En el barrio Provivienda de Yopal, los residentes denunciaron un presunto caso de abuso contra Teodoro Molina, un hombre de 71 años conocido como fundador del sector y único propietario de una vivienda que construyó con sus propias manos en 1978.
Según los vecinos, una inquilina que lleva alrededor de seis años residiendo en una de las habitaciones de la casa estaría reclamando la posesión del inmueble, aprovechando el deteriorado estado de salud del adulto mayor. Molina había arrendado de buena voluntad, pero debió ausentarse por enfermedad y al regresar a su hogar encontró que las cerraduras habían sido cambiadas. Aunque logró ingresar nuevamente, la inquilina interpuso una querella reclamando el bien como propio, por lo que se inició un proceso de posible desalojo.
Los vecinos salieron en defensa de Molina señalando que es una situación indignante, “pues él construyó esta casa con sus propias manos y ahora lo quieren sacar”, afirmaron.
Por su parte la vecina que acompaña a Molina en sus citas médicas, relató que han sido agredidos verbalmente por la inquilina, quien frecuentemente se encuentra en estado de embriaguez. “Es triste ver que alguien que él ayudó esté intentando quedarse con su casa. Vamos a seguir luchando para que le respeten sus derechos”, añadió.
El caso se encuentra en una inspección de policía, donde un abogado defensor de Molina busca demostrar la propiedad legítima del inmueble mediante escrituras y testimonios. Los vecinos solicitaron la intervención de la Personería y la Defensoría del Pueblo, además de elevar un llamado a la comandancia de la Policía para garantizar un trato justo.
Por su parte la inquilina cuestionada, Anayibeth Catimay, negó las acusaciones de querer despojar al propietario Teodoro Molina, de su hogar. Según la mujer, los problemas iniciaron hace aproximadamente cinco meses cuando familiares y vecinos de Don Teodoro comenzaron a exigir su salida.
Catimay asegura que su permanencia en la casa fue autorizada por la fallecida esposa del señor Molina, la señora María Elisa, quien le habría permitido quedarse en la vivienda junto a su hija. Sin embargo, declara que su convivencia se ha visto afectada por constantes amenazas y la llegada de personas desconocidas al lugar. "Ellos quieren quedarse con la casa a toda costa y solo buscan desestabilizarme", afirmó.
Ante los señalamientos de no permitir el cuidado adecuado de Don Teodoro, Catimay manifestó que está dispuesta a que sea atendido por personal especializado, pero rechazó la presencia de "personas desconocidas y sin preparación". Asimismo, negó rotundamente haberlo agredido o amenazado en ningún momento.