Ayer al conocerse la noticia de que el estudiante Edixon Javier Huertas Sanabria, de Arquitectura en Unitrópico, era la víctima fatal del accidente de tránsito, ocurrido en el kilómetro 3 de la vía Yopal – Paz de Ariporo, en el que terminó una persecución policial iniciada en el sector de la Virgen de Manare, un grupo de sus compañeros de estudios llegó al lugar de los hechos, donde recordaron que después de una ardua jornada de estudio habían acordado salir a tomar algo.
Además de la víctima fatal, el accidente dejó otros tres jóvenes heridos: Erika Janeth Gutiérrez, Andrea Camargo Pinilla y Brandon Ardila, quienes también se desplazaban en el vehículo, los tres compañeros de estudio del joven fallecido.
“Estábamos en entrega de los proyectos, y habíamos decidido que una vez termináramos nos reuniríamos todos para ir a tomar y comer algo, ya que la entrega había sido muy larga y nos había exigido un trabajo de muchas horas”, dijo una de las compañeras de los universitarios accidentados.
Recordó que ella se fue para la casa y que la llamaron para que fuera con ellos, pero la verdad no pudo y prefirió quedarse a descansar.
“Cuando en horas de la mañana, me llama el novio de una compañera que iba con ellos, y me comentó que los cuatro compañeros venían en el carro bajando del Monumento de la Virgen de Manare y que por evadir un retén y al sentir que los estaban persiguiendo cogieron vía a Paz de Ariporo, cuando él (Edixon) perdió el control del carro”, contó.
Los de estudiantes de Arquitectura de Unitrópico que llegaron al lugar donde el joven perdió la vida coincidieron en que su compañero “era muy buen amigo, uno de los mejores compañeros, muy recochero pero también muy responsable, lo recordaremos como un buen parcero, un buen padre y un buen esposo”, dijeron.
Una de ella incluso dijo no entender por qué sus compañeros terminaron involucrados en esa situación: “No sé por qué Edixon lo hizo, si él la noche anterior incluso había hecho un comentario sobre que se tenía que ir para la casa porque lo que se iba a gastar en esa noche le podía servir para la comida de sus dos hijas”.