En su intervención en el Periodo Ordinario de Sesiones de la Comisión de Estupefacientes y la Serie Extraordinaria de Sesiones preparatorias de UNGASS que se llevan a cabo entre el 9 y el 17 de marzo, en Viena (Austria), el Ministro de Justicia, Yesid Reyes, pronunció un crudo discurso sobre lo que llamó “las nuevas realidades” del problema de las drogas.
Recalcó la necesidad de plantear estrategias novedosas de lucha contra el narcotráfico y aceptar que después de cincuenta años es necesario un cambio de enfoque. Colombia, dijo, insiste en que no existan temas vedados en este debate.
En cuanto a esas nuevas realidades, el Ministro Reyes explicó, por ejemplo, que el consumo no solo no ha disminuido como se esperaba, sino que, por el contrario, tiende a subir. En el 2012 entre 162 millones y 324 millones de personas usaron drogas ilícitas, un porcentaje que oscila entre el 3.5% y el 7% de la población mundial.
“También nos referimos a que se está incrementando el uso de anfetaminas. En el 2013 se reportaron 348 nuevas sustancias psicoactivas y se calcula que en 2014 el número de usuarios alcanzó la preocupante cifra de 28 millones de personas. Es decir, no solo no estamos acabando con el inventario de drogas sino que, por el contrario, todos los días aparecen nuevas y muchas veces más peligrosas”, agregó.
El jefe de la cartera de justicia agregó que, mientras tanto, las cárceles colombianas están repletas de personas por delitos relacionados con drogas, “como producto de una política tercamente centrada en una visión punitivista”.
Ante las 53 delegaciones del mundo, el Ministro Yesid Reyes sostuvo que para el Gobierno colombiano el ser humano tiene que estar en el centro de la política de drogas.
“Un enfoque en el que tengamos distintos tratamientos para diversos tipos de drogas y diferenciado para cada uno de los eslabones que componen la cadena del narcotráfico; insistimos en continuar mejorando el enfoque de salud pública”, expuso.
Uno de los puntos en los que el Ministro hizo mayor énfasis durante su exposición se centró en el desarrollo alternativo con una perspectiva social, como instrumento para trasformar integralmente las vulnerabilidades de los territorios en los que hay presencia de cultivos ilícitos.
“Tenemos la autoridad moral para pedir la revisión de las políticas en materia de drogas. Colombia ha demostrado tener un éxito relativo en la lucha contra este fenómeno a un costo muy alto. Pese a ello, no hemos conseguido acabar con un problema que ha mostrado una gran capacidad de adaptación a las formas en que lo hemos venido abordando”, concluyó.