Por: Oscar Medina Gómez
Otra vez la Cámara de Comercio de Casanare y sus directivas son motivo de vergüenza. Y digo otra vez porque esa entidad compite hace años por el desprestigio y rechazo ciudadano con otras como el Concejo de Yopal, la Asamblea Departamental, Enerca, el Hospital de Yopal, el Instituto Financiero de Casanare, Capresoca, Unitrópico y Red Salud Casanare. La mayoría, además de ineptitud, derrochan corrupción. Tienen licencia oficial para robar.
Hemos visto el centro de la ciudad y muchas otras zonas de Yopal adornadas con vistosos conos navideños. Fueron elaborados digamos que artesanalmente, a precios realmente cómodos que van de los 20 mil a los 35 mil pesos. Son sencillos: de base una llanta o goma vehicular vieja, un entramado paralelo en pita o naylon grueso que va hasta una cúspide rematada en una estrella o adorno similar.
Luego, cada comerciante lo viste de la manera más ingeniosa y vistosa, con guirnaldas y luces multicolores. Realmente de noche se aprecia el interés y empeño de la comunidad. El resultado ha sido un toque muy particular navideño que nos alegra a todos. Con creatividad se hace frente a estas épocas de crisis económica y escasez de dinero.
Resulta que los señorones de la todopoderosa y quisquillosa Cámara de Comercio no participaron ni contribuyeron con esta iniciativa. Ni con ideas y mucho menos con algún aporte económico. Todo corrió por cuenta y obra de los propios comerciantes. No les alcanzó el tiempo para untarse de pueblo.
Hay más lunares. Las ferias comerciales que hasta hace algunos años se hacían en 17 municipios del departamento, también desaparecieron. La desatención y nulo apoyo de la CCC sepultaron estos movimientos comerciales que hacían mucho bien a la región. Dinamizaban, atraían compradores.
¿Recuerdan Expocasanare? Yo también. Con todo y los defectos que tenía ese certamen ferial –uno de los más grandes a cielo abierto del país, que reunía a centenares de comerciantes no solo de Yopal sino de la Orinoquia y de Boyacá- ya no existe. Las excusas para acabarlo sobraron: falta de presupuesto, locaciones, cero apoyo del Estado, fechas que se cruzaban con otros eventos. En fin. Lo cierto es que una vez más la mezquindad y mediocridad de la CCC triunfó.
El centro de Yopal tiene un comercio organizado que en casi medio siglo de luchas ha progresado y sabido sobrevivir a los convulsivos tiempos de la modernidad. Las grandes superficies y multinacionales como Jumbo, Éxito, SAO, Alkosto, Arturo Calle, Home Center y otras llegaron a la ciudad. Claro, eso es muy positivo para todos.
Ante la novedad, comodidad y otras ventajas de esos pulpos de los negocios, indudablemente los comerciantes tradicionales –pequeños, medianos y grandes- han tenido que poner en marcha planes de reinvención, reingeniería, creatividad y ajustes tanto administrativos a nivel de personal contratado, como en sus precios y mercaderías.
Y ahí es donde esos comerciantes que con su tenacidad han ayudado a construir y desarrollar nuestra capital, necesitaban la mano amiga y solidaria de la CCC. Pero no ha sido así. La lucha de ellos es en solitario. De ahí que hace unas cuantas semanas crearon la Asociación de Comerciantes de Yopal, a ver si se sacuden de la tiranía y desprecio de una CCC que realmente les ha dado la espalda.
Es de suponer que esa entidad –donde el 90 por ciento de sus afiliados son MIPYMES y son las que religiosamente le tributan con pagos de registro mercantil y otros conceptos, so pena de sanciones- tendría que estar en la jugada. Defender ante las autoridades asuntos como una excelente iluminación pública en calles y avenidas, idóneo servicio de recolección de basuras, óptima operatividad de las cámaras de vigilancia y de los patrullajes policiales para que los comerciantes cuenten con buena seguridad en sus negocios.
Pero no es así. En palabras de un viejo afiliado, que conoce al derecho y al revés el funcionamiento “non sancto” de la CCC, “los honorables directivos habitan como en una burbuja de cristal con aire acondicionado, tomando tinto y haciendo cuentas alegres”. Al tiempo, el comercio se derrumba ante sus narices.
Don Carlos Rojas, Presidente Ejecutivo de la CCC, se enfurece cada que critico su mediocre y pobrísima gestión. Es un personaje pálido, que no tiene cercanía ni “ángel” con sus afiliados. Con su “nadadito de perro” , eso sí, enreda al que se deja. Su paso no dejó nada relevante ni de mostrar al comercio de la ciudad.
Al intocable y perfumado Daniel Engativá –Presidente de la Junta Directiva- no le duele una muela. Como su vida económica y la de su familia la tiene asegurada por varias centurias, pues las angustias de dinero y de hambre de miles de familias ¡al carajo! Que las ventas se hayan caído dramáticamente en el restaurante, zapaterías, almacenes de ropa, carnicerías, panaderías, tiendas de barrio, almacenes de electrodomésticos, droguerías, billares, bares, salones de belleza y un larguísimo etcétera, le importa un higo.
Ellos y otros de su cuerda solo le meten el diente a negocios multimillonarios y de “cachet” como la construcción de la nueva sede de la CCC, junto al Unicentro de Pedro Gómez. A propósito, sobre este negocio que supera los 15 mil millones de pesos, son muchas las dudas que la opinión pública tiene. Su construcción está retrasada. Y hay embolatados temas de dinero. Todos en la CCC cierran la boca.
Toda mi solidaridad con el tradicional comercio de Yopal. Hace 21 años compro en él. Por supuesto que visito los centros comerciales. Pero mi dinero trato de dejarlo en quienes con las uñas siguen construyendo desarrollo.
Con esta columna esperaré otra demanda por injuria y calumnia de don Carlos y su cartel. Es la moda para acallar a los periodistas que nos atrevemos a hablar De Frente. Digo yo.
*Periodista
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