco, o que no tienen chalecos reflectores para de noche. Y así por el estilo. Pero la raíz de la matazón son las petroleras y sus choferes criminales. No busquemos el ahogado rio arriba.
Rofer Roncancio dice que la vía a Tilodirán le corresponde a la gobernación de Casanare y no a la alcaldía de Yopal, escurriendo no solo su responsabilidad sino la de Marco Montaña, el secretario de obras. Ricardo Alonso Avella, el director regional del Invías, lleva 15 años atornillado politiqueramente a ese puesto. Siempre dice lo mismo: “estamos trabajando en eso…”. Álvaro Pérez, director de Tránsito Departamental, dice que también está “trabajando en eso”. A Wilson Arenas, Secretario de obras de la gobernación, no se lo ve ni en las curvas. Los honorables Representantes a la Cámara son estatuas de sal. El personero municipal de Yopal Diego Aranguren es un pobre sujeto sin voluntad ni criterio. Y ni gasto saliva en la gestión de concejales y diputados. Unos mediocres, buenos para nada, preocupados meramente por sus intereses personales. Como en la canción: “Songo le dio a borondongo…borondongo le dio a Bernabé…”
¿Por las vías de Casanare diariamente circulan 300, 600, mil tracto-mulas y carro-tanques cargados hasta los faroles de petróleo? No conozco con cercanía la cifra. Pero lo que sí sé es que centenares de esos infernales y amenazantes vehículos siguen matando a la gente, con la complicidad de lo que llaman “autoridades”. Eliminando a los casanareños. Y, de ñapa, tienen vuelta naco todas las carreteras.
Alcalde Wilman Celemín, gobernador Marco Tulio Ruiz: amárrense los pantalones. O ¿se la van a seguir dejando montar de la industria petrolera? ¿Es más importante para ustedes el “oro negro” que la vida de la gente? Digo Yo.
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