Los resultados históricos de producción, unidos al compromiso con la sostenibilidad y el fortalecimiento del mercado, demuestran el impacto del sector palmero en la economía colombiana, renglón que se ha mantenido en las últimas tres décadas gracias a una demanda mundial creciente y una institucionalidad sólida con instrumentos parafiscales eficaces y transparentes al servicio de todos los palmicultores del país.
Al respecto, el presidente ejecutivo de la Federación Nacional de Cultivadores de Palma de Aceite (Fedepalma), Nicolás Pérez Marulanda, quien instaló el quincuagésimo segundo Congreso del gremio, señaló que la palmicultura colombiana sigue consolidándose como una agroindustria sostenible y transformadora de vidas.
Como parte de este trabajo para el desarrollo del sector, Pérez destacó la importancia de que la Federación esté cerca de los palmicultores y promueva espacios para escucharlos directamente. Es así como el año pasado se realizaron nueve diálogos en las cuatro zonas palmeras, alcanzando una participación del 20% del total de palmeros del país.
En estos espacios, puntualizó el directivo, se identificaron tres grandes preocupaciones que afectan al sector y que requieren atención para un correcto desempeño.
La primera de estas preocupaciones es la comercialización ilegal, toda vez que el mal uso de la figura de ordenantes de maquila ha generado una deuda de 10.000 millones de pesos al Fondo de Estabilización de Precios (FEP) y está debilitando el modelo de núcleos palmeros, basado en una relación fuerte entre plantas extractoras y palmicultores.
Otra de las problemáticas es la inseguridad en zonas palmeras, ya que dos terceras partes de los agremiados se han visto afectados por conductas delincuenciales durante el último año. La seguridad jurídica también se ha deteriorado, trayendo consigo incertidumbre e inestabilidad.
Por último, Pérez sostuvo que preocupa la disponibilidad de mano de obra. Al respecto, la transición demográfica acelerada genera disminución en la fuerza laboral por lo que se debe fortalecer el relevo generacional, la mecanización y optimización del talento humano y el fortalecimiento en la relación con la comunidad.
De otra parte, el ejecutivo resaltó que el 30% de la producción y área está certificado bajo algún estándar de sostenibilidad. Destacó que en un año de implementación APSColombia ya presenta resultados concretos, logrando 310 palmicultores certificados, de los cuales 70% corresponde a productores de pequeña escala.
Igualmente, Pérez mencionó que la exigencia de la debida diligencia por verificar el cumplimiento de la normativa nacional abre una gran oportunidad para el posicionamiento de APSColombian a nivel internacional.
Sector visionario
Pérez destacó que el sector se encuentra revisando tendencias y preparándose para el futuro. En este sentido, resaltó la priorización de esta agroindustria al entendimiento de los efectos del cambio climático y el trabajo adelantado para explorar nuevas oportunidades de mercados como biocombustibles avanzados, alimentación animal y la apuesta por la diferenciación del aceite de palma alto oleico.
De cara al desarrollo del sector, una de las apuestas más grandes del gremio para este año es la renovación de los contratos de administración de los fondos parafiscales. Al respecto, Pérez precisó que la Federación ha sido auditada regularmente por la Contraloría General de la Nación y siempre ha contado con informes que reconocen el manejo transparente y eficiente de los recursos parafiscales. Así mismo, destacó que esa es la carta de presentación más importante en el marco de este proceso.
El ejecutivo manifestó estar listos para renovar el contrato antes del vencimiento el próximo mes de noviembre.
Por último, Pérez Marulanda cerró con un mensaje de unión para superar los desafíos y aprovechar las oportunidades que tiene esta agroindustria: “Sigamos trabajando juntos y continuemos fortaleciendo este sector para asegurar que la palmicultura colombiana no solo sea sostenible, sino también un modelo a seguir a nivel global”.