El gobernador de Arauca, José Facundo Castillo Cisneros rechazó el asesinato del comerciante del municipio de Fortul, Víctor Daniel González Mejía, al parecer por tres sujetos de nacionalidad venezolana, que adelantaban trabajos de construcción en su propia residencia.

El mandatario dijo que en Arauca no se puede permitir que algunos venezolanos sigan cometiendo crímenes sin que se adelanten acciones que los castiguen y expulsen del territorio araucano.

“Estamos haciendo un llamado a Migración Colombia que venga al departamento porque como gobernador no voy a seguir permitiendo que los venezolanos sigan asesinando a los araucanos y no pase nada, nosotros le estamos brindando todo el apoyo que requieren nuestros hermanos venezolanos, pero no es justo que vengan aquí a cometer acciones como estas”.

Reiteró el llamado a Migración Colombia para que se tomen los correctivos que sean necesarios en el departamento de Arauca y se aumente el número de funcionarios para que se haga un verdadero control y así evitar que se sigan presentando hechos lamentables como el registrado en Fortul, sostuvo el gobernador.

Hizo llegar sus condolencias a la familia de la víctima y anuncio que se adelantará un Consejo de Seguridad con las respectivas autoridades, para analizar la situación de inseguridad que se presenta en el territorio y a su vez lanzar una recompensa que permitan dar con el paradero de vándalos que se encuentren en los municipios araucanos.

Asesinato de joven comerciante

El cuerpo de Víctor Manuel González, de 23 años, fue hallado sepultado bajo una placa de cemento de una habitación y con signos de haber sido asesinado previamente de un golpe contundente en la cabeza.

González decidió construir una vivienda en un sector ubicado en las afueras del pueblo. Encontró que era más barato contratar a dos jóvenes de nacionalidad venezolana, que escasamente superaban los 20 años de edad, y quienes tenían conocimientos de construcción.

Los dos extranjeros se ganaron la confianza de González, quien incluso les arrendó una habitación para que vivieran.

En enero de este año, a los dos albañiles les llegó un pariente, un hombre de unos 40 años, quien también comenzó a trabajar en la construcción.

El lunes en la tarde, González fue en su moto hasta la casa que construía para pagarles el sueldo a los constructores. De ahí en adelante sus familiares no volvieron a saber nada de él.

Ante su desaparición comenzaron a buscarlos por todo el pueblo. El temor era que se lo hubiera llevado la guerrilla. También comenzaron a buscar a los albañiles para saber qué información tenían, pero tampoco aparecieron.

Como sabían que había ido hasta la casa en construcción, fueron allí a buscarlo. Encontraron sus zapatos y, en el baño, las evidentes huellas de que allí lo habían asesinado. Los asesinos intentaron borrar algunas huellas pero quedó demasiada evidencia.

En unos de los cuartos notaron que el piso había sido destrozado y había cemento fresco. Decidieron remover el cemento y, en efecto, allí estaba el cuerpo de Víctor Manuel.

La moto en la que iba, una cadena de oro que tenía, la plata y una pulsera habían desaparecido. También los jóvenes albañiles desaparecieron.