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Julieta Gómez Bedoya es abogada de la universidad La Gran Colombia de Armenia. Ha sido dos veces alcaldesa de Circasia, su pueblo, una por decreto y la otra por elección popular, en el período 2002-2004.

Hace unos seis años trabaja como asesora del despacho del ministro del Interior, donde se ha ganado la confianza del jefe, que la encargó, desde el 25 de febrero pasado de la gobernación del Casanare, tras la destitución del titular de ese despacho y mientras se resuelve su situación.

¿Se siente a gusto en una región que no es la suya, como gobernadora y que le permite de una manera muy noble, mostrar la cara emprendedora de la mujer quindiana?

Claro que me siento a gusto… entre otras cosas, la política no es que me haya gustado mucho, pero por circunstancias de esta vida, yo creo que son cosas de Dios, me ha puesto como a regir los destinos de otros departamentos, y que tienen problemas. Ya en el Casanare es la tercera vez que vengo como gobernadora encargada. También estuve como gobernadora encargada del departamento del Guainía.

¿Es complicado ejercer el cargo en una región lejana, distinta a la propia?

En la gobernación del Casanare como le digo es la tercera vez. Me ha tocado siempre luchar contra cosas difíciles. Siempre resulta algo y yo digo, vamos para adelante, no podemos desfallecer, pues porque creo que para uno estar lejos de la familia, solo, es complicado y más en un departamento que no es el mío, aunque quiero a Casanare como si fuera mi departamento. Nadie es profeta en su tierra, acá la gente me ha acogido muy bien y más que todo yo digo que es mostrar la rectitud, el ser uno honesto y claro con la gente, eso ayuda mucho. Uno como servidor público casi siempre sale como ladrón, gracias a Dios no es mi caso, además no tengo ningún interés particular, todo lo que me interesa es lo público, que todo salga bien. Estoy próxima a presentar mis papeles para la pensión, tengo 22 años en la administración pública y yo creo que uno venirse a tirar su vida ya para irse a descansar, sería bastante lamentable.

Usted es reconocida en Casanare como una mujer honesta. ¿Cuál es el modelo que la inspira?

Yo siempre tengo presente a mi padre. Su ilusión fue verme como alcaldesa, y antes de morirse pudo verme como alcaldesa, y siempre recuerdo sus palabras cuando voy a firmar un papel “Mija mucho cuidado con lo que firma, primero la honradez” y yo digo que es él quien siempre me ilumina. Y claro, también mis hijas, que son el motor de mi vida para seguir adelante.

¿Le han ofrecido coima?

El hecho de poderle decir a la gente, que ha venido a ofrecerme plata para que les saque contratos, con valentía, que no, es un motivo que me anima a seguir, para poder terminar con la corrupción que yo creo que no debe existir en la administración pública.

Tengo un caso muy especial, en la segunda venida aquí al departamento del Casanare, alguien me ofreció veinte mil millones de pesos para sacar una licitación.

El hecho de que le nombren a uno veinte mil millones de pesos… pues yo creo que a cualquier persona se le mueve el corazón o el alma, a mí no se me movió, lo rechacé tajantemente. Como a los dos años, una de mis hijas en la universidad se encontró con un hijo de la persona que me ofreció la plata y él le preguntó a mi hija de dónde era y ella le dijo que de Armenia, que vivía con la mamá en Bogotá. Cuando le dio mi nombre, el tipo le dijo ‘su mamá, es una… desperdició...’ Mi hija dijo, por eso es que vivo orgullosa de ella, porque sé que es una mujer honesta.

¿Qué dicen sus hijas y su esposo de su trabajo?

Mis hijas todos los días me llaman, mami nos abandonó. Uno se entrega tanto a su trabajo que de verdad se olvida que tiene familia. Y mi esposo César está esperando que yo me pensione para poderme ir para Armenia.

Un mensaje para la gente del Quindío y Circasia

El único consejo que le doy a esta generación y a las mujeres es que se formen como líderes, pero en líderes para el bien de la comunidad. Si uno escoge este camino es para trabajar para la comunidad, no para obtener un beneficio particular. Aprovecho para mandar un saludo a Circasia, municipio que me vio crecer, donde estudie y donde todavía está mi familia.