El 34% de los hogares en Casanare sufre de inseguridad alimentaria moderada o grave, según un informe presentado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE).
La cifra supera por 9 puntos porcentuales el promedio nacional, que se sitúa en 25.5%. Así lo confirmó Santiago Mazo, nutricionista de la FAO, al advertir que esta situación ha venido en aumento constante desde 2022, cuando el indicador en el departamento era del 28%.
La inseguridad alimentaria moderada implica barreras para acceder a alimentos en cantidad y calidad adecuada, se asocia con el hambre física y la imposibilidad total de acceder a los alimentos. Mazo explicó que, para establecer estos niveles, se utiliza una escala internacional validada en más de 190 países, basada en experiencias reportadas por los hogares, como la preocupación por quedarse sin comida, la disminución en la calidad de la dieta, o la omisión de comidas por falta de recursos.
El informe también detalla que los hogares más afectados en Casanare son aquellos encabezados por mujeres, en condición de pobreza, con menores de cinco años, población migrante o pertenecientes a comunidades indígenas y afrodescendientes. Municipios como Trinidad y Villanueva concentran los niveles más altos de inseguridad alimentaria, a pesar de ser zonas productoras de alimentos, lo que evidencia problemas en la distribución, comercialización y acceso económico a esos productos.
La FAO hizo un llamado a las autoridades locales y departamentales para que adopten políticas públicas robustas y planes territoriales que garanticen el derecho a la alimentación. “No basta con producir alimentos; se necesita asegurar su comercialización local y reducir la pobreza monetaria para que las familias puedan acceder dignamente a lo que necesitan”, concluyó Mazo, quien insistió en que la seguridad alimentaria debe ser una prioridad transversal en la planificación del desarrollo regional.