Por Oscar Medina Gómez*
Junto a la ambición de poder y dinero que le brota por los poros, la ignorancia cabalga eufórica sobre el sombrero de Cesar Ortiz Zorro. Cómoda y muerta de la risa. Ahora, hinchada de triunfo, se pasea calle arriba y calle abajo. Y eso que el “honorable prematuro exconcejal” –por aquello de dejar tirado el puesto y traicionar a sus electores para lanzarse de candidato a la Cámara- no se ha posesionado como “honorable padre de la patria” …
Esa obesa ignorancia de ‘el zorro’ queda patentada con las majaderas, gelatinosas y enclenques tonadas populacheras que el recién electo Representante a la Cámara por Casanare –por el Partido Alianza Verde- está poniendo a circular florida y huecamente por las redes sociales.
Eso de salir a enredar y descrestar calentanos diciendo que el 20 de julio entrante -minutos después de entronizarse como Representante- radicará una proposición en la Plenaria de la Cámara en procura de adelantar un debate de control político sobre la crisis económica de la quebrada EPS Capresoca y las alternativas para no liquidarla, es propio de alguien que no sabe ni de dónde viene ni para donde va. Que no tiene ni remota idea de lo que dice. Son salidas toscas de un bufón.
Por lo autoritario y retador de su anuncio, Alejandro Gaviria -el ministro de Salud y Protección Social- debe estar temblando y sudando frío ante la amenaza y ultimátum de “el zorro”. Y Luis Fernando Cruz, Superintendente Nacional de Salud, mínimo debe estar cagado del susto y mordiéndose las uñas ante la advertencia del “verde duendecillo”, quien se autoproclama como paladín de los miserables. Redentor de las ardientes sabanas casanareñas para acabar con las injusticias que oprimen a los más desamparados.
Por cuenta de la enquistada corrupción en la entidad –que no es de ahora, porque viene desde hace muchos años-, el descarado manejo politiquero de los gobernantes -que ponen y quitan gerentes como cambiarse de calzoncillos-, perversos fallos judiciales que la obligan a responder por injustas y millonarias demandas de usuarios, y un desbordado número de afiliados al régimen subsidiado que ronda las 170 mil personas, Capresoca tiene hoy deudas acumuladas con clínicas, hospitales, centros médicos, proveedores y contratistas que rondan los 75 mil millones de pesos. ¡Impagables!
Hoy –como ha ocurrido desde hace años- sigue intervenida por el Estado. A la espera de planes de acción, saneamiento fiscal, auto-sostenibilidad financiera y recuperación de cartera que le permitan seguir operando y no ser liquidada. De hecho, el 31 de marzo próximo se vence el último plazo dado por la Supersalud para decidir si se la revive o se la entierra definitivamente.
Mi sentencia es que sea liquidada. Que no se siga con “inyecciones” de 10, 15 y 20 mil millones de pesos, que salen de los bolsillos de los casanareños y que no han servido para un carajo. La entidad está cada día más quebrada. Y politizada. Las deudas aumentan exponencialmente. Es imposible brindar un mínimo buen servicio a sus miles de afiliados. Esas “inyecciones”, aplicadas por los gobernadores de turno, han ido a parar, en grandes dosis, a las cuentas bancarias de los corruptos.
Por eso “el zorro” y sus resbaladizas, incoherentes y populachas iniciativas se parece en mucho a otro petardo (fans de Petro y Fajardo): Gustavo Bolívar –senador electo de la lista de la “decencia”, abanderada por Gustavo Petro, quien fuera orgulloso miembro del grupo terrorista M19. De sus propias amenazas, el mamerto Bolívar tiene como única meta cuando como senador, enjuiciar y encarcelar de por vida al expresidente Álvaro Uribe Vélez. Bueno…vivir para ver y oír las imbecilidades que vomitan los petardos.
“El zorro” más bien debería preocuparse por cuidar su butaca. Porque otros como Jesús Jonency Cuevas -candidato perdedor del Partido Liberal- y Jorge Prieto Riveros (quien se quemó al querer repetir como senador por el Partido Alianza Verde) a través del excandidato verde a la Cámara Julio Cala, no están quietos. La artillería legal está enfilada para apoderarse de tan preciada y multimillonaria silla. Lo que no pudieron en las urnas, es posible que lo puedan por cuenta de nuestra elástica y acomodaticia jurisprudencia electoral y sus jueces.
Sobre “el zorro” orbitan serias y bien fundadas dudas sobre si estaba o no inhabilitado para ser aspirar al Congreso. Una, que ya está haciendo carrera, es que se inscribió como candidato a la Cámara de Representantes el mismo día que renunció como Concejal de Yopal. Es decir, el 18 de diciembre de 2017. No renunció antes de la fecha de la inscripción.
Según los que saben del asunto –yo no-, el habilidoso zorro violó las inhabilidades claramente señaladas por la Ley. Transcribo literalmente lo que al respecto dijo el Consejo de Estado en 2013:
“Ahora bien, aun cuando a los actuales diputados, concejales y ediles no se les aplica la inhabilidad prevista en el numeral 2 del artículo 179 de la Constitución, ocurre que para ellos rige la inhabilidad prevista en el numeral 8 del mismo artículo 179, consistente en que “Nadie podrá ser elegido para más de una corporación o cargo público, ni para una corporación y un cargo, si los respectivos períodos coinciden en el tiempo, así sea parcialmente. Comprende por su generalidad a la totalidad de los individuos que formen parte de las referidas corporaciones, esto es, a los diputados, concejales y ediles que actualmente ejercen esos destinos públicos.”
“Concluye la Sala que los diputados, concejales o ediles en ejercicio, que aspiren a ser elegidos congresistas en las próximas elecciones, deberán renunciar a sus dignidades antes de inscribirse como candidatos al Congreso de la República”.
Sin saber de estos sinuosos vericuetos –de eso se ocupan los expertos- tengo sí la obligación de ventilar el tema públicamente. A mi parecer, no hay lugar a interpretaciones subjetivas, sibilinas y personales. Acomodadas individualmente en las redes sociales, buscando distraer a la opinión pública de la realidad. “El zorro” se pasó por la faja la Ley.
Sin rendijas ni filtraciones conceptuales, los intereses personales de los candidatos no se pueden anteponer, sobreponer a los intereses y sentir de la comunidad. El pueblo vota y elige para un periodo determinado. Y eso tiene que ser respetado por los elegidos. Salvo, claro, en casos de la falta absoluta como la muerte o la incapacidad física para ejercer el cargo, o la destitución, o la renuncia irrevocable con apego a la Ley.
Ahora, con la paquidermia e intereses que mueven a nuestro aparato judicial, la salida de “el zorro” no está a la vuelta de la esquina. Así que Jonency Cuevas y Julio Cala tendrán que esperar pacientemente a ver quién se queda con el botín. Digo yo.
*Periodista
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