El ingeniero Faber Mosquera, gerente de Fedearroz en Casanare, expresó su preocupación por diversas situaciones que podrían presentarse y afectar a los productores de arroz en 2025. Aunque este año fue positivo en términos de rendimiento y adaptación a los cambios climáticos, el panorama para el próximo año luce complicado debido a factores económicos y estructurales.
Según Mosquera, en 2024 Casanare contribuyó significativamente a la seguridad alimentaria del país, produciendo alrededor del 65% del arroz que consume la población colombiana. Sin embargo, alertó sobre un exceso de inventarios a nivel nacional que ronda las 1.365.000 toneladas de arroz almacenado, lo que podría saturar el mercado hasta mediados del próximo año y mantener los precios bajos.
Actualmente, el precio del arroz ha caído a un promedio de $1.432 por kilo, en comparación con los $1.520 que se alcanzaron durante el primer semestre de este año. Esta situación, sumada al incremento esperado en el costo de insumos agrícolas como fertilizantes y agroquímicos, agravará los costos de producción.
Mosquera también señaló que los aranceles de protección frente a las importaciones de arroz desde Estados Unidos, establecidos en el Tratado de Libre Comercio (TLC), continúan disminuyendo. En enero de 2025, se espera la entrada de cerca de 98.000 toneladas de arroz extranjero, lo que podría agravar la saturación del mercado y perjudicar aún más a los productores locales.
El representante hizo un llamado a los agricultores para regular las áreas sembradas, destacando que el crecimiento desmedido, estimado en unas 25.000 hectáreas anuales, está llevando al límite la capacidad de los molinos y generando excedentes difíciles de manejar. Además, alertó sobre el impacto ambiental de sembrar en tierras no aptas, haciendo énfasis en la necesidad de prácticas agrícolas sostenibles.
Mosquera también resaltó que Casanare se ha convertido en un destino atractivo para agricultores de otras regiones, gracias a sus tierras fértiles. Sin embargo, advirtió que la falta de regulación podría provocar problemas ambientales y económicos si no se maneja con cuidado el uso de las tierras disponibles.
Mosquera insistió en la importancia de la mesura y la planificación para que los agricultores puedan enfrentar los retos de 2025 sin poner en riesgo su patrimonio y el equilibrio ecológico de la región.